El estadounidense Curtis Crossland fue condenado a cadena perpetua por asesinato en 1984. Sin embargo, tras analizar nuevamente los materiales del caso y ante las declaraciones de testigos que revelaron que fueron obligados a hacer acusaciones falsas en su contra, el hombre fue liberado esta semana después de cumplir más de 30 años de su sentencia, reseña The Philadelphia Inquirer.
En la década de los 80, Il Man Heo, un comerciante del sur de Filadelfia, fue asesinado a tiros durante un robo a mano armada en su tienda. Crosland fue declarado culpable del homicidio y las autoridades ordenaron la pena máxima en prisión.
No obstante, el acusado, que tuvo que representarse a sí mismo en las audiencias judiciales ya que los abogados se negaron a trabajar con él, intentó revocar el veredicto nueve veces. A lo largo de los años, presentó una creciente colección de pruebas para respaldar su inocencia: tres testigos presenciales del crimen que afirmaron que él no era el asesino y, finalmente, otro testigo dispuesto a identificar al sospechoso alternativo.
Recientemente, el caso de Crosland llamó atención de la Unidad de Integridad de Convicciones (CIU, por sus siglas en inglés), un departamento dentro de la Oficina del Fiscal de Distrito de Filadelfia. La división incluye abogados, investigadores y especialistas forenses que estudian los casos en los que existe sospecha de una condena injusta.
Los expertos de la CIU volvieron a evaluar los materiales del caso y encontraron graves violaciones. Resultó que la Policía obligó a la gente a testificar contra Curtis e incluso, amenazaron a los testigos con encarcelarlos si se negaban.
Tras una segunda investigación, el tribunal ordenó la liberación de Crosland y la oficina del fiscal retiró todos los cargos en su contra. Así, salió de prisión después de 34 años y finalmente pudo reunirse con su familia. La hija del hombre tenía solo dos años en el momento de la detención y su hijo, seis.
En el transcurso de tres años, la Unidad de Integridad de Convicciones ha liberado a 20 personas de la cárcel después de reexaminar las evidencias. En todos los casos, excepto dos, se involucraron a afroamericanos, que en total pasaron más de 400 años en prisión por delitos que no cometieron