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Opinión

Sobrerepresentación. Derrota democrática. Por Caleb Ordóñez Talavera

La sobrerrepresentación en el Congreso mexicano, que beneficia desproporcionadamente a las coaliciones, es vista como una contradicción de los principios democráticos.

Pero a pesar de las críticas, los partidos que en el pasado denunciaron esta práctica ahora la defienden cuando les favorece.

Esta dinámica revela una hipocresía política y debilita la representación justa en el Congreso, afectando la legitimidad del sistema electoral. Es necesario revisar el marco legal para corregir estas distorsiones y asegurar que el Congreso refleje de manera fiel la voluntad popular.

Estás trampas que han hecho todos los partidos políticos grandes, como lo fueron el PAN o PRI en su momento, fueron creadas en la reforma de 1996 y hasta ahora no se había pegado el grito en el cielo, como ahora ellos lo hacen.

La reciente ratificación del Tribunal Electoral sobre la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados ha vuelto a poner en evidencia los problemas del sistema electoral mexicano.

A pesar de los esfuerzos por limitar la sobrerrepresentación, las coaliciones continúan utilizando estrategias que les permiten eludir estos límites, logrando una representación desproporcionada en el Congreso. Este fenómeno, que favorece a las coaliciones mayoritarias y perjudica a las minorías, amenaza la equidad en la representación política.

La falta de acción del Tribunal para implementar medidas correctivas sugiere una preocupante erosión de los mecanismos de control que deberían asegurar una representación justa.

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Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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