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Alerta en Uruguay por «enfermeros homicidas»

MONTEVIDEO, 20 de marzo.- El ministro del Interior de Uruguay, Eduardo Bonomi, afirmó hoy que las víctimas de los dos enfermeros procesados por el asesinato de pacientes en unidades de cuidados intensivos de Montevideo son sin duda muchas más que las 16 de las que se habló inicialmente.

No es una investigación fácil, el trabajo que le queda al juez es importante porque se cree que la acción criminal de los enfermeros abarca varios años, afirmó este martes Bonomi a la emisora Radio Carve.

«Lo que se ha descubierto es con las historias médicas y la muerte de personas en un lapso relativamente corto de tiempo», indicó el ministro, antes de afirmar que no descarta la posibilidad de que los crímenes se remonten a más de siete años atrás.

Fuentes judiciales indicaron hoy que aunque el domingo, durante los interrogatorios, los inculpados confesaron cinco y once asesinatos cada uno al mostrárseles fotografías, en ambos casos los enfermeros reconocieron haber perdido la cuenta.

«Todavía no tenemos un número exacto ni periodo de tiempo», agregaron las fuentes, que estiman en varias decenas las víctimas mortales.

Según informa la prensa uruguaya, los investigadores de la policía, que ha comenzado a recibir denuncias de nuevos casos sospechosos, especulan con un número superior a los 200 casos, aunque por ahora se trata solamente de conjeturas.

«No vamos a hablar de cantidad de casos, ni de plazos de tiempo hasta que tengamos toda la información, porque este se ha vuelto un tema demasiado sensible como para no ser precisos», se excusó a los medios el comisario inspector San Angel Rosas, coordinador de la Dirección General de Crimen Organizado e Interpol.

Precisamente sobre una de esas versiones, que apunta a que uno de los enfermeros confesó haber matado a un paciente por semana, Bonomi indicó a Carve que «la policía tenía una cifra algo menor» aunque se escudó también de ser más preciso.

El ministro recordó que «aclarar un crimen serial de este tipo en un país desarrollado llevó 13 ó 18 años y el caso uruguayo comenzó a investigarse en enero pasado, cuando se produjo una denuncia anónima de parte del personal sanitario.

Gracias a las investigaciones posteriores, el viernes pasado fueron detenidos los enfermeros J. A. A, de 46 años, y M. P. G., de 39 años, trabajadores de la Asociación Española, una prestigiosa mutua privada del país, y del Hospital Maciel, de titularidad pública.

Un informe del Ministerio de Salud realizado en el Hospital Maciel y reproducido hoy por el diario El País afirma que en la Unidad de Cuidados Cardiológicos (UCC), donde se registraron varias de las muertes, hubo un incremento brusco de la tasa de mortalidad durante 2011.

El índice de mortalidad oscilaba entre un 3 % y un 4 % de promedio en el último lustro, pero el año pasado se disparó hasta un 12 %.

Junto a los enfermeros, que se encuentran en prisión, fue procesada por encubrimiento una enfermera que conocía a uno de ellos, aunque la justicia descarta por ahora una acción coordinada.

Sin embargo, Bonomi habló este martes en Radio Carve de que «había una suerte de competencia» entre los criminales, pero también dijo luego que «hay muchas cosas que no están claras» en el caso.

El móvil de los crímenes, según sus autores, era «dar calma» a las víctimas aunque ese es otro punto oscuro, admitió el ministro, que descartó en principio posibles vínculos entre los asesinos y mafias de tráfico de órganos porque las víctimas eran todas «personas de edad».

El ministro de Salud, Jorge Venegas, deberá comparecer el jueves ante el Parlamento para dar explicaciones sobre los controles existentes en el sector sanitario y en las próximas horas está previsto que el juez del caso, Rolando Vomero, difunda el auto de procesamiento de los acusados, que seguramente ofrecerá nuevas luces sobre un proceso que promete ser largo.

jrr

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Deportes

Horner saca a relucir sanción a Checo Pérez para presionar contra Russell

La tensión entre Mercedes y Red Bull volvió a escalar tras el Gran Premio de Canadá. Christian Horner, director de la escudería de Milton Keynes, no ocultó su molestia por una maniobra de George Russell durante el periodo de safety car que involucró a Max Verstappen. Pese a que la queja oficial fue rechazada por los comisarios, Horner insistió en que el reclamo tenía sustento técnico y, para probarlo, recurrió a un episodio que involucró a su propio piloto, Sergio “Checo” Pérez, en 2022.

Durante el safety car en Canadá, Verstappen rebasó a Russell, en lo que Red Bull consideró una infracción al reglamento. Aunque las autoridades no encontraron argumentos para sancionar al británico, Horner defendió su postura:
“Ciertamente no es algo personal con él. Las regulaciones son bastante claras y por eso protestamos otra vez”, declaró a RacingNews365.

Para sustentar su argumento, Horner citó como precedente una sanción impuesta a Checo Pérez durante el Gran Premio de Singapur 2022, donde el mexicano recibió dos penalizaciones por dejar demasiado espacio con el coche de seguridad.
“El reglamento es muy claro sobre el coche de seguridad. Si recuerdan, Checo Pérez recibió dos penalizaciones por ello. Así que había precedentes muy claros”, afirmó.

En aquella carrera de Marina Bay, Pérez fue penalizado con 5 segundos y la deducción de dos puntos en su superlicencia, luego de que dirección de carrera considerara que infringió la distancia máxima permitida detrás del safety car, sin aceptar como válido su argumento de que el asfalto mojado dificultaba mantenerse cerca del auto líder.

A pesar del castigo, el mexicano conservó la victoria gracias a los más de 11 segundos de ventaja que tenía sobre Charles Leclerc, seguido de Carlos Sainz.

Con este episodio, Horner no solo buscó reforzar la validez de su protesta contra Russell, sino también señalar lo que considera una falta de consistencia en la aplicación del reglamento. La disputa técnica subraya la rivalidad creciente entre Red Bull y Mercedes, con Horner reafirmando que no hay animosidad personal contra Russell, pero sí un llamado a que se respete el reglamento con el mismo rasero.

El campeonato de Fórmula 1 sigue avanzando y, con él, las tensiones entre escuderías que no solo se disputan puntos en la pista, sino también autoridad y precedentes en los despachos de los comisarios.

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