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VIDEO: Kate Moss testifica y defiende a Johnny Depp

La supermodelo británica que tuvo una relación con Johnny Depp de 1994 a 1998, testificó a favor de su ex en el juicio contra Amber Heard.

Caleb Ordoñez

Este día 23 de audiencias, Moss fue la primera testigo, dirigiéndose a la corte a través de una videollamada en vivo.

Recordemos que Kate Moss fue llamada a declarar, luego de que Amber Heardafirmara ante la corte que Johnny Depp la lanzó por las escaleras.

Esto, durante su testimonio ante la corte, donde dijo que en una ocasión el actor estuvo a punto de arrojar a su hermana Whitney por las escaleras, y ella no pudo más que recordar lo ocurrido con la modelo.

En consecuencia, golpeó a Johnny Depp para evitar que se repitiera la misma escena de Kate Moss. Sin embargo, hoy la supermodelo la desmintió.

Y es que defendió a su ex, alegando que nunca la empujó, pateó o nada por el estilo.

Kate Moss / Jueza Penney Azcarate y Amber Heard

Kate Moss / Jueza Penney Azcarate y Amber Heard (YouTube)

“Johnny Depp nunca me empujó”: Aclara Kate Moss en juicio

Kate Moss desmintió a Amber Hearddurante el día 23 de juicio, donde aclaró queJohnny Depp nunca la empujó por las escaleras.

Por el contrario, contó la modelo, lo que ocurrió fue que durante unas vacaciones en Jamaica, se resbaló y lastimó la espalda, por lo que gritó para solicitar la ayuda del actor.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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