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Opinión

Sin es-Cassez de opiniones por Héctor Ituarte

Esta mañana despertamos a la luz de una nueva realidad en México:

El reduccionismo se erige como la forma privilegiada para comprender el mundo en que vivimos.

Sobra decir que estás letras no son componentes de un artículo científico, jurídico y mucho menos un vano intento editorial, que tenga por meta igualar a los que numerosos expertos y villamelones del área (inexpertos, pero poseedores de tremendas dotes cómicas e histriónicas) han ya producido.

Es innegable que su origen se puede trazar a las múltiples opiniones plenas de erudición que han surgido a razón de la puesta en libertad de Florence Cassez, aunque el fin que aquí se persigue no es el de impartir cátedra sobre la labor del Tribunal Constitucional de nuestro país. Eso, estimo únicamente adecuado para los propios Ministros y creo que quedará clarísimo si se escucha con atención a la Ministra Olga Sánchez Cordero, quien no sucumbe ni por segundos al tono incendiario de Yuriria Sierra en su entrevista

de ayer por la tarde.

Artífice del proyecto ayer aceptado por los jueces constitucionales quienes a su decir “no se rigen por la opinión mayoritaria del público ni de la sociedad”, haciendo gala de la sapiencia y experiencia que sólo alguien en su encargo posee, nos brinda la certeza de que la protección de los derechos fundamentales y la estricta interpretación de la Carta Magna es la única agenda y razón en la que se apoyó su labor y ulteriormente la decisión de la Corte.

Tal como un servidor ha expresado en lo particular, jamás se pronunciaron los Ministros sobre la posible culpabilidad de la imputada —empero defendieron entre otras cosas, la presunción de inocencia que todos gozamos— y generando con ello un ejemplo de interpretación del texto constitucional del que derivan los principios aplicados, mismos que podemos encontrar en las leyes y codificaciones que de éste derivan.

Sin embargo, fácil ha resultado para la mayoría opinar y decantarse en cierto o cuál sentido. Se ha puesto pues la toga la nación entera, para volcar en plataformas sociales su personal postura, aunque ésta parezca la repetición desvirtuada de un grito que vago resuena en la caverna de nuestra ignorancia jurídica.

Vuelvo entonces a mi inicial argumento: “El reduccionismo se erige como la forma privilegiada para comprender el mundo en que vivimos.” Me explico.

Hoy resulta que la liberación de la infame Cassez, obedece a [SIC] “… su pinche nuevo PRI”, según el novel comentarista social @chumeltorres. A la luz de lo vertido por @GustavoMadero, [SIC] “El caso Cassez logra 2 cosas: 1: liberar a una mujer q sus víctimas identificaron como culpable y 2 distraer sobre MONEX y el rebase del PRI”.

Como se aprecia a simple vista, en una suerte de Deus ex machina, aparece un partido político para poder justificar “simple y llanamente” lo que profundas y complicadas razones han originado, que sin embargo estos personajes perciben como parte de la trama de la ‘tragicomedia griega’, con la que equiparan la seriedad de la vida política y jurídica nacional.

He aquí, amable y paciente lector, donde residen mis más graves temores y me surge la inquietante interrogante:

¿Quién le maneja el teleprompter a nuestra opinión?

Desafortunadamente para muchos, el cotidiano guión se lo escribe “la alternativa”, “la opción”, los “desvinculados del establecimiento”. Resultan replicadas estas muy libres (y constitucionalmente protegidas) opiniones, por quienes permutan veracidad y rigor científico, por posturas inflamadas de sesgo personal con carácter colectivo.

Así pues, reducto a chiste o golpeteo político queda este serio tema, que será objeto de concienzudo análisis por los auténticos especialistas en materia de Amparo y servirá para los tinterillos en ciernes como interesante material de estudio en las aulas. Será tal vez, capote para el abogado y material de referencia en los despachos no sólo del país, sino del mundo; mientras que los analistas de pasillo dejarán de lado el tremendo precedente que en materia constitucional se gestó el día de ayer, merced del compromiso con la verdad de nuestros Ministros, quienes demostraron a la justicia no como caleidoscopio, sino como una ventana transparente a la virtud. Una que en ocasiones como ésta nos puede mostrar nuestra cara más amarga y nuestras incapacidades.

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Opinión

¿No está solo? No… Está perfectamente rodeado. Por Lic. Jacques A. Jacquez

Gritar “¡no está solo!” se ha vuelto el conjuro preferido de Morena para blindar a cualquiera de los suyos señalado por corrupción, abuso de poder o desvíos. Pero en el caso del tabasqueño Adán Augusto López, el coro suena más a autoengaño que a respaldo.

Porque, ¿quién lo acusa? ¿La oposición? No. Quienes hoy investigan y señalan al exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez -pieza del pasado gobierno tabasqueño, morenista y obradorista- no son enemigos externos. Son sus propios compañeros de movimiento.

El gobernador Javier May, emanado de la 4T, y el actual secretario general de Gobierno -nada menos que el hermano del expresidente López Obrador- han hecho públicas sus sospechas. Este último incluso soltó sin rodeos: “ya está saliendo a flote la podredumbre”. Palabras mayores, viniendo desde dentro.

Entonces, ¿a quién va dirigido ese “no está solo”? ¿Contra quién se defienden? ¿Del mismo gobierno que ayudaron a construir? ¿Del partido que fundaron? Hay algo profundamente contradictorio -rayando en lo esquizofrénico- en blindar a alguien frente a acusaciones que vienen del propio bando.

Lo que presenciamos es un canibalismo político que devora a quienes alguna vez afirmaron “no somos iguales” y que recuerda al PRD en sus últimos días. Morena, que se vendió como regeneración, hoy se consume a sí misma con una velocidad inédita. Ya no necesita enemigos: se despedaza desde adentro.

Así que no, no está solo. Está perfectamente acompañado… por quienes hoy le pasan la factura.

Y Adán Augusto no es el único. La lupa también está sobre otros morenistas que no forman parte del grupo cercano a Claudia Sheinbaum. En esta nueva etapa de la 4T, las diferencias internas no solo se notan: se castigan.

Porque no, tampoco están solos quienes pasean por Tokio, Lisboa o Madrid. Como bien advierte Salvador García Soto, hay un “ojo rubio” que los sigue. Y no es metáfora: se trata del ojo de Marco Rubio y del aparato de inteligencia del gobierno de EE. UU., que parece tener en la mira a varios miembros de la cúpula morenista. No son turistas quienes los exhiben, sino lentes profesionales que captan diputados, secretarios y familiares presidenciales en sus rutas de lujo. Monreal, Mario Delgado, Andy López. Todos espiados, todos expuestos.

Y todos -dato clave- fuera del círculo íntimo de la presidenta. Ninguno de ellos pertenece a su equipo político. Todos, en cambio, forman parte del lopezobradorismo duro que aún disputa el control del movimiento. ¿Coincidencia?

Tampoco está solo Adán Augusto, cuya operación con la Barredora genera más sospechas que consensos. A él también lo siguen, también lo exhiben. Y en el trasfondo de esa vigilancia, no solo aparece un ojo extranjero… también uno muy local. Porque además del ojo rubio, muchos ven en Omar García Harfuch -hoy pieza clave del círculo presidencial- al ejecutor silencioso de una vigilancia interna disfrazada de disciplina política.

Así que no, no están solos. Pero no están protegidos. Están perfectamente rodeados… por los que hoy gobiernan y ya decidieron quién sí y quién no cabe en la nueva era de la 4T.

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