Zagreb, Croacia • ¿Que tienen en común el gnomo arrojado con furia hacia una ventana durante una dolorosa separación, un oso de peluche regalado en San Valentín, el vestido de novia de una pareja que se divorció y un hacha que destruyó los muebles de una casa?
Que todos están exhibidos en el Museo de las Relaciones Rotas en la capital de Croacia, cada uno con testimonios escritos que relatan historias de pasión, romance y corazones rotos.
«Los objetos que están aquí representan todas las etapas de la separación y cómo la gente transita por el amor», dice Drazen Grubisic, el diseñador y artista que cofundó el museo en 2010.
«Podríamos decir que es un museo del amor, de principio a fin», agrega.
Los recuerdos —procedentes de todo el mundo— son aleatorios y variados, y van desde falsos senos de goma hasta el yeso de una pierna fracturada. Cada objeto viene con fechas y lugares de las relaciones y anotaciones hechas por donantes anónimos.
Algunos son graciosos. La nota que está junto a un liguero dice: «Nunca me lo puse. La relación hubiera durado más si lo hubiera hecho».
Otros son amargos. El gnomo del jardín voló por encima del vehículo del esposo que se volvió «arrogante y cruel». Rebotó en el asfalto, quebrando el rostro del hombrecillo.
«Fue un gran lanzamiento, dibujando un arco de tiempo… que definió el final del amor», dice la nota proveniente de Slovenia.
Un hacha de Berlín fue utilizada por una mujer para acabar con todos los muebles que su novia dejó. «Mientras más espacio lleno con muebles cortados en trozos pequeños, mejor me siento».
El texto de un disco volador azul dice: «Querido, si alguna vez en tu vida se te ocurre la ridícula idea de entrar en una institución cultural como un museo, me recordarás».
El museo, ubicado justo frente al Ayuntamiento de Zagreb donde las parejas se casan, actualmente exhibe unas 100 «reliquias» de casi mil que fueron recolectadas en todo el mundo.
Partes de la colección llegaron desde Manila, Londres y Singapur. En cada ciudad, los que tengan el corazón roto pueden donar sus cosas al museo de Zagreb.
La prótesis de una pierna que actualmente se exhibe en el Centro Nacional de Artesanía y Diseño en Gran Bretaña fue donada por un veterano de guerra que se enamoró de su terapeuta física. La nota dice que duró más que la relación porque fue fabricada con un «material más sólido».
El museo en sí surgió por una separación. Cuando Grubisic rompió con la cofundadora Olinka Vistica, se quedaron atrapados cuando trataron de separar sus recuerdos sentimentales y como no quisieron deshacerse de ellos, crearon un museo.
«Es posible que alguna vez en la vida quieras recordar algo de las partes buenas de una relación», dice Grubisic. Agrega que los donantes encuentran terapéutico dar los objetos.
«Pueden dejar el pasado atrás. También muestran que existe algo universal: a todos nos han roto el corazón al menos una vez», concluye el creador del museo.
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