Rápido: ¿Cuál es el sistema con más grasa en tu cuerpo que tiene dos mitades y pesa entre .90 y 2 kilogramos?
Es tu cerebro. Ya sabes, esa parte que recuerda cosas.
Pero a medida que nos volvemos más dependientes de fuentes externas de memoria —como el GPS para guiarnos mientras manejamos y los smartphones para mantener nuestras agendas—, es tiempo de repensar qué es en realidad la “memoria”.
Aunque físicamente no conectamos smartphones y otros dispositivos en nuestras cabezas, de alguna manera ya somos uno con ellos, como lo evidencia la ansiedad que sentimos cuando no estamos con ellos. ¿Recordarías los cumpleaños de tus amigos? ¿Sabrías los números telefónicos de tus padres?
Si alguna vez te encuentras corriendo porque vas tarde debido a que dejaste tu teléfono en casa, “probablemente seas un cyborg”, dice Fred Trotter, un bloguero, quien habló sobre la tecnología de la información en la conferencia Health Journalism 2012 (Periodismo de salud 2012) en abril. Con un cyborg se refiere a una persona para quien la tecnología no está implantada, pero sí es indispensable.
Los implantes en el cerebro que te hacen pensar en Avatar, Matrix y Star Trek aún pueden estar por llegar, y los científicos están trabajando en formas en las que podamos controlar los dispositivos sólo con nuestros pensamientos. Por ejemplo, los investigadores en la Universidad Duke en Estados Unidos el año pasado mostraron cómo un mono podía controlar un brazo virtual con su cerebro, y sentir sensaciones que llegaban desde este miembro artificial.
Pero de alguna manera no importa que estemos apretando botones con nuestros dedos en lugar de con nuestros pensamientos. Nos hemos vuelto más dependientes de los dispositivos de red que viven en nuestros bolsillos, en lugar de lo que está en nuestros cráneos.
“Realmente son extensiones externas de nuestra mente”, dijo Joseph Tranquilo, profesor asociado de Biomédica e Ingeniería eléctrica en la Universidad Bucknell en Estados Unidos.
Tranquilo y sus colegas en humanidades, John Hunter, hablaron sobre la tensión entre la tecnología y la memoria en la Conferencia del Entrelazamiento Neurohumanidades en Georgia Tech en abril, donde los académicos y pensadores de una variedad de disciplinas se reunieron para discutir cómo sus aparentemente dispares áreas de estudio pueden conectarse.
Hay dos modelos de memoria, dijeron. Una idea es que es cerrada, predecible, estática y estable, de tal manera que lo que pones en el sistema nunca cambia. La otra es que es inestable, dinámica, abierta y contextual, siempre cambia.
En realidad, la memoria como la conocemos fluctúa en el espectro entre estos dos extremos. Y la tecnología digital está creando más tensión entre ellos.
Lo que recordamos
Una computadora guardará algo para ti cuando hagas clic en guardar. Para los humanos es más complicado.
Tenemos dos tipos de memoria: a corto plazo, o memoria de trabajo, que son los recuerdos más fugaces, y la memoria a largo plazo, a través de la cual podemos acceder a percepciones de los acontecimientos en el pasado distante. Los científicos creen que una región del cerebro llamada el hipocampo está involucrada en la memoria a corto plazo. Un estudio del 2009 en la revista Journal of Neuroscience sugiere que, por el contrario, las cortezas frontales, temporales y parietales —todas localizadas en la superficie del cerebro—, son más activas cuando se recuerdan acontecimientos antiguos.
Así que, ¿qué hace que un recuerdo se quede contigo? Los expertos dicen que todo se trata del contexto.
Cuando guardas un documento de texto en tu computadora, a tu disco duro no le importa si es una solicitud para la universidad o un poema que te hizo llorar. Podrás recuperar cualquier documento con la misma facilidad, que no se relaciona con su contenido emocional.
Pero con la memoria humana, el peso emocional le da rigidez extra a las experiencias. Una región del cerebro en forma de almendra llamada la amígdala, involucrada en la respuesta de lucha o huida, tiene un gran impacto en el procesamiento de recuerdos conectado con nuestros sentimientos. Probablemente recuerdes exactamente dónde estabas cuando te enteraste sobre los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas, de una manera que es más vívida que tu recuerdo sobre el almuerzo del martes pasado.
La calidad del recuerdo de las diferentes imágenes varía mucho por el tema. Por ejemplo, puedes pensar que una fotografía de un paisaje es bonita, pero no la recordarás tan bien si no hay personas o animales en ella. “De repente esto le dará a ese paisaje un nivel alto para ser recordad”, dijo Aude Olivia, profesora asociada de Ciencias del Cerebro y Cognitivas en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos.
Y si hay una imagen de una persona que te está observando, es probable que sea un poco más memorable que si se evita la mirada de la persona. De manera similar, una imagen de dos personas interactuando se quedará contigo por más tiempo que si no están interactuando.
¿Qué pasa aquí? Hay estructuras específicas del cerebro para reconocimiento facial, por lo que estamos en sintonía extra para recordar rostros de otras personas. El cerebro está en sintonía para observar a otras personas y quizá tratar de determinar lo que están pensando.
Y tenemos la ventaja de formar recuerdos basados en cinco sentidos: vista, olfato, gusto, tacto y oído, señala Paul Nussbaum, neuropsicólogo clínico en la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos. Esto también puede servir como recordatorios o provocadores de acontecimientos pasados.
Es más difícil para el cerebro humano almacenar cadenas aleatorias de datos que no tienen un contexto particular o emoción. Las computadoras pueden hacer eso instantáneamente, pero todavía necesitamos nuestros cerebros para ayudarnos a darles a nuestras experiencias un significado.
La memoria, ¿cambia o no cambia?
A pesar de la practicidad de nuestros smartphones, todavía dependemos de nuestra memoria para recordar ciertas imágenes y eventos que no se registraron. Nos gustaría pensar que esos recuerdos son, tanto como sea posible, “ciertos”.
Pero aquí está el asunto: la manera en la que codificas recuerdos depende del estado de tu cerebro en ese momento y el contexto del ambiente. Eso significa que la red neural cambia siempre, y nunca regresaremos al estado exacto, dijeron Tranquilo y Hunter. Y cuando recuerdas algo, eso ¡también cambia tu cerebro! El mismo acto de recordar utiliza procesos en el cerebro, para que no regreses a lo que eras en el momento en el que estabas pensando sobre eso. Muy sorprendente, ¿verdad?
Las tecnologías están emergiendo para ayudar a las personas a documentar su vida digitalmente como nunca antes. Por ejemplo, Microsoft desarrolló una cámara llamada SenseCam, que captura fotografías de tu experiencia visual todo el día, cada día. Gordon Bell, un investigador de Microsoft escribió un libro llamado Total Recall en 2009 después de grabar cada aspecto de su vida por una década.
Los medios sociales también le dan un nuevo significado al almacenamiento digital. Dónde compartes una fotografía, cómo se etiqueta y qué dice su leyenda, crean una memoria alrededor de la imagen que no existiría de otra manera, dijo Tranquilo.
Y tu memoria digital se vuelve más influenciada en formas más extrañas ahora que hay herramientas de redes sociales que actualizan contenido sin tu intervención directa; por ejemplo, publicar en Facebook y Twitter cuando llegas a un lugar. Con la función de línea del tiempo de Facebook, otras personas pueden contribuir a tu historia de vida en línea publicando fotografías, videos y comentarios.
“Es la construcción de sí mismo con aportaciones de los demás”, dijo Tranquilo. “A medida que el observador cambia, también lo hace la construcción colectiva del ‘tú’”.
Ayudando al envejecimiento del cerebro
Pudiste, en un momento u otro, luchado con multitareas. Eso es porque cuando te mueves de una tarea a la otra, tu cerebro apaga un circuito neural con el fin de moverse al siguiente. Eso es ineficiente, y estudios han demostrado que es más difícil para personas mayores restablecer el circuito inicial y regresar a la primera actividad.
Pero si utilizas internet en formas que hacen tu vida más eficiente, podría en teoría reducir las multitareas que haces, como memorizar el mapa de una base de datos.
Eso es importante a medida que la población envejece y cada vez más personas tienen Alzheimer y otras formas de demencia. A medida que la memoria empieza a decaer, las personas todavía pueden acceder a la información a través de la búsqueda, ayudando a compensar sus déficits de memoria.
Un grupo de científicos de computación en la Universidad de California (UCLA), en Estados Unidos, trabajan en juegos que pueden ayudar a personas mayores a mejorar su habilidad de recordar nombres y rostros. Otros grupos buscan encontrar farmacéuticos, suplementos y alimentos que estimulen el cerebro (más recientemente, las moras), aunque nada es un suplemento seguro.
La desventaja de la tecnología es que puedes hacernos menos reflexivos y creativos. Y podríamos pasar menos tiempo comunicándonos cara a cara, lo que puede reducir la calidad de las relaciones. Una encuesta de 2012 en niñas estadounidenses encontró que pasar tiempo haciendo varias tareas con varios dispositivos digitales, ver videos o comunicándose en línea está asociado con tendencias sociales anormales.
Aprovechar el potencial de almacenamiento
No es difícil apreciar cómo, en términos de volumen, la memoria de la computadora ha superado a los humanos. Gmail de Google ofrece 10 gigabytes de almacenamiento. Tom Landauer, profesor de Psicología en la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, estimó en 1986 que el cerebro humano tiene 200 megabytes de información.
¿Y si almacenáramos toda la experiencia de un individuo? Landauer calculó que si una persona sólo toma un byte por segundo, y vive aproximadamente 25,000 días, eso todavía son dos gigabytes.
Pero esa es sólo una pequeña fracción de las estimaciones para la capacidad de almacenamiento total del cerebro, que es tan alta como 2.5 petabytes (2.6 millones de gigabytes), basada en un número de neuronas (1,000 millones) y conexiones a otras neuronas.
Eso parece ser mucho, pero el Instituto Global McKinsey estimó que los consumidores almacenaban siete exabytes (750,000 millones de gigabytes) de nuevos datos en PCs, laptops y otros dispositivos en 2010.
Obviamente, hay mucha información allá afuera para esperar que nuestras mentes compitan contra las máquinas. Pero hay ciertas cosas que puedes hacer para ayudar a que tu cerebro viva una vida saludable y larga para que lo utilices en su máximo potencial.
Participar en actividades que son nuevas, difíciles y complejas fuerzan a tu cerebro a establecer nuevas conexiones celulares, dijo Nussbaum. El ejercicio y la dieta saludable también son importantes para la salud del cerebro. Investigaciones emergentes en meditación y espiritualidad han indicado que la atención plena, prácticas asociadas con estar en el momento, también ayudan.
“Tendemos a realmente impresionarnos con el gadget más nuevo, el teléfono más nuevo, lo que sea más nuevo”, dijo Nussbaum, “y olvidamos que toda la tecnología que construimos viene del cerebro humano”.
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