Netflix sorprende con uno de los estrenos más esperados de este año, se trata de la miniserie “Dahmer”, un thriller que cuenta la historia de uno de los asesinos seriales más aterradores de la historia de Estados Unidos, Jeffrey Dahmer, también conocido como “El carnicero de Milwaukee”.
La historia está contada desde la perspectiva de las víctimas de Dahmer, además que marca el regreso de Ryan Murphy, la mente detrás de otras series que han impresionado a los usuarios como “Ratched”, “American Crime Story”, “American Horror Story” y “Pose”.
“Damer” ya se encuentra disponible en el catálogo de Netflix y aquí te contamos todo lo que debes de saber sobre este macabro proyecto.
Basada en hecho reales Entre los años de 1978 y 1991, Jeffrey Dahmer acabó con la vida de diecisiete hombres, entre ellos varios niños. Lo más impactante del caso, además de los brutales asesinatos, son los perturbadores detalles ya que el sujeto solía conservar algunas partes de los cuerpos para después comerlas, bebía su sangre y hasta cometía actos sexuales con los cadáveres de sus víctimas.
Dahmer cometió su primer crimen a los 18 años, luego de recoger en la autopista a Steven Mark Hicks, quien se dirigía a un concierto en Ohio. Tras realizarle varias insinuaciones sexuales sin éxito, estranguló a Hicks hasta la muerte, para después desmembrarlo y ocultar la evidencia. De este acto salió muy bien librado.
Ese mismo año, 1978, Jeffrey intentó repetir su experiencia con un niño de 13 años, por fortuna éste logró escapar y tras ser señalado, pasó 10 meses en prisión. Durante nueve años logró controlar sus deseos, pero volvió a matar y esta vez ya no se detuvo, hasta que fue descubierto por la policía.
Una de sus víctimas, Tracy Edwards, logró salir con vida del departamento de Dahmer, lugar donde se cometían todos los asesinatos, Mas tarde la policía regresó al lugar y encontraron fotografías de las víctimas, restos humanos y siete cráneos. En 1992 y tras un extenso juicio, el llamado “monstruo” fue condenado a cadena perpetua, pero sólo cumplió dos años de su sentencia, pues fue atacado por su compañero de celda, quien le arrebató la vida.
Reparto de lujo La historia está protagonizada por Evan Peters, uno de los actores favoritos, no sólo de Murphy, también del público, gracias a sus participaciones en cintas como “X-Men”, “Deadpool 2” o “American Animals”, además ya ha interpretado a otros personajes realmente oscuros en diferentes series.
Para poder adentrarse en la piel de Dahmer, Evan confesó que vio varias entrevistas y material de archivo. También tuvo acceso a archivos policiales y grabaciones donde, de viva voz, Jeffrey confesaba sus asesinatos.
En la miniserie también participan el ganador del Emmy, Richard Jenkins; Molly Ringwald, nominada al Globo de oro; Penelope Ann Miller y la ganadora del Emmy, Niecy Nash.
Foto: Netflix
Hace una dura crítica social y al sistema La serie también toca otros temas realmente fuertes, como las desigualdades entre el asesino y sus víctimas y la falta de profesionalismo de la policía en eses entonces. Dahmer era un hombre blanco en un barrio pobre, además las características que buscaba en un hombre eran muy específicas: todas sus víctimas eran homosexuales y la mayoría pertenecían a minorías étnicas. Como resultado, las desapariciones nunca preocuparon realmente a las autoridades.
El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma
Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?
En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.
Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.
También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.
¿Qué se debería hacer?
Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?
Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?
El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.
¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?