La drástica caída de 50 por ciento en el precio internacional de la leche, la «inundación» de importaciones del producto y la falta de voluntad política del gobierno para «regular» el mercado, mantienen a los 150 mil pequeños y medianos productores (pymes) del lácteo que quedan en el país en una situación de «verdadera crisis», sin precedente en los últimos 20 años.
Desde la entrada del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, en 1994, en el país han desaparecido 600 mil unidades de producción.
Además, la firma del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (ATP) podría representar la desaparición formal de este sector, pues obligaría a los productores nacionales a competir de manera desventajosa con otros países, como Australia y Nueva Zelanda, que concentran casi 40 por ciento de las exportaciones mundiales.
Para Álvaro González Muñoz, del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, y Vicente Gómez Cobo, de la Federación Mexicana de Lechería (Femleche), la situación es «extraordinariamente difícil», pues desde julio pasado el precio en los mercados internacionales registra una caída de más de la mitad, al pasar de 4 mil 800 a 2 mil 300 dólares por tonelada.
Esta circunstancia ha provocado que la industria nacional del lácteo haya decidido, sin ninguna restricción, llevar a cabo importaciones, con lo cual «prácticamente ha inundado el mercado» sectorial, y con ello, explica, presiona aún más a los pequeños y medianos productores nacionales a venderles más barato.
Desde hace tres meses, más de 2 millones de litros de leche –cerca de 7 por ciento de la producción diaria nacional, estimada en unos 30 millones de litros– no pueden ser colocados en el mercado. Actualmente los productores la venden en 5.30 pesos por litro, pero el costo de producción es de 6 y hasta 7 pesos, según la zona.
Producción al caño
No obstante, «hay veces que el litro se vende a 3 pesos y otra (parte) se tira al caño. Esta situación resulta increíble en un país que importa 15 millones de litros diarios, o sea, una tercera parte del consumo nacional», apuntó Álvaro González, quien junto con Vicente Gómez solicitó la intervención del presidente Enrique Peña Nieto.
Además, informaron que Liconsa ha dejado de comprar un millón de litros de leche diarios a los productores de Jalisco, situación que tendrá un «efecto dominó», pues afectará también al resto de las 12 entidades consideradas grandes productoras.
Ambos dirigentes señalaron que aunque en varios estados del país ya realizaron movilizaciones, es previsible que éstas se generalicen en los próximos días y semanas, pues «la situación cada vez es más complicada».
González Muñoz denunció que el gobierno federal no tiene la menor voluntad política para «regular» el mercado de sectorial y frenar las importaciones. Incluso, señaló que Licosa, organismo que compra leche para los programas sociales, tiene capacidad de aumentar sus adquisiciones a los productores nacionales, pero ha decidido recurrir también a la importación, «desvirtuando todavía más el mercado».
En este sentido, Vicente Gómez, de Femleche, señaló que Liconsa ha asumido el papel de empresa privada, en lugar de trabajar en favor de los miles de productores nacionales y los consumidores.
Además, dijeron que muchas importaciones ni siquiera reúnen los requisitos para que sean identificadas realmente como leche. Nuestra población, por desconocimiento, consume quesos y muchos otros derivados, con la falsa creencia de que son elaborados con leche, expresó.
Así, denunciaron que a la inacción de las secretarías de Economía –que permite la importación indiscriminada del producto–, de Agricultura y de Salud, también se suman Procuraduría Federal del Consumidor y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, las cuales «se hacen de la vista gorda y jamás verifican precios, calidades ni sanidad. Simplemente dejan hacer y dejan pasar, lo que a todas luces es un fraude y un riesgo a los consumidores», denunció González Muñoz.