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Mata a su hijo a golpes por no memorizar el Corán

Un tribunal de Gales condenó a cadena perpetua a una mujer acusada de haber golpeado a su hijo de siete años hasta la muerte por no memorizar varios pasajes del Corán.

Sara Ege, de 33 años y residente en Cardiff (Gales), fue declarada culpable de haber matado a golpes a su hijo Yaseen y posteriormente haber quemado su cuerpo en julio de 2010.

La sentencia del Tribunal Superior de Cardiff se conoció tras cinco semanas de juicio en un caso complejo lleno de contradicciones en las declaraciones de la madre, que en un principio admitió el delito para después asegurar que fue obra de su marido.

En sus declaraciones, según fuentes judiciales, la mujer insistía en que la familia de su marido, Yousuf Ege, le había obligado a asumir la culpa del crimen pero que en realidad lo cometió él.

Aunque inicialmente los padres sostuvieron que Yaseen murió en un incendio, un examen forense determinó que había fallecido horas antes, algo que la mujer admitió frente a la policía.

El pequeño había sido inscrito en la mezquita local para convertirse en «Hafiz» -un experto en islám que memoriza el Corán- siguiendo así los pasos de su madre, que siendo niña participó en concursos donde demostró su conocimiento del libro religioso recitando pasajes enteros de memoria.

Sin embargo, según reconoció ante el tribunal, la dificultad que Yaseen mostraba para recordar varios fragmentos la «frustraba cada vez más» y, movida por la cólera, golpeó al pequeño hasta que éste se derrumbó mientras murmuraba extractos del Corán.

Cuando regresó a ver al niño diez minutos después, éste estaba temblando en el suelo, donde murió a causa de las heridas internas que sufrió en la zona abdominal.

La mujer, que recibió conmocionada la sentencia, aseguró ser una «madre brillante» y tuvo que ser ayudada a salir de la sala.

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Nota Principal

Trump y Musk rompen públicamente: amenazas, acusaciones y un choque con consecuencias políticas y económicas

WASHINGTON (CNN) — Lo que alguna vez fue una de las alianzas más poderosas e influyentes en la política estadounidense ha estallado de manera espectacular. El presidente Donald Trump y el magnate tecnológico Elon Musk protagonizaron este jueves un enfrentamiento público cargado de acusaciones, amenazas de represalias económicas y hasta insinuaciones sobre el escándalo Epstein.

Todo comenzó cuando Trump expresó su “profunda decepción” con Musk tras las críticas del empresario al proyecto estrella del presidente: un gigantesco paquete legislativo republicano sobre impuestos, gasto, energía y migración. “Teníamos una gran relación. No sé si la tendremos más”, dijo Trump desde la Oficina Oval.

Musk respondió con artillería pesada desde su red social X, afirmando que Trump no habría ganado la elección de 2024 sin su ayuda y calificando su actitud de “ingratitud”. La guerra digital entre ambos se intensificó rápidamente, reflejando una ruptura total entre el presidente y uno de sus mayores donantes y aliados tecnológicos.
Del «súper asesor» a enemigo político

Musk, quien hasta hace poco ocupaba un rol especial como empleado del gobierno a cargo de la “eficiencia gubernamental”, fue clave en el diseño de la visión trumpista de achicar el aparato federal. Pero ahora, fuera del cargo, ha arremetido contra el pilar legislativo del presidente, llamando al proyecto una “abominación asquerosa” por su impacto en el déficit.

Trump, enfurecido, contraatacó amenazando con cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Musk, una medida que podría afectar severamente a empresas como SpaceX, Tesla y Starlink, y que incluso tendría repercusiones en la Estación Espacial Internacional.

Musk respondió con una acusación explosiva y sin pruebas: aseguró que Trump “está en los archivos de Epstein” y sugirió que ese sería el motivo por el cual ciertos documentos del caso no han salido a la luz. CNN no ha podido verificar esa afirmación ni ha recibido comentarios oficiales de la Casa Blanca.
Crisis interna para los republicanos

El magnate también se burló de la política arancelaria de Trump —diciendo que llevaría a una recesión este mismo año— y hasta se mostró abierto a respaldar un juicio político para destituir al presidente y colocar al vicepresidente JD Vance en su lugar.

La relación entre ambos ha tenido consecuencias inmediatas. Las acciones de Tesla cayeron en Wall Street tras la pelea pública, y los analistas ya especulan sobre cómo esta ruptura podría influir en futuras elecciones, dado que Musk fue el mayor donante individual conocido en las elecciones de 2024.

Algunos funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Trump estaba “más sorprendido que enojado”, y que el distanciamiento con Musk le ha afectado emocionalmente. Sin embargo, la actitud del presidente ha comenzado a endurecerse, especialmente después de que Musk dijera: “Sin mí, Trump habría perdido”.
Una pelea con implicaciones más allá del ego

Más allá de la disputa personal, la pelea plantea dilemas políticos y económicos importantes: ¿seguirá Musk respaldando candidatos republicanos? ¿Se cortarán efectivamente sus contratos con el gobierno federal? ¿Podría esto fracturar la ya polarizada base conservadora?

En un tono melancólico, Trump evocó los días en que Musk lo apoyaba y hasta hacía campaña por él: “Elon me respaldó con fuerza. Incluso subió al escenario a hablar por mí”, dijo, visiblemente afectado. Sin embargo, también lo acusó de sufrir una especie de “síndrome de desorden anti-Trump” común entre exfuncionarios.

Por ahora, mientras los insultos y acusaciones vuelan de una plataforma a otra, una imagen de su antigua cercanía persiste: el Tesla rojo que Trump compró en un evento para impulsar el negocio de Musk aún permanecía estacionado en el camino de entrada de la Casa Blanca la noche del jueves. Un símbolo de una alianza que, al menos por ahora, parece haber llegado a su fin.

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