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Policiaca

Llama a la policía para que detengan a su esposo, pero se arrepiente; la detienen

Una mujer y su pareja fueron detenidos por agentes municipales en el sector de Jardines de Oriente, luego de que inicialmente la señora pidiera a los elementos proceder contra el hombre porque la molestaba, pero al verlo dentro de la patrulla, cambió de opinión y pidió que lo bajaran, sin embargo, al negarle su petición agredió a una agente ocasionándole daños en el equipo de comunicación y en algunos objetos personales.
Los agentes se encontraban realizando tareas de patrullaje en la zona, cuando observaron a la pareja discutir en las calles Ecuestre y Pura Sangre. Al acercarse a ofrecerles apoyo, quien dijo llamarse Inés Gabriela M. P., de 32 años de edad, refirió a los policías que el sujeto que dijo ser Isaías R. C., de 33, la estaba molestando y pidió lo remitieran a la comandancia a lo cual incluso Isaías accedió sin oponer resistencia.
Al verlo dentro de la unidad policíal, Inés Gabriela se arrepintió y pidió que lo bajaran, sin embrago los agentes se negaron, toda vez que alteró el orden público y ella como afectada solicitó su detención, lo cual dio inicio a una serie de forcejeos que derivaron en daños al radio comunicador de la agente y los lentes de visión que utiliza, por parte de la mujer.
En ese sentido, ambos fueron a dar a la comandancia sur; el sujeto por alterar el orden y la mujer puesta a disposición de la Fiscalía General del Estado para que responda por los daños ocasionados.

Policiaca

Asesinato de Jasiel Giovanny: crecen las sospechas de un segundo implicado

El trágico caso del pequeño Jasiel Giovanny, cuyo cuerpo fue hallado en un baldío cercano al fraccionamiento San Agustín, sigue generando indignación y dudas. Aunque el padrastro del menor, Abraham Alejandro F.D., ya fue imputado y recluido por el crimen, nuevas versiones han fortalecido la hipótesis de que no actuó solo.

Un elemento clave ha avivado la sospecha de que una segunda persona participó en el asesinato o, al menos, en el ocultamiento del cuerpo: durante la búsqueda inicial del niño desaparecido, voluntarios y policías recorrieron el mismo terreno donde luego fue encontrado sin que detectaran señal alguna. Esto ha llevado a pensar que el cadáver fue colocado allí después, posiblemente por un cómplice.

Mientras la atención mediática ha girado en torno al debate sobre el lugar de reclusión de Abraham Alejandro —quien fue enviado al Cereso Femenil debido a su identidad de género—, la investigación parece haber dejado cabos sueltos que podrían ser cruciales. La Unidad de Personas Ausentes fue fuertemente señalada por presuntas omisiones, aunque otros grupos dentro de la Fiscalía lograron recuperar el caso a tiempo.

En las audiencias judiciales ya se han expuesto antecedentes de maltrato por parte del padrastro, lo que refuerza su vinculación al crimen. Sin embargo, tanto familiares como ciudadanos han señalado públicamente que alguien más debió intervenir, sobre todo por el modo en que se dio con el cuerpo: casi 20 horas después de la denuncia, en un lugar previamente inspeccionado.

A pesar de la gravedad del caso, la Fiscalía ha ofrecido información limitada, justificando la reserva con la protección de los derechos del menor. Pero más allá de la legalidad, la presión social exige resultados claros. El crimen de Jasiel no solo ha conmovido a su entorno inmediato, sino que ha generado un reclamo generalizado de justicia y de transparencia total en el proceso.

Si hay otra persona involucrada, la autoridad deberá actuar sin titubeos. Y si no la hay, la sociedad merece conocer todos los elementos que llevaron a esa conclusión. Por ahora, la herida sigue abierta y la confianza en las instituciones aún está en juego.

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