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¿Qué p*do con la peda? Por José Luis Font

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José Luis font

José Luis Font

No sé si es cosa de que tenga yo puroamigo alcoholicazo o el del problemita sea yo, pero lo primero que me preguntan invariablemente es acerca de la peda en Qatar. Casi nunca me preguntan sobre los 5 museos súper chingones que hay en Qatar o de las decenas de galerías con exposiciones permanentes y temporales de artistas de la talla de Jeff Koons o del montón de actividades al aire libre que hay como acampar y jorrotear Jeeps en el desierto, bucear, kitesurfear, ir a las carreras de camellos y demás.

Caleb Ordoñez

Y a ver, tampoco la voy a hacer de “Don Sofisticado” todo juzgón porque la neta es que tuve que Wikipedear quien chingados es Jeff Koons para poder escribir mi blog de hoy y no tengo ni puta idea acerca de los patrones geométricos empleados en el arte islámico como tendencia precursora del renacimiento; los que me conocen saben de mi grandísima afición y maestría que tengo en las artes del desmadre y meterme en broncas por pedote pero a lo que voy es que parte de mi proceso de expatriado, aquí o en los otros países donde he vivido, es tratar de adaptarme al país lo menos turista posible y sacarle el provecho por el mucho o poco tiempo que esté y Qatar tiene tantísimas otras cosas que ofrecer además de pachanga.

Sin duda, es una nación joven, es un país compacto y “faltarán” algunas cosas que en otras grandes ciudadeshabrá, pero me permito corroborarles que el pedo no es y noserá un problema para los que vengan hoy de visita o a final de año para el Mundial.

Hay que entender que, para el islam,consumir alcohol es considerado haraam (prohibido), pero como en la gran mayoría de países musulmanesy más aún en un país como Qatar con una comunidad expatriada, diversa y multicultural, el alcohol es tolerado y permitido. Tampoco es como estar en la Feria de Aguascalientes echándose unas “kawasakis” en la banqueta afuera del Modelorama o como un martes casual de Octokerbest en Múnich, pero hay sitios con licencia de sobra y variados para echarse unos tragos y pasarla a toda madre.

Tuve la oportunidad de visitar Qatar un par de veces antes de mudarme ypre-Covid y en los 10-15 días que estuve por aquí en cada vuelta no me faltaron lugares a donde ir, DJ’s que escuchar ni antros donde sacarle chispas a mis zapatillas recién lustradas de tacón cubano. Nisiquiera fue motivo de preocupacióno de una meticulosa planeación paraencontrar lugares que sirvieran unos buenos Negronis, simplemente existen algunas diferencias con otras partes del mundo a las que no estamos acostumbrados. Efectivamente, no hay lugares a pie de calle o tiendas en cada esquina que sirvan alcohol, pero tampoco es el mayor de los problemas porque el país y los centros te entretenimientoestán adaptados y hechos para que en es ese respeto mutuo entre la religión y la gente que viene de fueraque sí quiere consumir, lo hagan donde lo tengan que hacer y tan tan,todos felices y contentos. 

Comprar alcohol para la casa no se puede hacer en cualquier supermercado o en vinaterías; hay una sola tienda importadora que controla y regula la venta de alcohol para restaurantes y residentes y hay que sacar una “licencia” para poder ingresar y comprar alcohol. Para ir acomprar, aquí sí hay que hacer algo de planes porque la tienda no está en el centro de la ciudad, hay que sacar cita y está topado la cantidad que te puedes gastar en alcohol que va de la mano de tu sueldo. Es decir, no puedes irte a chingar todo tu sueldo del mes en puro chupe, pero aún con ese límite, está sobrada la cosa; yo nunca he llegado cercano al tope y vaya que le abro a la llave cuando voy a ese Disneylandia llamado QDC (Qatar Distribution Company). Entrar a QDC y ver los anaqueles llenos de nuestros destilados favoritos es como un oasis en el desierto.

Los debates con muchos de mis amigos acerca de este tema se centran en gran medida si está bien o no; es lo que es y ya, no hay que hacerla tanto de pedo por el pedo como si de verdad no hubiera. Y trato de relacionarlo con cosas que quizá a otras personas de otras culturas o religiones les pudieran parecer rarísimas cómo la “regla” deno comer carne los viernes de cuaresma pero si meterte todos los camarones, ostiones, ceviches que tu cuerpo pueda y ponerte hasta tu madre desde las 2 de la tarde… qué, dicho sea de paso, la neta si extraño un viernecito así.

El caso es que es una cosa de desconocimiento a lo que no estamos acostumbrados lo que nos saca de onda y me da gusto, en la medida de mis posibilidades y en mipequeño círculo de influencia, tratarde reportar objetivamente y poner las cosas en su debida proporción para que la gente que vaya a venir, lohaga con toda tranquilidad e ilusión y sepan que se la van a pasar muy bien y que no es un país o región tandiferente a los que conocemos o de dónde venimos y que, sin duda, disfrutarán muchísimo su paso por aquí.

A mí en lo personal, me pega mucho más que me limiten productos de cerdo porque no encuentro nada más placentero que comer un chingo de tocino y meterle a las carnitas en cualquiera de sus variadas presentaciones; como también el cerdo es considerado haraam en el islam aquí solamente las puedo encontrar, también, en el QDC, pero nada me va a pasar por bajarle un poco a mi consumo porcino que tan golpeado tenía a mis triglicéridos, colesterol, cintura y papada.

Se despide de ustedes un Joselito que orgullosamente regresó, desde hace algunos meses, a su tan

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Fotografías. Por Raúl Saucedo

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Las Políticas por hacer

El quehacer político moderno, a menudo toma en cuenta a los sectores de la sociedad que ostentan poder o influencia visible dentro de la comunidad:  Los adultos votan, las empresas influyen y los medios de comunicación amplifican sus voces. Sin embargo, en el complicado juego de poder, la niñez, un grupo vital pero silencioso, suelen quedarse en el margen.

La Niñez representa el futuro; es el cimiento sobre el que se construirán las próximas generaciones. Su bienestar, educación y salud son indicadores clave no solo de su calidad de vida individual, sino también del progreso y la salud de una sociedad en su conjunto. A pesar de esto, los gobiernos frecuentemente pasan por alto  la creación de políticas públicas enfocadas en este sector, principalmente porque esta parte de la sociedad no votan ni tienen voz directa en los procesos políticos.

Este “descuido” puede atribuirse a varios factores. Primero, la falta de representación política directa. La niñez depende completamente de los adultos para que sus intereses sean representados en el gobierno. Sin embargo, las agendas políticas suelen estar más influenciadas por las preocupaciones inmediatas de los votantes adultos —empleo, economía, seguridad— relegando a un segundo plano temas como la educación de calidad o la protección contra el abuso y la negligencia.

Además, la falta de datos específicos sobre los problemas que afectan a la niñez impide formular políticas bien informadas. A menudo, las estadísticas y estudios disponibles no desglosan la información por edad de manera que refleje las realidades específicas de este grupo. Esto conduce a un entendimiento incompleto de sus verdaderas necesidades y desafíos.

Es más, los problemas que afectan a la niñez suelen ser transversales y requieren una política integrada. Por ejemplo, la pobreza infantil no solo afecta la nutrición; impacta también en el acceso a la educación, la salud y las oportunidades de desarrollo social y emocional. Sin un enfoque especifico que contemple la complejidad de estos asuntos, las políticas resultantes pueden ser ineficaces o incluso contraproducentes.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989 por las Naciones Unidas (ONU), establece en teoría un marco internacional para la protección de los derechos de la niñez, incluyendo el derecho a la educación, la salud y la protección contra la explotación infantil. Sin embargo, la aplicación de estos derechos en políticas concretas sigue siendo un desafío global.

Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos reconozcan la importancia de la niñez en el desarrollo social y económico de un país. Invertir en este sector no es solo una cuestión de cumplir con obligaciones morales o internacionales, sino una estrategia prudente para fomentar sociedades más educadas, saludables y equitativas. Los niños y niñas de hoy son los adultos del mañana; sus problemas y necesidades deben ser una prioridad, no una reflexión tardía.

Para abordar esta cuestión sistémica, es necesario promover una mayor participación de los expertos en infancia en los procesos de toma de decisiones y asegurar que las políticas públicas sean evaluadas también en función de su impacto en la población infantil. Las voces de los infantes, aunque no se expresen en las urnas, deben resonar en los corredores del poder a través de quienes aboguen por su bienestar y futuro.

Ignorar las necesidades de este sector en la formulación de políticas públicas no solo es un fracaso en proteger a los más vulnerables, sino también una miopía estratégica que compromete el desarrollo sostenible y la justicia social a largo plazo. Es hora de que los gobiernos ajusten sus lentes y enfoquen claramente en el bienestar y los derechos de los niños, garantizando así un futuro mejor para todos.

Este planteamiento personal y profesional surge en reflexión del pasado 30 de abril, donde la mayoría de mis amigos publicaron historias sobre festivales infantiles en compañía de sus hijos, mientras yo daba un clavado al baúl de los recuerdos encontrando fotografías olvidadas de una etapa fundamental de mi vida, todo esto con aquella canción de fondo del Maestro Sabina donde protestamos contra el misterio del mes de abril.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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