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México

En junio de 2018 la tasa de desocupación se ubicó en 3.4%: INEGI

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En junio de este año, la tasa de desocupación fue de 3.4 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) a nivel nacional, con cifras desestacionalizadas, frente al 3.3 por ciento reportado en igual mes del año pasado.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en su comparación mensual, la tasa de desocupación a nivel nacional en junio, de 3.4 por ciento de la PEA, también aumentó ligeramente respecto a la de 3.2 por ciento en mayo pasado.
Así, después de haber bajado a 3.2 por ciento de la PEA en mayo pasado, su menor nivel en 12 años, la tasa de desocupación en junio regresó a 3.4 por ciento que registró en abril de este año.

Con cifras originales, el organismo señala que a nivel nacional la tasa de desocupación fue de 3.4 por ciento de la PEA en el sexto mes del año en curso, porcentaje superior al de igual mes de un año antes, cuando se ubicó en 3.3 por ciento.
La tasa de desocupación se refiere al porcentaje de la Población Económicamente Activa que no trabajó siquiera una hora durante la semana de referencia de la encuesta, pero manifestó su disposición para hacerlo e hizo alguna actividad por obtener empleo.

Por entidad federativa, las mayores tasas de desocupación en el mes de referencia se registraron en Tabasco con 6.4 por ciento, Ciudad de México 5.1 por ciento, Nayarit 4.2 por ciento, Coahuila y Estado de México con 4.1 por ciento, en cada caso.

En contraste, las más bajas en junio se presentaron en Guerrero con 0.8 por ciento, Oaxaca 1.3 por ciento, Yucatán 1.5 por ciento, Michoacán 2.0 por ciento y Morelos 2.1 por ciento, de acuerdo con los principales resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Por su parte, la tasa de informalidad laboral 1 se ubicó en 56.9 por ciento de la población ocupada en el sexto mes de 2018, mismo porcentaje que un mes antes y mayor en 0.2 puntos respecto al de junio de 2017, con datos desestacionalizados.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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