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comentarios de prensa – por Luis Ochoa minjarez

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FUERA MODORRA, TODOS A VOTAR!

 

Luis Ochoa Minjares

 

  Hoy domingo 7 de julio del 2013 todos los ciudadanos chihuahuenses, hombres y mujeres, acudiremos a las urnas electorales a depositar nuestro voto a favor del partido político y sus candidatos que más se acomoden a nuestro modo de pensar y a nuestros anhelos y esperanzas. Fuera modorra y desaliento. El único camino para fortalecer nuestra democracia es salir a votar.

 

   Quien no vota no cuenta para nada en la vida cívica y política de su comunidad. Una forma de suicidio civil es sustraerse por apatía, por modorra o indiferencia al cumplimiento de los deberes cívicos. Otro modo de auto eliminarse del conjunto social en el que se vive, es no ejercer los derechos inherentes a todo ciudadano en un sistema democrático.

 

   El Estado mexicano invierte considerables recursos provenientes de los impuestos que pagamos para mantener e impulsar la democracia en nuestro país. Los partidos políticos están considerados constitucionalmente como entidades sociales de interés público porque son los instrumentos de que se sirve el pueblo para organizarse políticamente.

 

   La ciudadanización de los organismos electorales es el fruto de un gran esfuerzo de los mexicanos y sus gobiernos para transparentar la democracia y poner al cuidado de los ciudadanos el manejo de todos los procesos de selección y elección de nuestros gobernantes municipales, estatales y federales.

 

   Garantizar la limpieza y la transparencia de todo proceso electoral como el que desarrollamos este día en todo el Estado de Chihuahua, constituye la misión central y superior de los organismos electorales manejados por ciudadanos ajenos a los puestos del sector público. Ello siembra la confianza en los electores y los incita a participar con entusiasmo al emitir su voto.

 

   Hoy domingo pues, es otra oportunidad que tenemos para manifestar nuestra presencia en la comunidad y en la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Al depositar nuestro voto, manifestaremos que somos solidarios con el resto de la población y de que existimos cívica y políticamente para ayudar a señalar el destino y el futuro que queremos para nuestro país.

 

LOS  CONFLICTOS

POSELECTORALES

 

Una suprema aspiración de los ciudadanos sería concluir los procesos electorales sin los consabidos “conflictos poselectorales”, alentados y fomentados siempre por los partidos minoritarios y candidatos perdedores que no obtienen el triunfo en las urnas por mayoría de votos, algunos con demandas absurdas como la cancelación de los comicios que no les dieron la victoria.

 

Algunos partidos y dirigentes incapaces de convencer al electorado, ya asomaron la cola y lanzaron sus insolentes amenazas de rechazar los resultados electorales, ensuciar al proceso electoral y difamar a los candidatos triunfadores y sus partidos.

 

López Obrador, por ejemplo, exhortó a sus seguidores a la “anulación de los votos” para entorpecer el proceso democrático y sus resultados que, de antemano saben que le son adversos. En nada contribuye al perfeccionamiento de nuestro sistema democrático esta serie de amenazas y medidas suicidas.

 

Por su parte, el jerarca mayor del partido conservador, el lunes pasado amenazó con  que “evaluarán los resultados del 7 de julio y si el proyecto restaurador priísta se impone con el regreso de los tiempos cavernícolas, esto se va a poner muy feo”. ¿Hará alguien que se asuste con este petate del muerto podrido y deshaciéndose a pedazos?

Por fortuna, Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en previsión de estos conflictos artificiosos y antidemocráticos, previeron la capacitación de un ejército de abogados expertos en Sistemas de Impugnación en materia electoral y Sistema de Nulidades.

   Consejeros jurídicos y representantes electorales del PRI Chihuahua recibieron capacitación sobre legalidad en los procesos electorales. Más de 100 abogados de la ciudad de Chihuahua e igual número de litigantes en Ciudad Juárez, se prepararon con nuevos criterios en materia jurídico-electoral y emprender acciones preventivas para la defensa de los derechos electorales.

   Se trata de reducir los conflictos poselectorales a su más mínima expresión para no entorpecer o retardar la marcha del municipio, el Estado y el país.

¿EN GESTACION

UN PARTIDO GAY?

   Al amparo de la celebración del Día Internacional del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti e Intersexual, se sembró el anteproyecto de constituir un Partido Político Gay”, proyecto que circuló entre los cientos de personas en diversos países.

   Los chilangos tuvieron la oportunidad de ver una marcha conmemorativa, cuyos participantes se calcularon en más de 75 asistentes. En Ciudad Juárez los fronterizos se asombraron cuando vieron desfilar al candidato a alcalde de un partido político, “bellamente” convertido en glamorosa dama con  turgentes senos, cuya autenticidad no fue muy convincente.

   Muchos consideraron que este inusitado hecho fue uno de los primeros pasos para pensar en la fundación de un Partido Político Gay dado que “es inevitable ver en esos avances, logrados ya sea por la vía legislativa o la judicial, el resultado de años de batalla política y jurídica desarrollada por los diversos colectivos de homosexuales, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales o transgéneros, así como una victoria moral de esos grupos en su lucha por hacerse visibles y conquistar respeto de la sociedad”.

   Parece inevitable que el municipio de Juárez llegue a tener un día no muy lejano, un presidente-presidenta municipal gay.

OJO AL PARCHE

INVERSIONISTAS

   Gracias a don Javier Ortiz por compartir con “Teclazos dominicales” la noticia de la estratégica conferencia que, la semana próxima, el día 10, Bloomberg, la empresa de noticias financieras propiedad del alcalde de Nueva Cork Michael Bloomberg, ofrecerá en la Academia de Ciencias neoyorquina, con asistencia de dos gobernadores mexicanos fronterizos entre quienes se incluye al de Chihuahua César Duarte.

   La presencia y jerarquía social y económica de un buen número de ejecutivos de fondos de inversión, y dos gobernadores fronterizos, Rodrigo Medina de Nuevo León, y César Duarte, de Chihuahua, presagia la atención y planteamiento de temas y problemas de gran envergadura política y económica.

   Además, del gobierno federal estará Alejandro Murat, director del Infonavit, y  Jorge Tello Peón, ex director del Cisen y asesor del presidente Felipe Calderón en materia de seguridad. Se dijo que “con sólo verlos geográfica y sectorialmente, se puede entender la preocupación y atención de los inversionistas”.

   Como el mandamás chihuahuense no es nada “maniao”, esperamos que acomode todas las fichas que pueda para acelerar el impulso de Juárez y Chihuahua hacia la meta trazada.

LA DIGNIDAD

MAGISTERIAL

   ¿Cómo rescatar y restituir la dignidad  del magisterio chihuahuense, desdibujada unas veces y mancillada otras por culpa de unos cuantos mequetrefes enviciados en el esquilmo y el sufrimiento de muchos padres y madres de familia urgidos de una educación laica y gratuita?

   Algunos opinan que ese pequeño e insignificante por su número de profesores “cobra-cuotas”, podría neutralizarse o aniquilarse mediante el cese fulminante, y así librar al grueso del honorable y esforzado magisterio chihuahuense de una afrenta inmerecida y, por supuesto, librar a los padres y madres de familia de la despiadada amenaza “o pagas la cuota o tus hijos se quedan sin escuela”.

   Son múltiples y variadas las sugerencias para terminar con este cáncer que corroe a nuestro sistema escolar. Aunque la solución radical pasa por la liberación al gobierno del Estado de pagar la educación que corresponde al gobierno federal.

   Se sabe que, por ejemplo, el gobierno del Distrito Federal no presupuesta un solo peso para educación pública. Todo lo paga el gobierno federal.

   Por fortuna, este penoso problema que deshonra a la masa magisterial ya está en la mesa de asuntos pendientes del presidente Peña Nieto.

 

  

  

 

 

 

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Opinión

La corona que derribó al fiscal. Por Caleb Ordóñez T.

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Alejandro Gertz Manero no se fue por un solo escándalo. Su salida de la Fiscalía General es el cierre natural —y casi inevitable— de una historia acumulada durante décadas: un expediente no judicial, sino político, construido a fuerza de polémicas, enojos y decisiones que siempre parecían estar un milímetro antes (o después) del momento correcto. Una vida pública larga, tensa y llena de episodios que México nunca logró procesar del todo y que terminaron de golpe cuando la luz inesperada lo alumbró demasiado.

Para entender su renuncia, hay que regresar al principio. A 2001. A Puente Grande. A Joaquín “El Chapo” Guzmán desapareciendo como si el penal fuera un teatro mal montado. A un gabinete recién estrenado y a un secretario de Seguridad Pública —Gertz— que quedó tocado desde ese instante, aun cuando defendió hasta el cansancio que los penales no estaban bajo su control directo. Tenía razón en la letra, pero la política no se escribe con artículos constitucionales; se escribe con percepciones. Y la percepción quedó marcada: primera fuga, primer señalamiento.

Luego vendría “el caso familiar”, quizá el capítulo más corrosivo de su trayectoria. La denuncia por homicidio en contra de su excuñada Laura Morán y de su sobrina política, Alejandra Cuevas, terminó por convertirse en un espejo que devolvía una imagen poco favorecedora del fiscal. La figura jurídica de “garante accesoria”, que nadie encontraba en ningún código, la prisión de Cuevas, la reapertura del expediente cuando él ya era fiscal, y después los audios filtrados donde se quejaba del proyecto de sentencia de la Suprema Cort Ese episodio enterró la narrativa de imparcialidad y lo colocó en el centro del debate sobre el uso personal de la justicia. No su mejor capítulo.

Y sin embargo, tampoco ahí cayó.

Su paso por la FGR tuvo escenas memorables —algunas para bien, otras para museo del absurdo. Anunció con firmeza una cruzada contra la impunidad heredada: Odebrecht, Estafa Maestra, Pemex, la élite política del sexenio pasado. Era un fiscal que llegaba con autoridad intelectual: décadas de docencia, formación sólida en derecho penal, experiencia en seguridad y una convicción genuina de que el Ministerio Público tenía que recuperar su dignidad institucional. Ese punto —el positivo— hay que concedérselo: Gertz siempre habló de la Fiscalía como una institución que debía fortalecerse y, al menos en discurso, entendía la necesidad de autonomía y rigor técnico.

Pero entre lo que se quiere y lo que se logra suele haber un océano.

El caso Lozoya terminó convertido en una tragicomedia: el testigo estrella que prometía derribar a medio gabinete peñista terminó fotografiado en un restaurante, con un guion de colaboración que se desmoronó y un expediente repleto de promesas incumplidas. El famoso cheque de 2,000 millones de pesos, presentado en Palacio Nacional como “reparación del daño”, resultó más simbólico que real. Y mientras tanto, Rosario Robles vivió en prisión preventiva prolongada, exhibiendo el rostro más duro de la Fiscalía, mientras Lozoya parecía disfrutarse el fuero moral de la cooperación.

Su sello más polémico fue la justicia diferenciada. La exoneración exprés del general Salvador Cienfuegos tensó la relación con Estados Unidos; el intento de procesar a 31 científicos del Conacyt por delincuencia organizada levantó incluso carcajadas en los tribunales; los expedientes contra gobernadores y candidatos en temporada electoral alimentaron la narrativa de que la FGR olía más a estrategia que a proceso penal.

Y después llegó la guerra interna. El pleito con Julio Scherer, la batalla por el control de ciertos expedientes, las acusaciones cruzadas de extorsiones, venganzas y “operaciones sucias” mostraron una Fiscalía atrapada en el mismo laberinto político que juró superar.

Con todo, había una cualidad que incluso sus críticos reconocen: Gertz era persistente. Y conocía el aparato penal como pocos. Tenía método, obsesión por el detalle y una idea fija de orden institucional. No siempre funcionó, no siempre fue justa ni eficiente, pero era innegable que se trataba de un hombre que llevaba décadas pensando —de verdad pensando— en el sistema penal mexicano.

¿Entonces por qué renunció?

Porque la política no solo se derrumba por grandes actos de corrupción o colapsos institucionales. A veces cae por la presión inesperada del lugar menos imaginado. En este caso, una corona.

Todo estalló cuando México celebraba con júbilo el triunfo de Fátima Bosch como Miss Universo. Una mexicana ganando el certamen después de tantos años era un regalo para la narrativa nacional: orgullo, identidad, representación, el país hablando de algo luminoso por primera vez en semanas. Pero justo ahí, en plena celebración, comenzaron a circular los expedientes —sellados y empolvados en la FGR— relacionados con Raúl Rocha, presidente de la franquicia Miss Universo y vinculado en investigaciones mediáticas con presuntos contratos irregulares con Pemex.

La pregunta no era si existía una investigación. La pregunta era: ¿por qué se filtró justo ahora?

La respuesta implícita fue unánime: porque la FGR había perdido control interno. Porque intereses cruzados querían lastimar a la 4T. Porque la filtración no solo embarraba a un empresario, sino también a Bosch, la nueva joya mediática del país. Porque el triunfo, tan necesario en una nación saturada de malas noticias, se convirtió en combustible político en cuestión de horas. Porque México estaba celebrando una coronación, y alguien sacó un expediente que olía a guerra interna.

Eso, en Palacio Nacional, fue dinamita.

No se podía permitir que una victoria global, limpia y emocional, se convirtiera en pleito burocrático. Mucho menos cuando la Presidencia buscaba proyectar una nueva etapa institucional y evitar conflictos con la industria cultural y de entretenimiento que ya estaba devolviendo atención internacional al país. Gertz había sobrevivido a todo: a expedientes fallidos, a presiones, a audios filtrados, a críticas internacionales. Pero tocar un símbolo recién coronado fue otra cosa. Transformó un problema jurídico en un problema político. Y en México, los problemas políticos se resuelven de una sola forma: pidiendo renuncias.

El 27 de noviembre de 2025, presentó la suya.

Salió con un extraño nombramiento diplomático y un comunicado sin dramatismos, pero cargado de silencios. Fue la despedida de un fiscal que quiso ser reformador, que terminó siendo símbolo de poder concentrado y que cayó no por un caso penal, sino por una coronación que puso demasiados reflectores sobre sus polémicas.

Y así, la corona de Fátima Bosch terminó abollando algo más que el ego de los críticos: terminó abollando, también, el trono del fiscal más poderoso del México reciente.

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