Conecta con nosotros

Slider Principal

Se me hacen pocos… Y mal organizados. Por Víctor Orozco

Published

on

Los organizadores de las marchas a favor de la familia «natural», afirman que juntaron a un millón y cuarto de mexicanos condenando el matrimonio igualitario y oponiéndose a la educación sexual en las escuelas.

Por: Víctor Orozco

Otros dicen que el número es bastante exagerado y que apenas fueron cuatrocientos mil en todo el país, según informes de los periódicos locales. Deseo creer a la primera versión.

Somos un país de 120 millones de habitantes, de los cuales alrededor de 80% se asumen como católicos, o al menos así lo informan en los censos los jefes de familia, la madre, el padre, los abuelos. Un 12 % profesaría otros cultos, del resto se sabe que cerca de un 5% se dijo ateo o sin religión. Hasta allí. Hay un margen de entre 3 y 5% que no conseguí llenar, no obstante la consulta de diversas fuentes. Si consideramos el gigantesco aparato a disposición de la jerarquía católica, promotora central de las manifestaciones, compuesto por cerca de siete mil parroquias y otros tantos centros pastorales, alrededor de diez y siete mil curas y casi treinta mil monjas, (a partir de datos ofrecidos por el INEGI en 2012), sumados a los cientos de organizadores vinculados a la iglesia, el resultado es bastante magro. En términos relativos, son pocos pues, los manifestantes.
¿Y por qué no marchan los millones de católicos?. La respuesta es sencilla: la mayoría de ellos no acude porque no están de acuerdo con las directrices y las políticas de sus pastores que pretenden discriminar a los homosexuales regresándolos al closet o manteniéndolos en el mismo. O bien, que no desean ignorantes a sus niños en conocimientos elementales sobre el sexo de las personas.
Algunos dirigentes políticos y pastores, suponen que pueden poner al enorme «rebaño», tras de sí. No sucede de esta manera. Nunca ha pasado. Hubo una época, hasta antes de 1861, que la iglesia católica monopolizaba la educación, influía decisivamente en el ejército, poseía el 40% de la propiedad territorial y por tanto, comandaba una formidable coalición de fuerzas sociales y militares reacias al cambio. Se opuso a la libertad religiosa, al matrimonio civil, al divorcio, a la secularización de los cementerios, a la enseñanza libre, a la fragmentación de los latifundios eclesiásticos, al pago de impuestos, a la igualdad jurídica. Y lo hizo empeñando en ello todo su poderío, provocando incluso guerras sangrientas. El Papa y los obispos excomulgaron a quienes se casaran ante los jueces del registro civil, a quienes adquirieran fincas de propiedad eclesiástica, a quienes pretendieran eliminar los fueros y privilegios de sacerdotes y militares, a los funcionarios que juraran cumplir con las leyes civiles.
No obstante, perdieron la guerra y la apuesta histórica. México enfiló su rumbo hacia una república laica, de libertades públicas, separó a la iglesia del Estado y declaró que todo mundo tenía el derecho de creer o no creer en dogmas religiosos. Y, este gigantesco paso hacia la convivencia civilizada, hacia la libertad, lo dieron, lo impulsaron o lo aceptaron…los católicos, puesto que hace siglo y medio, salvo unos cuantos, todos lo eran. En un extenso arco de tiempo, independientemente de coyunturas nacionales que pueden durar décadas, los fundamentalistas han perdido porque sus argumentos cada vez se tornan más débiles. Los de hoy, hacen agua por todos lados, se pueden rebatir desde cualquier ángulo que se escoja: el homosexualismo no es una enfermedad y es tan antiguo como el heterosexualismo, no existe tal cosa como la «familia natural», las parejas del mismo sexo han existido desde siempre, hombres y mujeres solteros han adoptado infantes (Juan Gabriel dixit), los homosexuales, en su inmensa mayoría, provienen de parejas heterosexuales, etc. En la escuela, según el nivel de comprensión para cada edad, el educando debe recibir información completa, sin ocultamientos. Si al niño nada se le dice de las relaciones sexuales, de las anatomías femenina y masculina, de que existen distintas preferencias sexuales o peor aún, si se le infunden prejuicios y desprecios por lo diferente, crecerá lleno de telarañas en su cerebro, con odios e intolerancias. Las movilizaciones actuales, que la porción más numerosa del clero promueve contra el derecho de las personas a contraer matrimonio con personas del mismo sexo y contra la enseñanza de conocimientos sobre la sexualidad en las escuelas, a corto plazo, no tienen posibilidades de triunfo. Antes, fracasaron siempre quienes pretendieron marginar o limitar derechos a otras minorías o incluso a mayorías como el caso de las mujeres. Por eso agrego al título de pocos, el de mal armados. Su arsenal ideológico y teórico es endeble y muy pobre. Puede imponerse por un tiempo sólo allí donde prevalecen gobiernos autoritarios y oportunistas, aliados con las iglesias organizadas, como Rusia o Nicaragua. De ninguna manera donde se respeta un mínimo haz de relaciones democráticas.
Esto lo saben quienes han estudiado algo de historia. Y, desde luego los inspiradores o directores intelectuales. Pero, entonces ¿De verdad piensan que ganarán la batalla?. No ésta, pero sí otras. Amenazando, comprando, aprovechando coyunturas y apuros electorales de partidos políticos, estos poderes fácticos encabezados por el clero político ganan terreno y logran torcer el laicismo del estado y de las instituciones públicas. La ley, deja entonces de ser universal para abrazar dogmas. Las ceremonias cívicas se tornan en religiosas. ¿Cuántos gobernadores mercachifles llevamos en esta década que hipócritamente han «consagrado» sus estados al Sagrado Corazón de Jesús?. ¿Y cuántos presidentes municipales abusones se han soltado dando vivas a Cristo Rey, a la Virgen de Guadalupe, al Papa, etc, el 15 de septiembre?.
La defensa del estado laico, por la separación entre la iglesia y el estado, entre la religión y la política, son causas que nos atañen a todos. Creyentes y no creyentes. Sobre todo a estos últimos, si no quieren ver a su fe y a sus creencias en el mercado de cambio entre políticos corruptos y jerarcas del clero.
El tema de fondo en esta disputa político ideológica, no es, aunque lo aparente, el de los matrimonios igualitarios o de la educación sexual en las escuelas públicas. Lo que se discute es si el Estado mexicano y en su conjunto las instituciones públicas son capaces de mantener la separación con las iglesias y si permiten que los dogmas religiosos se eleven por encima de la ley o se incluyan en la misma. Cedida esta fortaleza de las libertades ciudadanas, se debilitan todas las demás. Pronto tendremos de vuelta a la censura, a las trabas para la investigación científica, al dominio de clérigos y pastores con su ignorancia y sus extremas limitaciones, la persecución de mujeres que abortan, la condena de candidatos a puestos públicos no gratos a las iglesias, la desviación de enormes recursos del erario para sostenerlas y su principal aspiración: la educación religiosa en las escuelas oficiales. En fin todo lo que caracteriza a un estado confesional.
Por ello, es hora de edificar una gran alianza política por el Estado laico. En ella deben tener cabida, todos quienes compartan el ideario del liberalismo político y las pautas de una sociedad abierta. De todos los partidos, tendencias y credos religiosos. Es el momento de construirla.

México

¿Cuánto ganan en promedio los docentes mexicanos al mes?

Published

on

By

En México, un maestro de preescolar tiene en promedio un salario de 6 mil 910 pesos; en primaria de 7 mil 460 pesos; y en secundaria de 7 mil 330 pesos mensuales. En todos los casos, las maestras, aunque son mayoría en el sector, ganan menos, según información de la Secretaria de Economía procesada por Mexicanos Primero.

El organismo civil que encabeza Patricia Vázquez del Mercado indica que de acuerdo con un análisis del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2024, el gasto para formación continua es equivalente a 96 pesos anuales por docente.

«Con un presupuesto mínimo destinado a la formación continua de docentes, es urgente priorizar la profesionalización y garantizar condiciones óptimas para el desarrollo profesional de las maestras y los maestros. En este sentido, hacemos un llamado a las candidaturas a priorizar el desarrollo de una docencia de excelencia como un elemento fundamental en la agenda educativa nacional», destacó.

La Coalición Latinoamericana por la Excelencia Docente, durante la celebración de su quinto aniversario en México, precisó que en el mundo, mientras que los países más ricos invierten 8 mil 500 dólares al año por estudiante, los más pobres apenas destinan 50, en promedio un dólar a la semana para garantizar el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes.

En la segunda reunión en México que contó con la participación de expertos de diversos países de la región, se destacó que los países de Latinoamérica y el Caribe ocupan una posición intermedia en la distribución mundial de la inversión educativa, pero en la cantidad de recursos asignados a cada estudiante, los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) invierten casi seis veces más que los países de países de América y el Caribe.

De acuerdo con los análisis sobre la atención que merece la docencia y el aprendizaje de estudiantes se destacó que tres de cada 4 alumnos en la región tienen bajo desempeño en matemáticas y más de la mitad no tiene habilidades en lectura, es decir, no pueden comprender un texto simple.

Para superar esta situación, aseguraron las y los expertos participantes en la Coalición Latinoamericana, es necesario contar con centros educativos que tengan entornos eficaces de aprendizaje, seguros y saludables y docentes con mejores condiciones de trabajo, una remuneración atractiva y justa, experiencia profesional satisfactoria y reconocimiento social a la importancia de su labor, porque la calidad de la educación depende, principalmente, de la capacidad educativa de sus maestras y maestros.

Destacaron que es necesario solucionar la valoración social del trabajo docente, la insuficiente inversión para su formación inicial y continua, el liderazgo escolar y la mejora de las condiciones laborales que favorezcan la profesionalización del magisterio para elevar la calidad educativa.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto