Itali Heide
Muchas personas han decidido no vacunarse. Aunque es una opción respetable en algunos casos, los motivos por los que deciden no vacunarse son cuestionables. Mientras la variante Delta se abre paso en México, afectando lamentablemente a muchas familias viviendo en el país, la decisión de no vacunarse parece tener mucha importancia en la gran escala de las cosas.
En primer lugar, es importante señalar las razones por las que la gente tiene miedo de vacunarse. Todo comienza con las teorías conspirativas que rodean la decisión, ya sea sobre la baja eficacia de las vacunas o teorías más desarrolladas sobre cómo la pandemia es una mentira cuidadosamente estructurada. El miedo que rodea a la vacuna es común en este país tercermundista y en otros que se han agarrado a la versión más comprensible de los hechos, convirtiéndose en un peligro para todos aquellos que deciden tomar la decisión correcta y cuidar de los que les rodean. La falta de voluntad de vacunarse abre paso a que las personas pueden ser portadoras de la enfermedad y empezar a desarrollar anticuerpos contra los que las vacunas ya evolucionadas tienen dificultades para luchar. Las consecuencias de los antivacunas pueden atribuirse directamente a quienes se niegan a tomar las medidas necesarias para cuidarse a sí mismos y a quienes les rodean, ya que la enfermedad se convierte en una versión más peligrosa de sí misma.
No debería haber ninguna duda al respecto: las vacunas están salvando vidas. La verdad detrás del asunto es simple, gracias a las nuevas variantes que se están abriendo paso en el mundo, debido a las manipulaciones llevadas a cabo por los portadores de la enfermedad, el COVID-19 se ha convertido de nuevo en una enfermedad peligrosa para todos. Si todo el mundo se hubiera vacunado cuando estaba disponible, está claro que la variante Delta estaría más controlada como lo está ahora. Desgraciadamente, el tiempo era esencial y la vacuna no ha estado disponible para todo el mundo durante este tiempo, lo que hace más difícil que el mundo sea un lugar seguro.
Algunas personas se preguntarán: «¿por qué vacunarse si de todos modos puedo contraer la variante Delta?». Aunque es un tema difícil de abordar, las vacunas proporcionan una red de seguridad para los más vulnerables, y también para los que no lo son. Las vacunas se desarrollaron arduamente cuando la enfermedad estaba todavía en sus fases iniciales, y han demostrado que mantienen a la mayoría de las personas a salvo de la hospitalización y la muerte. Como ocurre con cualquier vacuna, hay excepciones a la regla, ya que la enfermedad sigue desarrollándose. La tercera oleada lo demuestra claramente, ya que sigue apareciendo un número récord de contagiados en el país.
La respuesta a la pregunta «¿debo vacunarme?» es un sí rotundo. Es justo escuchar las preguntas que la rodean, pero la ignorancia no es una buena excusa para decidir omitirla. Como ciudadanos del mundo nos vemos obligados a tomar decisiones que afectan a algo más que a nosotros mismos, y la decisión de vacunarse es un ejemplo perfecto. Si puedes, ve a vacunarte. No importa tanto qué vacuna sea, siempre que se haya demostrado que hace más bien que mal. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la enfermedad sigue desarrollándose, y la mejor manera de combatirla es tomar la decisión de hacerlo