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Policiaca

Se salva de ser linchado y 2 meses después vuelve a robar

Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) detuvieron ayer a cuatro sujetos todos integrantes de una banda de ladrones de casas, todos dijeron que eran menores de edad. De acuerdo con los reportes de la policía, este grupo se dedica a atracar casas de forma violenta.

Los delincuentes encañonan a sus víctimas, las golpean y las amarran para luego llevarse lo que pueden. Los ligan con al menos tres atracos en las últimas semanas.

Hace casi dos meses (el 5 de agosto) uno de estos sujetos fue descubierto robando una casa en la colonia Juan Escutia en Iztapalapa, agredió al propietario, robó 5 mil pesos en efectivo, un IPad y un reloj, los vecinos lo atraparon y le dieron una golpiza.

“Tranquilo jefe, tranquilo padre…Ya estuvo padre”, decía mientras le llovían patadas y puñetazos en el rostro ensangrentado; ese día, la policía capitalina lo salvó y lo detuvo.

Mientras lo apaleaban dijo que se llamaba Marlon Brandon P. Ya detenido aseguró ser Jordan P y ayer cuando fue detenido volvió a cambiar su nombre, dijo ser Jonathan P, según él tiene 17 años.

Los agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) se lo llevaron y según se informó, fue puesto a disposición de la Fiscalía de Justicia de la Ciudad (FGJCDMX), pero ayer fue otra vez encontrado robando con otros tres sujetos, ahora en la colonia José María Morelos y Pavón, en Iztapalapa.

Marlon, Jordan o Jonathan aceptó que ya lo habían detenido anteriormente en dos ocasiones por otros delitos.

Junto con él fueron arrestados Fernando E, José Juan M y Jorge Abraham C. Todos fueron puestos a disposición del Ministerio Público de la Fiscalía especializada en adolescentes en conflicto con la ley.

Fuente: Excelsior

Chihuahua

Terror en la carretera Chihuahua-Ojinaga: hallan cuerpo desmembrado, calcinado y con armamento de alto poder

La violencia volvió a dejar su firma con sangre en una de las rutas más transitadas del estado. La mañana de este miércoles, autoridades fueron alertadas por la presencia de restos humanos en la carretera Chihuahua-Ojinaga, a la altura de un tramo despoblado. Aunque el reporte inicial hablaba de dos cuerpos, elementos de la Policía Estatal confirmaron que se trataba de un solo cadáver, desmembrado y calcinado.

El hallazgo fue aún más inquietante por los objetos encontrados junto a los restos. En el sitio yacían una cabeza humana, dos brazos cercenados, dos fusiles de asalto, tres cargadores, un chaleco porta placas color negro y dos identificaciones oficiales a nombre de Gerardo V. V., con domicilio en Villa Vicente Guerrero, Durango. Las piezas humanas estaban esparcidas sobre el pavimento y zonas aledañas, en lo que se presume fue una ejecución con mensaje entre grupos criminales.

La escena fue asegurada por agentes estatales, mientras que minutos después arribaron elementos de la Fiscalía General del Estado y personal de la Guardia Nacional, quienes desplegaron un operativo de resguardo del área e iniciaron las primeras diligencias. Hasta el momento, no se ha confirmado oficialmente la identidad de la víctima ni el móvil del crimen.

La brutalidad del caso, sumada a la presencia de armamento militar, refuerza las líneas de investigación relacionadas con el crimen organizado. Las autoridades no descartan que la víctima haya pertenecido a alguna célula delictiva y que su ejecución esté vinculada con ajustes de cuentas o disputas territoriales entre cárteles que operan en la región.

Este hecho se suma a una cadena de actos violentos registrados en el estado durante las últimas semanas, encendiendo nuevamente las alarmas sobre la inseguridad en zonas carreteras y la capacidad de respuesta institucional. Las autoridades han pedido colaboración ciudadana para recabar información que permita dar con los responsables, aunque reconocen que el nivel de violencia exhibido en este caso habla de una estructura criminal con acceso a logística, armamento y recursos.

El cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense para su análisis e identificación definitiva, mientras la Fiscalía mantiene abiertas varias líneas de investigación. Entretanto, la carretera Chihuahua-Ojinaga, vital para el comercio y la movilidad regional, se convierte en un nuevo escenario del terror con una advertencia implícita para quienes disputan el control de la zona.

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