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Policiaca

WhatsApp: una puerta para infectar tu celular con software malicioso

Cuando un servicio es utilizado por millones de personas, y encima una gran parte de ellas no conocen a la perfección el funcionamiento del mismo, suele convertirse en un blanco perfecto para hackers. El exitoso y masivamente descargado WhatsApp resulta, por lo tanto, idóneo para infectar el virus Zeus.

Cuando un servicio es utilizado por millones de personas, y encima una gran parte de ellas no conocen a la perfección el funcionamiento del mismo, suele convertirse en un blanco perfecto para hackers. El exitoso y masivamente descargado WhatsApp resulta, por lo tanto, idóneo para infectar el virus Zeus.

En realidad, esta vez WhatsApp como aplicación no tiene nada que ver, pues no se utiliza en ningún momento el servicio de mensajería. Lo único que sí se está utilizando en este caso es el nombre de la aplicación, y un supuesto archivo de audio que hemos recibido pero que, por algún motivo, nos está llegando por medio del correo electrónico.

Básicamente, es nuestro e-mail lo que utilizan para tratar de hacernos llegar el virus. Nos indican que se trata de un mensaje de voz de WhatsApp que hemos recibido, y que se encuentra en un archivo comprimido que viene adjunto al propio email, bajo el nombre de “Missed-message.zip”.

Obviamente, no es ningún mensaje de voz, sino un archivo que contiene software malicioso.

Al descomprimir el archivo, veremos un ejecutable, también con el nombre del archivo comprimido, cuya función es descargar un ejecutable adicional llamado budha.exe. A su vez, este descarga un nuevo ejecutable, que es kilf.exe, pero no únicamente este, sino también el que contiene ZBot, el encargado de infectar nuestro ordenador con el virus Zeus. Si todo esto no fuera suficiente, el ejecutable se encarga de borrar todos los archivos, incluyéndose a sí mismo, para que más tarde no podamos localizarlo.

Este virus es realmente peligroso, pues es capaz de modificar la configuración del sistema, o la del navegador, así como de tomar el control de nuestra computadora. Y todo ello sin que nosotros nos estemos dando cuenta.

Para evitar este tipo de problemas siempre es recomendable evitar descargar archivos adjuntos a cualquier correo electrónico, salvo que sepamos con exactitud que son archivos seguros y provengan de una fuente confiable. Si además se tratan de archivos ejecutables, lo mejor es descartarlos de plano, pues suele ser software malicioso. En este caso, además, WhatsApp no utiliza plataformas como el correo electrónico, por lo que el sentido común puede ayudarnos a determinar en la mayoría de los casos cuando se trata de un envío seguro o de un archivo malicioso.

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Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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