Una mujer de mediana edad acudió a la consulta de una internista preocupada por la apariencia de su orina, que presentaba un color similar al del té, a pesar de tener unos buenos hábitos de hidratación.
Las primeras pruebas confirmaron las sospechas de la paciente, al mostrar que tenía claros signos de fallo hepático. Sin embargo, la razón no parecía ser un cáncer ni ninguna disfunción grave. En realidad se trataba de algo más simple, pero que igualmente podría haber sido muy preocupante si no se hubiese detectado a tiempo.
El culpable era un suplemento de té verde que la señora había estado tomando regularmente con el fin de perder algo de peso. Por suerte, en cuanto dejó de tomarlo comenzó a sentirse mejor y finalmente sus analíticas volvieron a la normalidad. Sin embargo, ha sido necesario todo un proceso de reeducación sobre hábitos saludables por parte de Lucy McBride, la doctora que la atendió y ha contado su caso recientemente en un artículo de The Washington Post.
No todo lo natural es inocuo
La naturaleza es una fuente inagotable de recursos médicos. De hecho, muchos medicamentos de uso habitual están constituidos a base de principios activos extraídos de plantas. Buen ejemplo de ello es el ácido acetil salicílico, más conocido como aspirina, cuya composición deriva principalmente de una sustancia extraída del sauce. Son muchas las aplicaciones beneficiosas de este fármaco, pero eso no quiere decir que sea aconsejable tomar el extracto del árbol directamente.
Además, es importante recordar que muchos compuestos naturales, como la cicuta o el arsénico, también tienen un origen natural y a pesar de eso pueden matar a un ser humano a dosis relativamente bajas. Por eso, antes de tomar hierbas o suplementos a base de ellas se debe recordar que pueden conllevar efectos secundarios.
Algunas causan daños directamente, como le ocurrió a la paciente de McBride con el suplemento de té verde. Otras, en cambio, puede que no tengan efectos perjudiciales por sí mismas, pero sí pueden interferir en el funcionamiento de otros fármacos, dando lugar a problemas graves. Esto último es especialmente peligroso, pues la mayoría de pacientes no informan a sus médicos del consumo de plantas medicinales cuando se les pregunta por el uso de fármacos, de modo que pueden dificultar el diagnóstico de patologías causadas por ellas o propiciar que se les recete algún medicamento que no deba tomarse en conjunto. Por eso, lo recomendable es consultar con un médico antes de empezar a tomar cualquiera de estos suplementos o, al menos, informar sobre ellos antes de tomar otro tratamiento.
Fuente: Hipertextual