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Morirse en México… ¿Cuánto cuesta?

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La inhumación se ubica como uno de los métodos más recurrentes entre los mexicanos, cuyo costo oscila entre 15 y 20 mil pesos, considerando el servicio de velación, embalsamado, ataúd sencillo, y gastos de inhumación, pero sin propiedad en un cementerio.

En este sentido, la cremación en México ha registrado un aumento principalmente en grandes ciudades donde hay menos espacio y por los costos que implica una propiedad de descanso final y su mantenimiento, destacó Grupo Gayosso.

Explicó que la incineración mantiene un costo estándar a nivel nacional en el rango esta entre los 20 mil pesos, y considera el servicio de velación, embalsamado, ataúd en préstamo, y una urna sencilla para depositar las cenizas, pero sin una propiedad de descanso final en un mausoleo.

La empresa funeraria indicó que el Día de Muertos es una de las fechas más celebradas en el país, y cada región tienen su propia manera de recibir a los seres queridos que ya se fueron.

Si bien esta fecha es especial para recordar y rendir homenaje a nuestros difuntos, subrayó, el tema también es un tabú entre los mexicanos considerando que sólo cerca del 1.5 por ciento cuenta con un contrato de previsión funeraria.

Y es que la industria funeraria en México cobra relevancia por su constante crecimiento y el envejecimiento demográfico del país.

De acuerdo con cifras del grupo, durante 2018 en México se registraron 694 mil 100 servicios funerarios de necesidad inmediata, de los cuales sólo 23 mil se realizaron a través de un Plan de Previsión de forma anticipada lo que apenas representa el 3.31 por ciento.

Fuente: Excelsior

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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