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Salud y Bienestar

Un cigarro de marihuana no hace daño: Salud

Para la Secretaría de Salud los adolescentes son la prioridad en el debate sobre la legalización de la mariguana, señaló Mercedes Juan, titular de la dependencia, quien planteó que si bien con fumar un cigarro no pasa nada, hay estudios que comprueban que cuando una persona es adicta puede haber daños al sistema nervioso y de tipo conductual, entre otros.

Es un debate que ya instruyó el Presidente de la República, que va a coordinar la Secretaría de Gobernación, donde Salud tiene papel fundamental para ver la evidencia científica de los daños a la salud, ver cuáles son las investigaciones tanto nacionales como internacionales que se han hecho y, sobre todo, el enfoque para nosotros muy importante son los adolescentes y los niños, para ver cuáles efectos tiene, que algunos estudios sí comprueban que puede tener daños a la salud cuando una persona es adicta a la mariguana; si fuma un cigarro no le va pasar nada, pero si es adicta y es una adicción crónica puede llegar a tener algunas afectaciones en el sistema nervioso central, en sus acciones, en sus cambios conductuales, efectos cognitivos, en fin, desde el punto de vista pulmonar; todo eso se analizará y se estudiará en este debate, para eso es”, explicó.

La titular de Salud dijo que aún están en espera del engrose de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que ampara a cuatro personas para el uso recreativo de la mariguana, con lo que podrán comenzar a dar los primeros permisos.

Fuente Excelsior

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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