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“Team infierno” cumple y se lanzan desnudos a la alberca

Lo dijeron y lo cumplieron. El Team Infierno’ pagó su promesa al público que los ha favorecido todas estas semanas en “La Casa de los Famosos México”, y anoche se despojaron de su ropa y se lanzaron a la alberca en pelotas.

Recordemos que hace unos días, cuando peligraba la estancia de Emilio Marcos y Sergio Mayer, entre todos decidieron que si ninguno abandonaba la casa, se desnudarían. Y como lo prometido es deuda: el momento ya quedó inmortalizado y seguramente será uno de los más recordados.

Sergio Mayer, Poncho de Nigris, Wendy, Apio, Emilio Marcos y Nicola, agasajaron a sus fieles fans y las redes explotaron cuando su equipo favorito cumplió con lo dicho.

Además, la camaradería y bromas se hicieron presentes, pues una vez que se quitaron las batas de baño, Nicola y Mayer le dieron una nalgada a Wendy, así entre risas corrieron al agua.

Estos son algunos de los comentarios del público: “Aquí están los que les dan de tragar, los que mantienen el rating. Podrán decir misa en las galas, pero son ellos los que dan el contenido”, “Y los vamos a llevar a la final muchachos, ya a los muebles de afuera utilicen #Vitacilina ardidos” “Y soporteeen los mejoressss”, ya cuando se den entre todos, le tocará a Tata, Apio y a Poncho salir”.

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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