Durante una entrevista con Ciro Gómez Leyva, Marcelo Ebrard anunció su separación del Movimiento de Regeneración Nacional: «Lo que nos queda claro es que en Morena no tenemos espacio después de lo de ayer», sentenció el ex canciller.
Adelantó cuáles serán los próximos pasos que tomará su movimiento: «Hoy tenemos reunión en un ratito más, no nos habíamos planeado esta situación, no me esperaba lo que pasó ayer, hoy tomaremos decisiones y el lunes haremos una asamblea».
Y es que a pesar de los constantes mensajes desde Palacio Nacional sobre un proceso interno que no dañaría la unidad del partido, Ebrard avisó que a pesar de lo sucedido la noche del martes, participará en el proceso electoral del próximo año: «Voy a estar en la boleta», sentenció.
Los reclamos de Ebrard son los mismos de anoche, si él fuera el ganador de la encuesta interna, pediría que se repitiera el proceso, pues tuvo muchos vicios e irregularidades y recordó la misma historia.
Cabe recordar que durante los discursos de agradecimiento en el cónclave de Morena, la corcholata ganadora, Claudia Sheinbaum no mencionó el nombre de su ex compañero y se conformó con mencionar que la puerta estaba abierta para todos.
Ante la invitación, el antiguo jefe de gobierno refirió que: «Si fuera cierto, no nos hubieran aventado a la policía».
Gómez Leyva le avisó que hoy es el último día en el que se puede registrar ante el Instituto Nacional Electoral como candidato ciudadano o incluso tocar la puerta de Movimiento Ciudadano, a lo que el ex jefe de gobierno se limitó a responder que: «Hay décadas en las que no pasa nada y hay días en los que pasa lo que no pasó en décadas y hoy es uno de esos días».
Anthony Joshua dejó en claro la diferencia entre un excampeón mundial y una celebridad convertida en boxeador. El británico venció por nocaut técnico a Jake Paul en el sexto asalto de un combate de peso completo celebrado la noche del viernes en Miami, una pelea que desde su anuncio generó polémica por el contraste de experiencia, tamaño y trayectoria entre ambos contendientes.
El enfrentamiento, pactado a ocho rounds profesionales, despertó críticas por los riesgos que implicaba para Paul, quien llegó con marca de 12 triunfos y una derrota frente a Joshua, dos veces campeón del mundo y con récord de 28 victorias y cuatro caídas. Sin embargo, contra la mayoría de los pronósticos, el estadounidense resistió más de lo esperado y logró extender la contienda hasta bien entrada la segunda mitad.
Desde el inicio, Paul optó por el movimiento constante y el amarre, una estrategia evidente para consumir tiempo y evitar los golpes de poder del británico. Joshua, por momentos impreciso y visiblemente frustrado, tardó en encontrar su distancia, aunque poco a poco fue imponiendo su físico y su alcance.
En el quinto episodio llegaron los primeros momentos realmente críticos para Paul. Joshua conectó combinaciones más limpias, provocó dos caídas y estuvo cerca de finalizar el combate, aunque su rival logró sobrevivir con esfuerzo y algo de teatralidad, incluso recurriendo a gestos provocadores hacia el británico.
El desenlace llegó en el sexto round. Joshua salió decidido, conectó una derecha contundente que envió a Paul a la lona y, tras reincorporarse en evidente mal estado, el estadounidense recibió un uppercut y una nueva derecha al mentón que obligaron al réferi a detener la pelea. Paul terminó con el labio inferior partido, pero consciente y sonriente, reconociendo el cierre inevitable.
Más allá del resultado, el combate dejó sensaciones encontradas. Para Joshua, la victoria confirmó su superioridad sin que el análisis técnico vaya mucho más allá. Para Paul, haber llegado al sexto asalto frente a un peso completo de élite fue visto por algunos como una muestra de valentía y por otros como una peligrosa puesta en escena.
El debate sobre este tipo de cruces seguirá abierto, pero en el ring no hubo discusión. La experiencia y el poder de Anthony Joshua marcaron el final.