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Opinión

¿Cómo han evolucionado las teorías relacionadas con el cerebro y para qué nos sirven? Por Dra. Luisa Ulibarri

Dra. Luisa Ulibarri

Desde el inicio de la historia, la conducta y los síntomas han sido clasificados en diferentes categorías. En Babilonia se desarrolló la astrología, dividiendo el zodiaco en cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra; en la Grecia primitiva tenían dioses como Apolo, Zeus, Hermes y Dionisio, los nativos americanos adoraban al búfalo, el águila, el oso y la ardilla.

Los antiguos médicos romanos y griegos, usaban los métodos científicos y atribuían las condiciones de salud a las cuatro sustancias, llamadas “humores”: bilis amarilla, la fuente de la intuición; la sangre, fuente de energía; flema, fuente de calma y la bilis negra, fuente del descanso. Hipócrates y Galeno formaron las bases de la ciencia médica por 1,500 años.

En el siglo XIX, la psicología y la conducta, son asociadas a los cuatro lóbulos del cerebro: frontal, parietal, temporal y occipital. En el siglo XX, la ciencia comenzó a ligar cuatro ondas, beta, alfa, theta y delta a los cuatro lóbuloscerebrales, respectivamente. Tiempo después, la cienciafarmacéutica agregó conocimiento, sobre cómo es que nuestro cerebro funciona gracias a cuatro químicos cerebrales primarios, llamados neurotransmisores, los cuales fueron descubiertos y correlacionados con los lóbulos; estos son los responsables de producir serotonina, dopamina, GABA y acetilcolina. Este fue un punto clave que aportó la ciencia para poder mantener y restaurar nuestra salud.

¿Por qué una persona es observadora silenciosa, mientras otra prefiere socializar y estar en fiestas? ¿Por qué alguien se siente pleno tocando un instrumento musical, mientras otroprefiere un martillo y un cincel, y otro más diseñar ropa espectacular?

La química cerebral de cada persona puede proveernos estas explicaciones.

Todos los neurotransmisores primarios están funcionando en el cerebro de cada uno de nosotros, pero cada uno de nosotros tenemos uno dominante que define quiénes somos. Los primeros síntomas que se experimentan cuando comienzas a perder tu equilibrio, normalmente son causados por una deficiencia en tu neurotransmisor dominante. Si no eres capaz de restituir el neurotransmisor faltante, otro neurotransmisor intentará compensar la deficiencia inicial, lo cual producirá un “efecto dominó”, afectando distintas áreas de tu cuerpo con exceso de trabajo o apagándolas, generando más síntomas.

Si conoces tu neurotransmisor dominante, podrás conocer mejor las alteraciones en tu temperamento, reconocer si tienes alguna deficiencia y distinguir síntomas característicos, así los tratamientos tempranos podrían ser direccionados a neurotransmisores específicos. Así como hay “familias” de enfermedades o “familias” de fármacos, también hay un “familia” de tratamientos para cada neurotransmisor.

Conoce tu cerebro, conoce tu vida.

Opinión

El tren. Por Raúl Saucedo

Por las vías de los recuerdos y el futuro

En la actual era de la inmediatez y la conectividad a nivel mundial, donde la información
viaja a la velocidad de la luz, es fácil olvidar la importancia de las arterias que mueven el
mundo físico: las vías férreas son ejemplo de ello. Los trenes como gigantes de acero que
surcan valles y montañas, no son sólo reliquias del pasado, sino fueron clave fundamental
para el desarrollo económico y social de las naciones, y México fue la excepción.
A lo largo de la historia, el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso. Desde la Revolución
Industrial, las vías férreas han tejido lazos entre pueblos y comunidades, impulsando el
comercio, la industria, el turismo y el intercambio cultural. Países como Estados Unidos,
China y Japón son ejemplos claros de cómo una robusta red ferroviaria puede ser el motor de
un crecimiento económico sostenido.
En México, la historia del ferrocarril está ligada a la propia construcción del país. El «Caballo
de Hierro», como se le conoció en el siglo XIX, unió a una nación fragmentada por la
geografía y las diferencias sociales regionales. Sin embargo, a pesar de su glorioso pasado, el
sistema ferroviario mexicano ha sufrido un prolongado periodo de abandono y desinversión.
Hoy, en un momento en que México busca consolidarse como una potencia regional y lograr
un desarrollo más equilibrado y sustentable, es imperativo revalorizar el papel del ferrocarril.
La construcción de nuevas líneas, la modernización de la infraestructura existente y la
promoción del transporte ferroviario de carga y pasajeros son acciones estratégicas que deben
estar en el centro de la agenda nacional.
Los beneficios de un sistema ferroviario eficiente reduce los costos de transporte, facilita el
comercio interior y exterior, y promueve la inversión en diversos sectores productivos,
permite conectar zonas marginadas con los principales centros urbanos e industriales,
impulsando el desarrollo local y la creación de empleos y un sistema ferroviario eficiente
ofrece una alternativa de transporte segura, cómoda y accesible para la población.
La actual administración federal ha mostrado un interés renovado en el desarrollo ferroviario,
con proyectos emblemáticos como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de
Tehuantepec, así como las futuras líneas a Nogales, Veracruz, Nuevo Laredo, Querétaro y
Pachuca.
Con estas obras México recuperara su vocación ferroviaria y aprovechara a mi parecer el
potencial de este medio de transporte para impulsar su desarrollo hacia el futuro.
El motivo esta columna semanal viene a alusión de mis reflexiones de ventana en un vagón
de tren mientras cruzaba la península de la hermana república de Yucatán y en mi cabeza
recordaba aquella canción compuesta en una tertulias universitaria que decía…”En las Vías
de la Facultad”

@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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