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Revista

Sufre ataque cardíaco Cecilia Romo tras 90 días con COVID-19

La actriz Cecilia Romo se encuentra nuevamente muy delicada de salud, después de salir del hospital, tras 90 días internada porque padeció COVID-19 , y luego de que las alarmas se dispararan ayer debido a que su ritmo cardíaco bajo causó una gran preocupación a su familia, esta tarde de nuevo tuvo que ser llevada a urgencias. A través de un video, su hija Claudia Romo Edelman informó que tuvo que llevar de emergencia a la actriz de Cadenas de Amargura de nuevo al hospital: ‘Estoy en Médica Sur, en emergencias, mi mamá está teniendo un paro cardíaco, por favor, oren conmigo, Ceci Romo se quiere agarrar a la vida y necesito a todo México orando, por favor ayúdenme’.

Hace unos momentos, la relacionista público de Romo Edelman , Eduvijes González , confirmó a Quién , vía WhatsApp que afortunadamente: ‘ Cecilia Romo está estable’, por lo que su hija y su familia están más tranquilos, aunque pendientes de que el parte médico se mantenga igual. Ayer Claudiainformó, también a través de un video, que después del gusto que le dio a toda su familia, el hecho de que Cecilia siguiera siendo una guerrera y que hubiera podido regresar a casa, se había visto opacado porque sus signos vitales habían caído drásticamente. Pidió Romo Edelman , al tiempo que hizo una reflexión con la voz entrecortada: ‘Pensé en todas las personas que no han tenido la suerte que tuve yo hoy (ayer), de abrazar a mi mamá, pensé que se me iba, que me estaba despidiendo de ella cuando le hablaba y no podía abrir los ojos’.

Por muy duro que fue ese momento, Claudia aceptó que está más que agradecida: “De cualquier manera podía estar con ella y eso es una suerte, en cuanto Ceci despertó, ya está mejor, más estable, dijo: ‘¡Vamos adelante!’. Sigue enseñándonos que no bajamos los brazos”. A pesar de la crisis de ayer y la que están atravesando en este momento, Romo Edelman está segura de que la fe será más poderosa: ‘Es mejor la oportunidad de sabernos vulnerables y pedir ayuda, como lo estoy haciendo ahora, a nombre de toda mi familia que sabe que la vida esta en un hilo para todavía. ‘Apóyenos con una oración, piensen en Ceci Romo , en el cuerpo médico que está alrededor de ella, tratando de salvar su vida cada momento. Las bendiciones y los pensamientos de todos nosotros para esas personas que no han tenido la suerte de, como yo, poder abrazar a las personas que quieren por esta pandemia”, finalizó Claudia .

Revista

Demasiado pronto para un smartphone: advierten sobre graves efectos en la salud mental de menores de 13 años

Un estudio global reciente ha encendido las alarmas sobre el impacto negativo de los smartphones en la salud mental de niños menores de 13 años. La investigación, publicada en el Journal of the Human Development and Capabilities, analizó respuestas autodeclaradas de casi 2 millones de personas en 163 países y encontró que cuanto antes un menor accede a un teléfono inteligente, más probabilidades hay de que experimente efectos perjudiciales.

Entre los hallazgos más preocupantes están el aumento de pensamientos suicidas, dificultades en la regulación emocional, baja autoestima y desconexión con la realidad. Los efectos fueron especialmente marcados en niñas.

“El uso temprano del smartphone suele implicar acceso prematuro a redes sociales, lo que a su vez puede desencadenar acoso digital, alteraciones del sueño y deterioro de las relaciones familiares”, explicó Tara Thiagarajan, autora principal del estudio y fundadora de la organización sin fines de lucro Sapien Labs, encargada del levantamiento de datos.

Un llamado urgente a la acción global

La contundencia de los resultados llevó a los investigadores a proponer restricciones internacionales que limiten el uso de smartphones y redes sociales a menores de 13 años. “Se requiere una acción inmediata y global para proteger a los niños de entornos digitales que aún no están preparados para gestionar con madurez”, afirmó Thiagarajan.

El estudio no solo se centró en indicadores comunes como ansiedad o depresión, sino que analizó aspectos menos explorados como la autoimagen y la capacidad de gestionar emociones, revelando una correlación directa entre el uso temprano de dispositivos y el deterioro del bienestar psicológico.

¿Qué pueden hacer los padres?

Expertos como Melissa Greenberg, psicóloga clínica del Princeton Psychotherapy Center, recomiendan iniciar conversaciones comunitarias entre padres para acordar de manera conjunta retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a sus hijos. Iniciativas como “Wait Until 8th” («Espera hasta el 8vo grado» – Equivalente a 2do de Secundaria) permiten a las familias comprometerse colectivamente a posponer la entrega de dispositivos hasta después de los 13 años.

Asimismo, sugiere buscar escuelas con políticas estrictas sobre el uso de smartphones en campus o exigir cambios en los reglamentos escolares. Thiagarajan advierte que los padres no pueden enfrentar este problema solos: “Incluso si prohíbo a mis hijas usar redes sociales, estarán expuestas a ellas a través de otros niños en la escuela o eventos extracurriculares. Es un asunto social, no solo familiar”.

¿Y si ya tienen un teléfono?

Greenberg aconseja no caer en el pánico. “Si ya le diste un smartphone a tu hijo, puedes ajustar el rumbo”, asegura. Recomienda establecer controles parentales, desinstalar ciertas apps, cambiar a un teléfono básico o simplemente limitar el uso.

Para aquellos padres que enfrentan resistencia, sugiere esta frase:
“Cuando te dimos tu teléfono, no sabíamos todo lo que ahora sabemos sobre cómo podría afectarte. Los científicos están aprendiendo más cada día, y queremos hacer lo mejor para ti”.

Aceptar que también los adultos luchan contra el uso excesivo del celular puede ayudar a los menores a comprender que es una dificultad compartida.

Un punto de inflexión para la crianza

Investigadores como el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “The Anxious Generation”, coinciden en que retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres hoy.

La evidencia es clara: dar un smartphone a un niño antes de los 13 puede tener consecuencias serias y duraderas. En un mundo cada vez más digitalizado, tal vez la verdadera rebeldía —y protección— esté en apagar el teléfono.

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