Ana Serradilla y Andrés Palacios fueron víctimas de altas pasiones y llevaron a los extremos la crueldad, el deseo de sometimiento y el castigo físico durante el perturbador estreno de la puesta en escena La Venus de las pieles.
Ambos actores sorprendieron e impactaron al público al interpretar el encuentro de una misteriosa actriz y un director primerizo que ha convocado a audiciones para una pieza que él mismo adaptó a partir de la novela homónima del autor decimonónico polaco-alemán Leopold von Sacher-Masoch.
A través de sus personajes mostraron las dos caras del deseo, una de ellas, cercana al ancestral masoquismo.
Al parecer, «Vanda» (Serradilla) sólo pretendía discutir un texto dramático, actuar y ganar la audición.
Sin embargo, confrontó a «Tomás» (Palacios) y ambos terminaron en una lucha de sexos, se quitaron las máscaras y se mostraron una cruda realidad.
«Tengo 37 años haciendo teatro y si esta fuera la última obra que yo hiciera en mi vida, sería maravilloso, porque este es el tipo de teatro que quiero hacer.
«Realmente es un placer, ojalá se hagan más, esta es una gran noche», expresó Morris Gilbert, uno de los productores de la obra, mientras que Ana Serradilla lo miraba conmovida y agradecida por el gesto.
«Gracias por este aplauso tan cálido, estábamos nerviosísimos. Esta obra es muy complicada, ha sido un reto fuerte y estoy muy agradecida con todos ustedes por estar aquí. Gracias a Ocesa por darnos la oportunidad de una historia como esta en México.
«Este personaje en mis manos es una gran responsabilidad, estoy bendecida», destacó la actriz al finalizar la función en el Teatro Banamex Santa Fe, que cumple sus primeros tres años de existencia.
Andrés Palacios, que ha sobresalido principalmente en el género de la telenovela, platicó a la prensa que «Tomás» ha sido hasta hoy el personaje más ajeno a él.
«El proceso ha sido de crecimiento y muy interesante. Es complicado sostener una obra entre dos y con tantos cambios, por eso estoy contento y agradecido por indagar en este mundo (el teatro) que lo tenía muy alejado. Fue como volver a empezar», comentó.
El actor, quien con La Venus de las pieles suma la segunda pieza teatral en su carrera a nivel profesional, comentó a la prensa que lo relevante en el final de la trama escrita por David Ives es que cada espectador se quedará con una apreciación distinta.
«No sabrán exactamente qué fue lo que pasó, si era o no, si se alucinó o no, lo cual es padrísimo, pues creo que ‘Tomás’ se autocastiga teniendo la imagen de la mujer perfecta», anotó Palacios, quién preparó su papel durante siete semanas.
Serradilla admitió que «Vanda» y los cuatro personajes más que realiza en el montaje ha sido de lo más complicado que ha tenido que experimentar en su trayectoria.
«Me topé con una gran joya en mis manos que no podía dejar escapar. La he tenido que trabajar y trabajar para crear algo que realmente se sostenga, porque es un papel muy difícil y la obra muy compleja.
«Pero a la vez hilarante, porque la gente se mantiene entretenida aunque de pronto usemos un lenguaje distinto», explicó.
Consideró que al espectador le ocurre lo mismo que a «Tomás»; es decir, poco a poco va entendiendo de lo que se trata el contexto.
«Porque él piensa que ella es una tonta y es al revés, lo manipula y enreda poco a poco».
Serradilla requirió de mucha concentración para hacer este trabajo que se transporta abruptamente y de manera constante a la época actual y al año 1870.
«Son cortes automáticos y decididos, por eso requiero estar al ciento por ciento, ya que si pasa una mosca, así de sencillo, se me va el personaje», afirmó la artista.
A la función de estreno asistieron como invitados especiales los actores Mónica Huarte, Maya Zapata, Marcelo Córdova, Édgar Vivar, Ludwika Paleta, Geraldine Bazán y Stephanie Sigman.
Asimismo, el director general de Azteca, Mario San Román; Alejandro Soberón Kuri, presidente del Consejo de Administración de OCESA y Cie, y la ex Miss Universo Lupita Jones.
La Venus de las pieles, de David Ives, es dirigida por Jaime Matarredona y ofrecerá funciones de jueves a domingo. El diseño de escenografía es de Paula Sabina, el vestuario de Josefina Echeverría y la iluminación de Laura Rode.
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