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Opinión

EL ESTADO DE CHIHUAHUA «no country for lawyers» por VICTOR M. QUINTANA S.

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El estado de Chihuahua: “No country for lawyers”

Víctor M. Quintana S.

 

Parafraseando al excelente novelista Cormack Macarthy podría decirse que el estado de Chihuahua no es lugar para abogados. Si los varones del estado, entre 2010 y 2014 perdimos cuatro años de vida, los abogados, seguramente mucho más.

 

Hace un año, el juez segundo de distrito en el estado de Chihuahua concedió el amparo de la justicia federal al licenciado David Óscar Castrejón Rivas, presidente del Colegio Estatal de Colegios de Abogados, contra actos del gobernador del estado, César Duarte. Esos actos eran la negativa sistemática de audiencia a dicho colegio, así como abrir los expedientes de la investigación de los asesinatos de varias decenas de abogados en la entidad.

En efecto, desde hace aproximadamente 10 años se ha ultimado a 74 abogados en Chihuahua. Tan sólo durante la gestión de Duarte ha sido asesinado un abogado cada dos meses. Y si llama la atención tanto homicidio doloso entre este gremio, más se resalta la ineficacia de las investigaciones, la impunidad con que resultan.

Hay algunos casos emblemáticos: el de Miguel Etzel Maldonado, ex procurador general de Justicia del estado, ex presidente estatal del PRI, ex líder del Congreso, reconocido dentro y fuera de su partido. Fue asesinado a tiros la noche del 20 de octubre de 2009 al llegar a la cochera de su casa. Nadie ha sido arrestado por el crimen hasta el momento.

El licenciado Sergio Dante Almaraz, ex dirigente local del Frente Democrático Nacional y del partido Convergencia, padre del actual fiscal de la Zona Centro del estado, fuerte crítico de la política de procuración y administración de la justicia en Chihuahua, fue asesinado en Ciudad Juárez en enero de 2006. Su homicidio también sigue impune.

Ex diputados, catedráticos, litigantes, priístas, panistas, de izquierda, sin partido, dirigentes del gremio, servidores y ex servidores públicos. Ultimados en la calle, en la carretera, en su propio despacho. Por comandos, por pistoleros aparentemente solitarios… La diversidad es enorme, pero el gobierno trata, sin embargo, de agruparlos en el denominador común del expediente fácil de en algo andarían metidos.

Por eso el Colegio Estatal de Colegios de Abogados hace ya varios años emprendió la lucha en defensa no sólo de sus agremiados, sino de todos sus colegas chihuahuenses. Se cansaron de enviar oficios a los procuradores, luego a los fiscales y a los gobernadores. Plantaron la cruz en la plaza frente a palacio. Se plantaron ellos mismos enseguida para exigir justicia. Nada. El silencio fue la única respuesta del gobierno del estado.

Nunca se imaginaron que tendrían que acudir al amparo de la justicia federal para que el gobierno del estado se viera forzado a hacerles caso, pero lo hizo el secretario particular del gobernador derivándolos sólo a otros funcionarios. A la fecha no han podido hablar con Duarte.

Tuvieron que mediar los asesinatos de dos abogados más para que el 23 de noviembre el fiscal general del estado recibiera a los representantes del colegio estatal. Le exigieron que se establezca una fiscalía especializada para investigar los asesinatos de abogados, les dijo que no hay presupuesto. Y no mintió, pues el erario estatal está al borde de la bancarrota. Se comprometió empero a crear algo parecido: un grupo especial con este propósito, y a sostener reuniones periódicas con ellos para revisar el avance de las investigaciones.

Algo que ha proliferado en este país en los últimos años son las fiscalías especiales. Las de delitos contra las mujeres, contra periodistas y otras más. Lo que esto revela son tres cuestiones: en primer lugar, que los criminales organizados, desorganizados y de Estado, se han cebado en grupos muy específicos: mujeres, periodistas, derechohumanistas. En segundo lugar, la inacción de los diversos niveles y órdenes del gobierno para perseguir y castigar a los presuntos responsables; la impunidad, pues. En tercer lugar, las movilizaciones de protesta de los sectores afectados, que demandan el establecimiento de un espacio institucional determinado, al que se pueda pedir cuentas y evaluar la acción de procuración de justicia.

La mala noticia es que el crimen sigue avanzando, pero la buena es que cada vez hay más sectores de la sociedad que se organizan y levantan su voz. Como los abogados de Chihuahua.

Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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