La madre biológica de la bebé Antonia, Clara Armendáriz Gutiérrez, es apta y está estable; ya transitó del estado de depresión severa a un estado moderado, gracias al tratamiento que actualmente está llevando. Por ello se encuentra en posibilidad de ser considerada capaz de ver por su hija, menciona en entrevista para Segundo a Segundo, el Dr. Rafael Fernández Grijalva, quien es psiquiatra de ENLACE con cédula profesional 3504767 y cédula de especialidad 6727388.
El Dr. Fernández comentó sus impresiones ya incluidas de manera formal en el expediente que lleva el caso de la recuperación de la niña, llamada hasta hoy solo como “Antonia”, quien fuera dejada por la joven Clara Armendáriz Gutiérrez en el templo de San Antonio de Padua la noche del 16 de enero de 2013 cerca de las 7 de la tarde, luego de alumbrarla bajo condiciones que representaron un “shock a la joven mujer”, de acuerdo a la opinión profesional de Rafael Fernández.
“Yo pude evaluar en Clara, un severo sentimiento de culpa, un obvio cuadro depresivo, que por los síntomas y las características relatadas, pude saber son señales de una depresión progresiva no atendida a lo largo del tiempo y que ha agravado con el mismo.”
Fernández Grijalva, entrevistó a Clara Armendáriz en su domicilio, acompañada de toda su familia, y menciona que “el sentimiento de miedo por defraudar la confianza de su familia, destaca como un factor determinante en las decisiones que tomó para los hechos ya relatados. Hay que explicar de dónde se origina gran parte de la conducta que Clara ha tenido, empezando con la muerte de su madre hace más de un año, luego de la cual, queda con su padre y hermano, como la pieza más frágil de la familia en donde ambos la apoyaban para poder sentirse mejor en una clara desmejora luego de la pérdida. Clara intenta corresponder a los cuidados de su familia aplicándose en la escuela y queriendo dar lo mejor de ella cuando su estado de ánimo no se encontraba bien y no pidió ayuda, sino pretendía que todo estaba bien frente a ellos.”
“A este típico cuadro de luto no superado ni siquiera trabajado, se agrega un embarazo deseado pero no planeado con su pareja sentimental, quien también abona al cuadro depresivo al momento en que termina la relación con Clara y la deja con la responsabilidad de enfrentar el embarazo por su cuenta. Estas dos situaciones de duelo, pérdida de la madre y de la pareja sentimental, se unen de forma perjudical en el constructo emocional de Clara, a lo que hay que agregarle una serie de tabúes, estigmas e improntaciones culturales muy arraigadas en ella -como en muchas jovencitas de su edad en Chihuahua y en varias partes de México-, donde quedar embarazada en estas condiciones, es una decepción para muchas, de sí mismas y de los suyos”, señala el especialista.
Todo esto ejerció una presión social, cultural e interna en Clara donde la severidad de su cuadro depresivo alcanzó niveles serios, dejándola sin el valor para comentar a su familia lo que estaba pasando debido al apoyo incondicional del padre y del hermano que sentía que traicionaba, cuando ella era el centro de atención de la familia. El miedo al fallo social, familiar y personal y la responsabilidad de un embarazo sí deseado pero no planeado, obstruyen la confianza de Clara al grado de que se cerró a externar lo que le ocurría a sus amigos, compañeros, abuela o papá; y deseando el bebé, mantiene el embarazo hasta su culminación, postergando mentalmente la hora de compartir con su familia lo que le ocurría.
Al ser cuestionado sobre si en algún momento del proceso de gestación de la bebé, Clara pensó en no tenerla, el Dr. Fernández enfatiza que jamás, y que de hecho la culminación del embarazo y la forma en que fue a buscar ayuda para ambas cuando la sorprende el alumbramiento en el camino, reflejan el actuar de una persona errática, pero que desea la preservación de la vida de ambas, y por ello no abandona si no “deja” a la niña en un lugar concurrido donde le puedan brindar ayuda a su hija.
“Ahora, cualquiera puede preguntarse ¿por qué dejar a una bebé en una iglesia o en cualquier lugar, pensemos en el clásico cliché donde se deja a un bebé en una cesta y se toca la puerta? La respuesta está en la incapacidad de usar la lógica al dejarse dominar por la emoción. En un caso extremo se puede llegar a un estado denominado “disociativo”, el cual lleva a condiciones patológicas que resultan en disrupciones o fallos en la toma de decisiones mismas que carecen de lógica y son plenamente dominadas por la emoción, tal sería el caso de una mujer violada, que permaneció todo su embarazo sin desear al bebé, y en el alumbramiento en las mismas condiciones que Clara, decide matarlo, como se ha sabido de tantos casos, donde los tiran a la basura o acaban con su vida luego del alumbramiento. En el caso de Clara, no nos hallamos en ese supuesto; más bien en un estado de shock, que la lleva a buscar ayuda para la bebé y luego para ella misma, sintiéndose incapaz completamente de poder ayudarse y salvar a la bebé por la impresión de la sangre y del parto mismo en las condiciones en que lo vivió”, abunda el Dr. Fernández Grijalva.
“Ella hoy presenta un cuadro represivo recurrente, aunque ya está en estado moderado, porque al enterarse la familia de la situación, todos decidieron apoyarla y en la entrevista que tuve la fortuna de realizar con su familia, todos estaban presentes y muy preocupados por la salud de Clara, y apoyando el hecho de recuperar a la bebé como la mejor opción para todos”.
“En ningún momento pasó por su cabeza deshacerse del producto, es decir de su hija”, precisa el Dr. Rafael Fernández, al repetir la pregunta y comenta que en este caso, la chica hasta cierto punto al no saber qué hacer, luego del parto que ella misma se atendió, busca un lugar donde habrá cierto cuidado y donde la pueden localizar lo más rápido posible y atenderla.
Durante la entrevista se trató la capacidad de la joven para hacerse cargo o no de la niña, y para ello se plantean dos escenarios en los cuales se realizan muchas preguntas, y de varias formas, para conocer las posibilidades de una conducta que ponga en peligro a la bebé, o a ella misma, como atentar contra la vida de ambas.
“Clara respondió que en el primer escenario, en el cual las autoridades confíen en la familia Armendáriz Gutiérrez, ella ya ha establecido metas a corto, mediano y largo plazo en materia de desarrollo de su salud, personal, familiar y económico para poder solventar todo lo que necesita su hija; mientras que, en el caso de no poder recuperarla, ella mencionó que entiende que la vida sigue y que debe pagar las consecuencias de sus actos, procurando desarrollarse en las mismas áreas para poder tener algo más que ofrecerle a su hija, pero sin dejar de luchar por merecer tenerla a su lado por vías jurídicas, en alguna oportunidad en el futuro”, relata el especialista.
Al ser cuestionado sobre si considera que Clara está muy afectada por la reacción negativa hacia su persona por la sociedad o los medios de comunicación, comenta que él también le cuestionó varias veces eso, y “ella en realidad no mostró mayor interés, ya que su sentimiento de culpa es muy profundo y su miedo a no recuperar a su hija es más importante que cualquier otro factor, según pude notar”, dijo Fernández Grijalva.
“Independientemente del desenlace de esta historia, lo más importante es que esta jovencita es un individuo, un ser humano, y está en posibilidad de cometer un error en una situación de estrés de emoción profunda. Si se están viendo este tipo de casos es porque no tenemos una cultura adecuada para atendernos en nuestra salud mental. Estos años se han presentado casos exacerbados de violencia y muchos de nosotros tenemos varios factores de estrés que no notamos o nos parecen vergonzosos y nos los guardamos para no ser juzgados, en vez de tratarlos; estamos en una sociedad que en su conjunto está enferma en ciertos aspectos.”
“Hay que vernos, revisarnos, no guardarse las cosas -ni evadirse con vicios, que es otra práctica muy frecuente-, sino hablarlo, sin miedo al juicio, a la crítica y buscar ayuda pertinente a tiempo. Aquí tenemos un caso claro, donde esto pudo haberse evitado, con la atención oportuna”, concluye para Segundo a Segundo, el psiquiatra Dr. Rafael Fernández Grijalva.
@Doany
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