Que ahora sí ya merito está el Vivebus, aseguran, luego de meses y meses de promesas, retrasos y problemas, antes de que concluya el mes podría operar esta mega obra que promete revolucionar el transporte público en Chihuahua, que era realmente una porquería.
La modernización del transporte en Chihuahua era urgente desde hace 20 años, pero fue hasta la administración de José Reyes Baeza y Juan Blanco que se le puso real atención al asunto, y fueron los equipos de César Duarte y Marco Adán Quezada quienes la materializaron.
El trabajo no fue nada fácil y hubo que superar muchísimas dificultades: desde las financieras para realizar las obras hasta las gremiales pues los concesionarios querían exprimirle de más a los bolsillos de los pasajeros.
Le están metiendo todos los kilos para alcanzar a inaugurarlo antes de que se vaya Marco Adán, quien tuvo que firmar para que el Ayuntamiento soltara bastantes millones, y la verdad se merece su parte del mérito político.
Para regular y vigilar a los operadores de este nuevo sistema, se creó el Departamento de Transporte Integrado, encabezado por Jaime Enríquez, quien se dará a la utópica tarea de no arrancar con tanta tranza y corrupción como la que ya hay en la Dirección de Transporte.
Y es que muchas unidades del transporte urbano convencional son amantes de violar los señalamientos, cortarse antes de la hora, cometer flagrantes infracciones y hasta inventarse nuevos caminos durante sus recorridos.
Es común también ver a los choferes romanceando con algunas pasajeras, con narcocorridos a todo volumen y muchas unidades están deterioradas, sucias y pestilentes, pero prometen que todo esto ya va a acabar.
Donde de plano se nota que sobran préstamos pero falta interés es en Juárez, donde ‘Teto’ Murguía ha sido muy eficiente para endeudar a Juárez por las siguientes dos décadas, sin que se note en la calidad de vida de sus ciudadanos.
Pero la diferencia en la actividad y eficiencia de gobierno se nota, pues Marco, en sus últimos días, lejos de bajar el ritmo ha metido el acelerador a fondo y está aprovechando al máximo los reflectores que le da la alcaldía. Ha sabido manejarlos a su antojo.
Una muestra es que apenas ayer fue a levantar expectativa de las 5,000 computadoras de uso rudo que repartirá el Ayuntamiento en las colonias marginadas de Chihuahua, una cifra muy modesta si se compara con el nivel de pobreza y necesidad de la entidad, pero un importante estímulo para 5,000 familias.
Además, estas computadoras se podrán conectar gratis a las 108 antenas de WiFi que instaló el municipio para su propio servicio, y así los chamacos ya podrán entrar a Facebook en algún parquecito, eso sí, cuidándose mucho de los malandros.
En Juárez, el debate se concentra en la ratificación o despido de Julián Leyzaola, secretario de Seguridad Pública, quien podría acompañar al nuevo alcalde, Enrique Serrano, en la labor de pacificación de la aún inestable frontera.
Como hemos dicho, la policía ha enfrentado un poco claro pero notable nivel de depuración, pues entre sus filas ya no se nota tanto el conflicto entre cárteles pues a veces compañeros de patrullaje eran de bandos contrarios y reinaba (y reina aún) la desconfianza entre los compañeros.
Hoy los cárteles se han reacomodado y luego de decenas de miles de bajas en ambos bandos, han preferido nuevas maneras de relacionarse, sin que esto signifique ni lejanamente que fueron sometidos por el Estado, mucho menos que se haya hecho justicia para las miles de víctimas, muchas de ellas inocentes.
Pero tampoco se puede dejar de reconocer el mérito de Leyzaola, quien ha cautivado a algunos juarenses con su mano dura y a la vez ha despertado el repudio de otros tantos con sus excesos, sus abusos y sus declaraciones oligofrénicas como cuando aseguró que “los periodistas cavamos nuestras propias tumbas” por publicar información incómoda.
Ahora la pregunta es, ¿Serrano le apostará a este polémico, riesgoso e inestable personaje o se irá por una vía más sostenida, profesional y moderada de combate al crimen?, porque los cárteles y los capos siguen allí, pero hasta ellos se cansan de matarse, pues romper huesos, degollar, encobijar y hacer fosas clandestinas es un trabajo muy pesado y mal pagado. Mejor llevarla tranquilo.
Sin embargo, Serrano no será quien decida de todo a todo, la elección final quedará en el santo dedo de “el que decide”, el gran elector de Chihuahua quien armará, a su antojo y según su criterio, toda la estrategia de seguridad con los nuevos alcaldes.
Y hablando del que todo lo decide, los cambios en el gabinete siguen suene y suene, creando un ruidazo en el que es poco confiable creer, pues muchos quieren ver a sus rivales fuera y a sus amigos dentro, pero, de nuevo, todo queda en manos de “el que decide”.
Donde ya se nota un poco más clara la tendencia de los cambios es en el PRI, pues el mismo Leonel de la Rosa asegura que ya se va, que ya fue mucho rencor y bilis el que despertó entre los suyos y ahora quiere irse a tomar el sol a sus balnearios.
Los que suenan para relevarlo son Marcelo González Tachiquín, Joel Sandoval y Alejandro Domínguez, aunque el primero tendría que pensarlo muy bien pues ya tiene un buen hueso y aspira a otro mejor que es San Lázaro, desde donde podría brincar a su anhelada alcaldía.
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