Ante las dificultades que se avecinan para el presidente Andrés Manuel López Obrador al no tener la mayoría calificada en la Cámara de Diputados (334 legisladores), el mandatario ha comenzado el asedio al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para que se convierta en su “partido visagra” y se aprueben las reformas constitucionales que el inquilino de Palacio Nacional necesita en su segundo periodo de gobierno.
El periodista Salvador García Soto señaló en su columna que escribe en El Universal, que el asedio de López Obrador en contra del PRI con el que busca dividir a los más de 65 diputados priistas que integrarán la próxima legislatura, parte de la lógica de que el tricolor es el partido más dividido entre sus grupos internos, lo que lo hace, en la óptica de Palacio Nacional, “presa fácil” para tratar obtener los votos que necesitaría para modificar artículos de la Carta Magna.
“Si se quisiera tener mayoría calificada, se podría lograr un acuerdo con legisladores del PRI, o de cualquier otro partido”, dijo López Obrador el pasado 8 de junio, dos días después de las elecciones.
A decir del periodista, el mandatario tiene bien diagnosticada la vulnerabilidad de los priistas, toda vez que la mayoría de sus liderazgos tienen expedientes abiertos en la Unidad de Inteligencia Financiera, la Secretaría de la Función Pública o en algunos casos hasta por la Fiscalía General de la República.
(Fotoarte: Steve Allen)
“Dirigentes nacionales, coordinadores parlamentarios, gobernadores, casi no hay un priista de la cúpula que se sienta con total libertad o que tenga la cola muy corta como para enfrentarse o resistirse a una petición de ‘cooperación’ del presidente”, destacó el columnista.
Salvador García Soto destacó el caso de los gobernadores, quienes a su juicio, serían la principal apuesta de López Obrador para obtener los votos que necesita en la Cámara de Diputados. Y es que aunque el PRI gobierna ya en pocos estados tras su estrepitosa derrota de 8 gubernaturas que perdió el 6 de junio, son fáciles de “convencer” para pastorear a los diputados de sus entidades federativas en caso de que el presidente se los pida.
El periodista destacó el caso del dirigente nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas, que aunque ha cerrado filas con la llamada Alianza legislativa que formaron con el PAN y el PRD, “ha sido varias veces presionado y amedrentado con investigaciones sobre su patrimonio, sus casas y propiedades en Campeche y con revisiones de sus cuentas en su paso por la gubernatura de ese estado”.
Alejandro Moreno Cárdenas (Foto: Cuartoscuro/ Archivo)
García Soto señaló que aunque ‘Alito’ intenta resistirse a apoyar las reformas presidenciales, la gran incógnita es qué tanto aguantará el líder priista si es que regresan las presiones, las denuncias y golpeteos mediáticos y políticos “y sobre todo la posibilidad de que una incondicional de López Obrador, como lo es Layda Sansores, se ponga a airear las cuentas públicas y los manejos financieros de su antecesor” en el gobierno de Campeche.
“Pero en la situación en que se encuentran desde que los arrolló el tsunami de 2018, divididos, confrontados y abandonados por el que dijo que era su ‘salvador’ y ‘renovador’ Enrique Peña Nieto, los priistas no necesitan de mucha presión externa para traicionarse unos a otros. Ayer mismo (viernes) se supo que los diputados electos del PRI fueron convocados, algunos de ellos aún sin recibir su constancia, para que votaran ‘voluntariamente’ para elegir a Rubén Moreira Valdez como su nuevo coordinador parlamentario para la 65 Legislatura que inicia en septiembre”.
El periodista resaltó que algunos de los nuevos legisladores que acudieron ayer a la “primera reunión plenaria” le señalaron que los “encerraron” y no tuvieron más opción que apoyar a Rubén Moreira, algo que muchos consideraron “un agravio y una imposición”, porque se trata justo del diputado que votó a favor de varias iniciativas del presidente López Obrador en la actual legislatura, aún en contra de la votación del partido.
Rubén Moreira (Foto: Cuartoscuro/ Archivo)
“Parece que tenían prisa por amarrar la coordinación para Moreira, justo quien más ha votado y apoyado a la 4T, lo que anticipa que, aun cuando en el discurso se diga que los priistas no apoyaremos las reformas constitucionales de López Obrador en materia eléctrica, electoral y de la Guardia Nacional, en los hechos la votación promovida a favor del exgobernador de Coahuila parece ser parte de una negociación entre las cúpulas priistas y Palacio Nacional para garantizar, en su momento, que habrá diputados del PRI que voten a favor de las iniciativas presidenciales”, le comentó al periodista uno de los futuros diputados priistas.
“Así que mientras a los aliados del PVEM les dan de bofetadas con investigaciones a sus principales dirigentes, como Manuel Velasco –al más puro estilo del padrote que golpea a su trabajadora sexual— a los priistas, aún si necesidad de golpearlos, con las puras amenazas, el presidente empieza a doblarlos al asegurarse un liderazgo afín a su proyecto en la persona del siempre negociante Rubén Moreira. Se diría que mientras los verdes se les da trato de meretrices desde el Palacio Nacional, a los priistas los tratan como cortesanas, que son más experimentadas y fáciles de convencer”, finalizó.