PARÍS, 5 de abril.- Carla Bruni, la esposa del presidente francés, Nicolas Sarkozy, denunció la parcialidad de la prensa, y se quejó de que desde que se casaron casi sólo se cuentan sobre ella «mentiras e interpretaciones».
«Desde mi boda, sobre mí casi sólo ha habido mentiras e interpretaciones. La prensa a veces es realmente parcial, pero imagino que tiene un deber de contestación continua hacia el poder», señaló Bruni en una entrevista con el semanario Le Nouvel Observateur divulgada hoy.
Señaló que aunque respeta «absolutamente» la libertad de prensa, no acepta que se publiquen imágenes de sus hijos y que se diga que esas «fotos robadas» se han organizado con su acuerdo y «por razones electorales», y añade: «Eso me da asco».
Negó que en Francia el sentimiento contra su marido sea generalizado, sino más bien «un fenómeno de la elite parisina» y dijo que cuando viaja con él por el país no siente agresividad sino que «a la gente parece que le gusta Sarkozy».
A ese respecto, mostró su «convicción» de que saldrá reelegido en los comicios del 22 de abril (la primera vuelta) y del 6 de mayo (la segunda) y puso el acento en que «en estos tiempos de crisis» Francia «necesita a un hombre como él».
Negó que Sarkozy haya extremado su discurso derechista -«es una idea de los periódicos que no tienen nada mejor que llevarse a la boca»-, hizo hincapié en que siempre ha defendido el laicismo, por ejemplo para prohibir el ‘burka’, y además ha dado muestras de apertura al nombrar a personas de origen inmigrante en el Gobierno.
Avanzó que si vuelve a ser presidente, ella hará más en favor de las mujeres, porque su posición de primera dama le ha permitido tomar conciencia de su situación, «la precariedad en la que están las que crían solas a sus hijos», la violencia de que son objeto o los comentarios machistas.
«Si Nicolas es reelegido, trataré de apoyar a las mujeres. Y seguiré mi lucha contra el analfabetismo», comentó.
Rechazó que se le pongan etiquetas, cuando se la comparó con la mujer del expresidente francés Georges Pompidou que se dedicaba a las obras de caridad y a ese respecto ironizó: «Al lado de la señora de Pompidou, con mi experiencia de los medios de comunicación, soy Lady Gaga».
Recordó que desde que tiene 20 años se ha separado de su imagen pública gracias a su experiencia como modelo y cantante, y añadió: «La notoriedad no me pesa, y además me disfrazo en sentido literal y figurado. Con una peluca nadie me reconoce en el metro. Recientemente incluso me registraron el bolso en el Museo de la Marina».
Interrogada sobre si su imagen choca a la derecha, el electorado de su marido, respondió que cree que al contrario, que la derecha la quiere, y los que temían por el efecto que le causara «se tranquilizaron rápidamente» en particular con el viaje en que acompañó a su esposo en Inglaterra en el que la visita a la reina Isabel fue muy observada.
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