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Solo quiero estudiar y ayudar a mi familia: niña Steve Jobs

Paloma Noyola se prepara para participar el 28 y 29 de octubre en el Campeonato Nacional de Calculo Mental que se realizará en la capital del país, por lo que toma clases extra.

Matamoros   • Mientras que el mundo celebra la aparición de Paloma Marlene Noyola, la niña matamorence de 12 años en la portada de la revista Wared en donde se le calificó como la próxima Steve Jobs, ella a su corta edad, aseguró de manera tímida que loúnico que quiere es estudiar para sacar adelante a su familia, la cual enfrenta serios problemas económicos.

Sentada al costado de la cama baja de la litera de su recamara en donde hay decenas de cajas vacías de zapatos, muebles apretujados y un libro de la biografía de Steve Jobs, Paloma, mencionó que ella sabía poco del fundador de Apple, -solo lo que se mencionaba en la internet- y que fue gracias a los reporteros de Wared que conoció más del creador del sistema iOS.

Incluso fueron ellos –los reporteros de esta revista- quienes le regalaron el libro, del cual dijo… ha leído poco, pero las pocas páginas de su biografía lo señalan como una persona que sufrió muchas carencias como ellas las está viviendo, pero desconoce qué pensar de que se le compare con Jobs.

Con la mirada hacia el suelo, las manos entre tomadas, vistiendo un sweter en rosa y su informe de primer grado de la Secundaria Técnica Numero 4, expresó… “no sé qué voy a estudiar ni que seré de grande, quiero sacar adelante a mi mamá y hermanas y por eso le echo ganas al estudio”.

De pocas palabras, -las cuales expresa en un tono de voz por demás bajo debido a su timidez propia de su edad-, la niña Jobs, como ya es conocida en Matamoros, aseguró que le gusta le escuela, que a pesar de ver la televisión en el entorno familiar, prefiere estudiar, sobre todo las matemáticas.

Dijo gustarle la escuela, solo que ahora tiene que levantarse todos los días de lunes a sábado a las cinco de la mañana, para viajar una hora en transporte público para acudir a la secundaria, a la cual ingresó en el pasado mes de agosto, “antes me quedaba más cerca la primaria a donde iba, porque estaba cerca de mi casa, pero ahora tengo que viajar hasta la colonia Euzkadi para ir a estudiar”.

Ella vive en la colonia Servando Canales, un sector al sur de Matamoros, pegadito al aeropuerto internacional de esta frontera en donde la mayoría de sus vecinos, son pepenadores y uno de los sectores con mayor marginación social, ya que ahí no hay baño, ya que usan letrinas por la falta de drenaje, no hay calle, solo caliche aplanado y en donde el ruido de los aviones que despegan y aterrizan se conjuga con el olor de los cerdos que deambulan libremente entre el lodazal.

La familia de Paloma, vive con su mamá y una de sus ocho hermanas, pero en la mayoría del día convive con sus sobrinitos que corren por doquier… Es una casa de material en color rojo y techo de lámina, a la entrada hay una mesa de madera y pocas sillas, algunas de plástico y otras de madera y frente a la entrada un sillón cubierto de una sabana.

Dentro del terreno en donde vive la familia de Paloma, hay otras casas de madera que ocupan otras personas ajenas a ellos, ahí en el patio de tierra, Paloma, respondió bajo el sol y el fuerte viento que provocaba tolvaneras, las preguntas de decenas de reporteros que se aceraron a preguntar su opinión sobre la aparición en esta revista especializada.

Ya cansada y hasta con signos de fastidio, la pre adolescente, dio a conocer que se está preparando para participar el 28 y 29 de octubre en el Campeonato Nacional de Calculo Mental que se realizará en la Ciudad de México, para lo cual, toma clases extra.
“Me gustan mucho las matemáticas, no se me hace cansado estudiar, prefiero prepararme que salir a jugar o perder el tiempo con otras cosas”.

Y a pesar que en su recamara esta el libro de la biografía de Steve Jobs, aclaró que ha leído poco del texto, pero que no puede compararse con nadie, porque ella tiene otra forma de pensar y hacer las cosas y lo único que quiere es seguir estudiando para ayudar económicamente a su familia y darle un homenaje a su papá Miguel Noyola quien falleciera unos meses antes de que Paloma ganará el primer lugar de la Prueba Enlace del año pasado.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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