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Tendencia: ¿Por qué se regalan flores amarillas el 21 de septiembre?

Las flores amarillas se volvieron tendencia en TikTok, pero si no sabes de qué se trata, te explicamos el origen de este reto y qué significa

Seguramente a lo largo del día has visto en redes sociales, y en particular en TikTok, que diferentes usuarios suben videos enviando indirectas a sus seres queridos para que les regalen flores amarillas el 21 de septiembre.

Si has visto este trend pero no entiendes a qué se refieren o por qué piden las flores en este color en particular, te explicamos el origen y el románticosignificado que puede llegar a tener este acto.

Flores amarillas: El origen de la tendencia

Esta tendencia tiene su origen en la novela juvenil argentina Floricienta, que cobró popularidad en los años 2000. En ella se cuenta la historia de Florencia, una joven simpática que entra a trabajar como niñera a la casa de la familia Fritzenwalden.

En este lugar, conoce al hermano mayor Federico Fritzenwalden, de quien se termina enamorando y comienzan un tierno romance, por lo cual él decide cumplir el sueño que Florencia tenía desde niña: que le regalaran flores amarillas.

Además, en la novela la protagonista interpreta un tema en donde las menciona, que ha sido retomado en TikTok para hacer los videos y el cual se vuelve importante y nostálgica para los fans de la serie porque Federico muere.

Pero, ¿qué significa?

Así, para los usuarios de la red social, regalar las flores amarillas a la persona con la que sales o a quien te gusta, significa el amor que hay en la pareja, un lindo gesto con el cual sorprendes y hacer feliz al “niño o niña interior” de tu ser amado.

Además, los usuarios de TikTok determinaron que sería el 21 de septiembre el día para regalar las flores, ya que la fecha está muy cerca del comienzo de la primavera en Argentina.

Mientras otros señalan que el día fue elegido aleatoriamente por los internautas. Sea como sea, ya sabes qué significa esta tendencia y cómo puedes sorprender a tu pareja este miércoles.

Fuente: reporteindigo.com

Opinión

El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma

Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?

En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.

Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.

También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.

¿Qué se debería hacer?

Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?

Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?

El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.

¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?

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