Conecta con nosotros

Slider Principal

Activistas irrumpen en Consejo de París y protestan por visita de Peña

Opositores a la visita del presidente Enrique Peña Nieto a Francia como invitado de honor a la fiesta nacional, que se celebrará el martes 14, interrumpieron brevemente una sesión del Consejo de París.

“La ciudad de París se prepara para recibir al presidente mexicano Enrique Peña Nieto ¡Este hombre es un criminal! ¡Es una vergüenza para París y para Francia!”, explicó un hombre, al recordar que “hace nueve meses 43 estudiantes fueron secuestrados, fueron víctimas de una desaparición forzada”.

La intervención del hombre provocó sorpresa en la sala y la irritación de la moderadora, quien lo interrumpió con un “¡Bien! Gracias, por su intervención”.

“¡No pueden ser cómplices!”, secundaron otros activistas.

A partir de abril de 2014 y tras la visita oficial del presidente galo François Hollande a México, las relaciones diplomáticas entre ambas naciones se estrecharon nuevamente y dejaron atrás la crisis que instaló el caso Florence Cassez entre Felipe Calderón y Nicolas Sarkozy.

Hollande condecoró entonces a Peña Nieto con la Legión de Honor y le pidió asistir como invitado especial a la conmemoración de la Toma de la Bastilla el 14 de julio de 2015. Enseguida los dos mandatarios firmaron una treintena de acuerdos comerciales bilaterales.

En mayo pasado, el Colectivo París-Ayotzinapa publicó una petición en la plataforma ciudadana en línea change.org en la que solicitó a Hollande que cancelara la invitación a su homólogo mexicano, debido a la crisis de derechos humanos que sacude al país que gobierna el priista Enrique Peña Nieto.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto