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Senado aprueba la Ley Federal de Revocación de Mandato; modifica pregunta de consulta

El Senado de la República aprobó en lo general y lo particular con modificaciones la Ley Federal de Revocación de Mandato, reglamentaria de la fracción IX del artículo 35 de la Constitución y que permitirá la realización de la consulta respectiva en marzo de 2022, de acuerdo con las previsiones del Instituto Nacional Electoral (INE).

Tras reanudarse la sesión la medianoche de este viernes, y luego de un receso de ocho horas en la que el coordinador de los senadores morenistas Ricardo Monreal Ávila buscó acuerdos con la oposición sobre la redacción de la pregunta, la ley fue avalada en lo general con 101 votos a favor y dos en contra, de los senadores Emilio Álvarez y Gustavo Madero.

Se incluyó una adenda al proyecto, que modificó 29 artículos del dictamen original y los cinco artículos transitorios. Ahora pasará a la Cámara de Diputados para su discusión y, en su caso, aprobación.

La pregunta que se someterá a consulta será: “¿Estás de acuerdo en que a (nombre) presidente/a de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”.

Además, se incluirán en la boleta estas dos alternativas: Que se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o Que siga en la Presidencia de la República.

Anteriormente, la pregunta planteada era: “¿Estás de acuerdo en que (nombre) Presidente/a de los Estados Unidos Mexicanos, continúe ejerciendo el cargo hasta que concluya su mandato?”, lo que provocó la inconformidad de la oposición.

Poco más tarde, pasadas las 2 de la mañana, se aprobó con 98 votos a favor y dos abstenciones el artículo reservado, por lo que la legislación quedó aprobada en lo general y en lo particular.

El senador Ricardo Monreal retiró la reserva al artículo 33 que planteaba que el presidente podía opinar en la revocación de mandato en defensa de su gobierno, sin veda, lo que hubiera implicado su judicialización, como lo había anunciado la oposición, que planteaba llevarla a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en dicho caso.

La citada reserva decía: “Sin perjuicio de lo establecido en el artículo 134 de la Constitución, el titular del Ejecutivo Federal tendrá el derecho de opinar e informar acerca de la continuidad en su cargo”.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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