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Wolverine recargado y listo para volver

Los fanáticos de Wolverine y de X-men se dieron cita con Hugh Jackman en una videoconferencia para dar a conocer más detalles de la nueva cinta del héroe de las historietas y el cine. Jackman por cuarta vez dará vida al aguerrido personaje, el protagonista absoluto de la cinta planeada para el verano del 2013.

“Uno de los aspectos que es tan grande en este personaje es su enojo, y para mi hubo mucha investigación para ver como enfocarnos en eso, es una cinta donde hay el asesinato de unos padres en los primeros 5 minutos. El aspecto de la venganza es algo importante para nosotros. En esta cinta su arma principal es su furia”, dijo el actor, luciendo el cabello característico de su personaje.

Hasta el momento el actor lleva tres meses de filmación, uno de ellos enteramente en Japón. Jackman se dijo un gran fanático de las armaduras samurai y esperar porder quedarse “con una de ellas como recuerdo” de este largometraje.

Por su parte el realizador del filme, James Mangold comentó que con The Wolverine busca realizar una película con un personaje más humano, mas físico, cercano a la realidad dentro de lo posible en una ficción de súper héroes, lo cual no significa que se trate de un filme lleno de elaboradas secuencias.

“En esta película Wolverine descubre que tiene una ‘criptonita’, enfrenta un reto grande y eso lo hace más fuerte, no podemos hablar más de eso, pero creo que con ello lo pudímos hacer un personaje mas real, hacerlo sentir mas físico y más posible, lo cual no quiere decir que no sea una cinta espectacular, el equipo de dobles que tenemos aquí es impresionante, ellos pueden saltar de donde sea, hacer las coreografías más complicadas”, concluyó el realizador.

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Demasiado pronto para un smartphone: advierten sobre graves efectos en la salud mental de menores de 13 años

Un estudio global reciente ha encendido las alarmas sobre el impacto negativo de los smartphones en la salud mental de niños menores de 13 años. La investigación, publicada en el Journal of the Human Development and Capabilities, analizó respuestas autodeclaradas de casi 2 millones de personas en 163 países y encontró que cuanto antes un menor accede a un teléfono inteligente, más probabilidades hay de que experimente efectos perjudiciales.

Entre los hallazgos más preocupantes están el aumento de pensamientos suicidas, dificultades en la regulación emocional, baja autoestima y desconexión con la realidad. Los efectos fueron especialmente marcados en niñas.

“El uso temprano del smartphone suele implicar acceso prematuro a redes sociales, lo que a su vez puede desencadenar acoso digital, alteraciones del sueño y deterioro de las relaciones familiares”, explicó Tara Thiagarajan, autora principal del estudio y fundadora de la organización sin fines de lucro Sapien Labs, encargada del levantamiento de datos.

Un llamado urgente a la acción global

La contundencia de los resultados llevó a los investigadores a proponer restricciones internacionales que limiten el uso de smartphones y redes sociales a menores de 13 años. “Se requiere una acción inmediata y global para proteger a los niños de entornos digitales que aún no están preparados para gestionar con madurez”, afirmó Thiagarajan.

El estudio no solo se centró en indicadores comunes como ansiedad o depresión, sino que analizó aspectos menos explorados como la autoimagen y la capacidad de gestionar emociones, revelando una correlación directa entre el uso temprano de dispositivos y el deterioro del bienestar psicológico.

¿Qué pueden hacer los padres?

Expertos como Melissa Greenberg, psicóloga clínica del Princeton Psychotherapy Center, recomiendan iniciar conversaciones comunitarias entre padres para acordar de manera conjunta retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a sus hijos. Iniciativas como “Wait Until 8th” («Espera hasta el 8vo grado» – Equivalente a 2do de Secundaria) permiten a las familias comprometerse colectivamente a posponer la entrega de dispositivos hasta después de los 13 años.

Asimismo, sugiere buscar escuelas con políticas estrictas sobre el uso de smartphones en campus o exigir cambios en los reglamentos escolares. Thiagarajan advierte que los padres no pueden enfrentar este problema solos: “Incluso si prohíbo a mis hijas usar redes sociales, estarán expuestas a ellas a través de otros niños en la escuela o eventos extracurriculares. Es un asunto social, no solo familiar”.

¿Y si ya tienen un teléfono?

Greenberg aconseja no caer en el pánico. “Si ya le diste un smartphone a tu hijo, puedes ajustar el rumbo”, asegura. Recomienda establecer controles parentales, desinstalar ciertas apps, cambiar a un teléfono básico o simplemente limitar el uso.

Para aquellos padres que enfrentan resistencia, sugiere esta frase:
“Cuando te dimos tu teléfono, no sabíamos todo lo que ahora sabemos sobre cómo podría afectarte. Los científicos están aprendiendo más cada día, y queremos hacer lo mejor para ti”.

Aceptar que también los adultos luchan contra el uso excesivo del celular puede ayudar a los menores a comprender que es una dificultad compartida.

Un punto de inflexión para la crianza

Investigadores como el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “The Anxious Generation”, coinciden en que retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres hoy.

La evidencia es clara: dar un smartphone a un niño antes de los 13 puede tener consecuencias serias y duraderas. En un mundo cada vez más digitalizado, tal vez la verdadera rebeldía —y protección— esté en apagar el teléfono.

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