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Washington es el primer estado de EU en permitir el compostaje de cuerpos humanos

El gobernador de Washington, Jay Inslee, firmó una ley que convierte a su estado en el primero en EU que permite el «compost humano», un proceso de descomposición acelerado que convierte los cuerpos humanos en tierra fértil en un mes.

Katrina Spade, fundadora y directora general de la empresa Recompose, quien llevó la idea al gobernador, dijo a Efe que si todos los residentes de Washington optaran por la recomposición tras la muerte, «salvaríamos más de medio millón de toneladas métricas de C02 (dióxido de carbono) en tan sólo 10 años».

De acuerdo con Spade, esta cantidad de CO2 equivale a la energía requerida por 54,000 hogares en un año.

La nueva alternativa al entierro tradicional o a la cremación supone una opción más ecológica y óptima para el medio ambiente, convirtiendo los cuerpos en terreno fértil a partir de un cadáver. El cuerpo se introduce sin embalsamar en una cámara de compostaje junto con otros materiales orgánicos, produciendo 0.76 metros cúbicos de tierra fértil.

Spade, quien podría llevar a cabo el primer proyecto de funeraria urbana de reducción orgánica del país, centró su tesis como estudiante en este proceso.

Para ello se fijó en los agricultores que llevan décadas utilizando esta técnica para deshacerse del ganado.

Así, descubrió que el uso de astillas de madera, alfalfa y paja crean una mezcla de hidrógeno y carbono que acelera la descomposición natural de un cuerpo.

En 2017, Space lideró un proyecto piloto en el que fueron reducidos a suelo fértil 6 cuerpos en la universidad estatal de Washington. Se constató que el proceso duraba entre 4 y 7 semanas.

Los promotores de la ley dicen que esto supondrá un avance para el medio ambiente, ya que los cuerpos no ocuparían espacio, no se filtrarían sustancias químicas al suelo como ocurre en el entierro tradicional y se reduciría el proceso de liberación de dióxido de carbono en el aire durante la cremación.

Fuente: Vanguardia

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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