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Celebra Benedicto XVI siete años de papado

Benedicto XVI, de 85 años, celebra mañana el séptimo aniversario de su pontificado, dispuesto a seguir trabajando para la «Viña del Señor» y con la mirada puesta en el Sínodo para la nueva evangelización y el Año de la Fe, que ha convocado con motivo del 50 aniversario del Concilio Vaticano II.

«Agradezco las felicitaciones por el séptimo aniversario de mi elección y os pido que me apoyéis con vuestras plegarias, para que con la ayuda del Espíritu Santo, pueda perseverar en mi servicio a Cristo y a la Iglesia», afirmó hoy ante varios miles de fieles que asistieron en el Vaticano a la audiencia pública de los miércoles.

El Obispo de Roma, que cumplió los 85 años el pasado día 16, pidió también en esa ocasión que recen por él: «Para que no me falten las fuerzas para cumplir mi misión», dijo.

En ambas frases los observadores vaticanos vieron la confirmación de que no tienes intenciones de renunciar al papado, como en los últimos meses un diario italiano aseguró que haría este 2012.

Aunque anciano y convencido de que se encuentra en el «último tramo de la vida», como aseguró el día de su 85 cumpleaños, Joseph Ratzinger sigue desarrollando su ministerio con total dedicación, como dijo al líder de la revolución cubana, Fidel Castro, cuando se reunió con él el pasado mes de marzo en La Habana.

«Sí, soy un anciano, pero todavía sigo cumpliendo con mi deber», dijo el papa Ratzinger a Castro cuando bromeaban sobre la avanzada edad que tienen ambos (casi 86 el exmandatario cubano y 85 él).

El Obispo de Roma entra en su nuevo año de papado con una agenda muy apretada, que incluye entre otras, una visita el 13 de mayo a la ciudad central italiana de Arezzo y su asistencia del 30 de mayo al 3 de junio en Milán (norte de Italia) al VII Encuentro Mundial de la Familia.

Del 14 al 16 de septiembre viajará al Líbano, para entregar a los obispos de Oriente Medio la exhortación postsinodal (documento final) del Sínodo de Obispos para Oriente Medio celebrado en octubre de 2010 en el Vaticano.

Del 7 al 28 de octubre se celebrará en el Vaticano un sínodo de obispos para impulsar una nueva evangelización en el mundo contemporáneo, y el 11 de octubre el papa abrirá el Año de la Fe, que durará hasta el 24 de noviembre de 2013.

Lo hará el día en el que se cumple el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, que cambió a la Iglesia y la lanzó hacia el tercer milenio.

Benedicto XVI entra en su nuevo año de papado tomando medidas contra los escándalos de clérigos pederastas, que han causado una de las crisis más graves de la historia de la Iglesia, pero no sólo.

También ha ordenado una investigación sobre los organismos de la Santa Sede para esclarecer los escándalos surgidos en la Curia Romana, después de que se filtraran a la prensa documentos sobre enfrentamientos entre altos miembros de la Curia, una presunta conspiración para un atentado contra él a finales de este año y la supuesta mala gestión del Instituto de las Obras Religiosas (IOR), el banco vaticano.

También intenta cerrar cuanto antes el cisma originado en 1988 por el arzobispo tradicionalista francés Marcel Lefebvre, cuyo grupo, la Fraternidad San Pío X, rechaza frontalmente el Concilio Vaticano II, al que considera una «herejía», y las «destructivas» reformas surgidas del mismo, así como defiende a ultranza el rito preconciliar.

La jornada de mañana, según fuentes vaticanas, será como un día más, aunque será fiesta en el Vaticano.

Si se sigue la tradición, el pontífice almorzará con algunos cardenales y, en sus nombres, recibirá la felicitación del decano, Angelo Sodano.

El cardenal alemán Joseph Ratzinger fue elegido el 265 sucesor del apóstol Pedro en la cuarta votación del primer cónclave del tercer milenio, comenzado el 18 de abril de 2005, tras la muerte de Juan Pablo II.

A las 17.50 horas del 19 de abril comenzó a salir humo blanco por la chimenea de la capilla Sixtina, la señal de que los 115 cardenales reunidos habían elegido nuevo papa.

Pocos minutos después, Ratzinger, de 78 años en ese momento, se presentó ante los fieles como «un humilde trabajador de la Viña del Señor».

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Más de 50 mil policías cuidan París para la inauguración de los Juegos Olímpicos

Más de 50.000 policías, gendarmes y militares constituyen esta tarde el mayor dispositivo de fuerzas del orden que se ha desplegado en París, con ocasión de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos que ha trastocado totalmente el transporte y el funcionamiento habitual de la ciudad.

«Es sin duda el mayor dispositivo policial que alguien ha podido poner en marcha», ha destacado esta tarde el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, en declaraciones a la prensa mientras hacía una visita a los agentes desplegados sobre el terreno acompañado del prefecto de policía de París, Laurent Núñez.

Darmanin ha recordado que se espera que «casi 400.000 personas» presencien la ceremonia en el tramo de seis kilómetros del río Sena por el que bajarán los barcos con los deportistas participantes en los Juegos, y que se encuentra en un espacio acordonado.

Allí también van a estar, en una tribuna en el Trocadero, cerca de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno que han sido recibidos en el Palacio del Elíseo por el presidente francés, Emmanuel Macron, que hace de maestro de ceremonias.

El titular de Interior ha asegurado que se han encontrado soluciones para los deportistas o árbitros que debían llegar a París en tren y que se han visto afectados por los sabotajes coordinados que ha sufrido esta pasada madrugada la red de alta velocidad francesa, y que ha perturbado tres de sus cuatro grandes corredores.

La Fiscalía de París dirige las investigaciones sobre esos sabotajes y la coordinación se ha encargado a la Subdirección Antiterrorista de la Policía (SDAT).

Darmanin ha subrayado que esos ataques están afectando más a los que se iban de vacaciones que a quienes iban a asistir a la ceremonia de inauguración de los Juegos.

El ministro, que no ha querido especular sobre la autoría de esos actos, ha señalado: «Estamos evidentemente concentrados para ver si podemos detener rápidamente a esos autores».

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