Un suicida mató al menos a 63 personas y dejó decenas de heridos al inmolarse cerca de una reunión de abogados paquistaníes en un hospital público de la ciudad de Quetta, en el suroeste de Pakistán, dijo la policía.
Testigos describieron escenas horribles de cadáveres esparcidos y sobrevivientes pidiendo ayuda a gritos. Ningún grupo se atribuyó de inmediato la autoría del ataque.
Casi un centenar de abogados había acudido al hospital, ubicado en el centro de Quetta, la capital de la provincia de Baluchistan, a donde había sido trasladado el cuerpo de uno de sus compañeros, el destacado letrado Bilal Kasi.
Kasi falleció por disparos de un pistolero cuando se dirigía a su oficina, y los abogados acudieron después al hospital para mostrar su dolor.
«Fue un ataque suicida», dijo Zahoor Ahmed Afridi, oficial de la policía paquistaní. El agresor se inmoló poco después de la llegada del cuerpo de Kasi al centro, apuntó señalando que parecía que los dos incidentes estaban relacionados.
Abdul Rehman, director del Hospital Civil, dijo que murieron 63 personas, y la mayoría eran abogados. Además estaban atendiendo a 92 heridos.
Uno de los sobrevivientes describió una escena horrible, con «cuerpos por todas partes» tras la explosión. Waliur Rehman llevaba a su padre enfermo a la zona de urgencias cuando la bomba hizo temblar el edificio.
La explosión fue tan potente que los dos cayeron al suelo, agregó.
Cuando alzó la vista, vio cadáveres y a los heridos llorando para pedir ayuda, recordó Rehman, que estaba a unos 200 metros de donde se inmoló el suicida.
Otro testigo, el letrado Abdul Latif, dijo que había ido al hospital para mostrar su pesar por el asesinato de Kasi sin saber que, al poco de su llegada, «vería los cuerpos de decenas de abogados más» muertos y heridos.
Sanaullah Zehri, máximo responsable político en la provincia de Baluchistan, declaró que tanto el ataque suicida como la muerte de Kasi parecían formar parte de un complot para perturbar la paz en la ciudad.
Sarfraz Bugti, ministro de Interior de la región, calificó el ataque como un «acto de terrorismo». Un canal de noticias paquistaní dijo que uno de sus cámaras murió en el ataque.
Televisoras locales mostraron imágenes de personas corriendo en pánico alrededor de los terrenos del hospital. Afridi señaló que la mayoría de los fallecidos eran abogados que se reunieron tras el traslado del cuerpo de Kasi al centro.
El primer ministro del país, Nawaz Sharif, condenó con contundencia la explosión de Quetta y expresó su «profundo pesar y angustia por la pérdida de valiosas vidas humanas» en el ataque, donde murieron también otros reconocidos abogados.
«Nadie debería poder alterar la paz en la provincial, que se restauró gracias a los incontables sacrificios de las fuerzas de seguridad, la policía y el pueblo de Baluchistan», manifestó en un comunicado. Sharif pidió a las autoridades locales que mantengan una vigilancia extrema y refuercen la seguridad en Quetta.
Además pidió a responsables sanitarios que proporcionen el mejor tratamiento posible a los heridos en el ataque.
El general Raheel Sharif, el poderoso jefe del ejército de Pakistán, visitó el Hospital Civil de Quetta y se reunió con los heridos en el ataque.
Ali Zafar, presidente de la principal asociación de abogados del país, condenó una agresión que calificó de «ataque a la justicia». Los letrados guardarán tres días de luto y durante este tiempo no comparecerán en los juzgados en solidaridad con los fallecidos.
Quetta y Baluchistan fueron durante mucho tiempo foco de insurgencia. Existen varios grupos étnicos separatistas que operan en la región, rica en recursos, y otros grupos también están presentes en la zona.
El Financiero