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El pánico a los talibanes desata el caos en el aeropuerto de Kabul

El pánico por la llegada de los talibanes ha desatado el caos en Kabul, la capital de Afganistán. Miles de ciudadanos temerosos de quedar atrapados bajo la férula de los extremistas islámicos tratan de alcanzar el aeropuerto con la vana esperanza de poder salir del país. Al menos cinco personas han resultado muertas la mañana de este lunes tratando de alcanzar la pista. Mientras, siguen oyéndose algunas noticias de saqueos y abusos a pesar de que los talibanes han reiterado a sus combatientes que deben respetar la propiedad ajena.

Con los vuelos comerciales suspendidos y el aeródromo tomado por los 6.000 soldados enviados por Estados Unidos para asegurar la salida de sus nacionales, no ha hecho falta ni siquiera el rumor (falso) de que no se exigía visado para subir a un avión con rumbo a Canadá para que los desesperados afganos se lanzaran hacia las pistas en tromba. No está claro si los cinco muertos han sido víctimas de los disparos de las tropas o de una avalancha. Un funcionario estadounidense citado por Reuters admitió que los soldados habían disparado al aire para dispersar a la multitud.

Las escenas de caos en el aeropuerto contrastan con la calma que los talibanes aseguran que prevalece en el resto del país. Mohammad Naim, el portavoz de la oficina política de la milicia en Doha (Qatar), ha dado por terminada la guerra en el país, en declaraciones a la cadena catarí Al Jazeera. Sin embargo, aún no está claro cuáles son sus planes. Ante sí tienen la apabullante tarea de pasar de ser una guerrilla que se apoya en fuerzas locales (sobre todo rurales) a convertirse en una autoridad que controle y gestione todo un país (incluidos los núcleos urbanos, mucho más complejos).

Sus 60.000 milicianos (según estimaciones del Centro para Combatir el Terrorismo de West Point, EE UU) han logrado extenderse por el 90% del territorio gracias sobre todo a la retirada de las fuerzas armadas afganas, la mayoría de cuyos 300.000 miembros ha preferido entregar las armas y retirarse antes que luchar. Pero tanto los desplazamientos internos de civiles como los intentos de muchos de estos de abandonar el país indican que los talibanes no gozan de un apoyo generalizado.

El propio número dos del movimiento, el clérigo Abulghani Baradar, lo reconocía en un vídeo difundido anoche. Tras calificar la rápida victoria sobre el Gobierno afgano de “logro sin parangón”, señalaba que la verdadera prueba empezaba ahora. “Se trata de cómo servimos y damos seguridad a nuestra gente, y aseguramos su futuro lo mejor posible”, dijo rodeado por otros dirigentes talibanes, todos hombres, todos pastunes. Esa homogeneidad casa mal con la pluralidad de la sociedad afgana y está en la raíz de la desconfianza que genera el grupo.

De momento, envalentonados por la rapidez de su avance (en poco más de una semana se han hecho con el país) parecen haber descartado formar un Gobierno de transición. El expresidente Hamid Karzai ha anunciado en su Facebook la formación de un Consejo de Coordinación para gestionar el traspaso de poderes, después de que su sucesor, Ashraf Ghani, abandonara el país el domingo. En él, además de Karzai, participan el presidente del Consejo Nacional de Reconciliación, Abdullah Abdullah, y Gulbudin Hekmatyar, un veterano líder muyahidín acusado de genocidio.

No está claro qué tipo de contactos están manteniendo con los talibanes, o si los funcionarios siguen en sus puestos. Durante su entrevista con Al Jazeera, Naim dijo que la forma del nuevo régimen estaría clara pronto, dando a entender que están tratando de formar Gobierno. “No queremos vivir aislados”, dijo antes de defender unas relaciones internacionales pacíficas.

Pero el recuerdo de su dictadura (1996-2001), hace que muchos afganos recelen. Entonces, los islamistas lograron frenar la guerra civil, pero impusieron un código moral que condenó a los afganos al aislamiento. Su mandato fue especialmente cruel con las mujeres (confinadas al hogar y obligadas a esconder su cuerpo bajo el burka las escasas veces que podían salir de él) y las minorías. A pesar del intento de sus dirigentes por proyectar ahora una imagen más moderada, las noticias que se filtran de las primeras ciudades que claudicaron ante ellos, como Herat o Kandahar, son desalentadoras: mujeres a las que se impide acudir a sus trabajos o asistir a las clases de la Universidad.

Tampoco los países occidentales se fían de los talibanes. Solo Rusia y China han respondido positivamente al llamamiento talibán y mantienen sus embajadas abiertas. La mayoría de los Gobiernos han empezado o están gestionando la salida de sus ciudadanos. Suecia ya la ha completado. A la vez que aceleran la evacuación, 60 países, entre ellos EE UU y los europeos, ha emitido un comunicado en el que asegura que los afganos “merecen vivir seguros y con dignidad” y piden a los nuevos gobernantes que permitan salir del país a quien desee hacerlo. Sin embargo, no está claro dónde podrán dirigirse, ya que pocos pueden conseguir visados.

Además, muchos de los desplazados desde el inicio de la ofensiva talibán han recalado en Kabul, donde sobreviven de forma precaria en casas de familiares y parques. La agencia humanitaria de Naciones Únicas (OCHA) tiene identificadas a 17.600 que necesitan asistencia, 2.000 de ellas registradas en un solo día. Sin embargo, desde el domingo ha paralizado su actividad “ante la incertidumbre de la situación en Kabul”.

Fuente: El País

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Avioneta y Helicóptero del Ejército se Estrellan Cerca del Aeropuerto Nacional Reagan

En la noche del miércoles, un accidente aéreo sacudió Washington, D.C., cuando un avión de pasajeros colisionó con un helicóptero sobre el río Potomac, según informaron las autoridades locales.

El incidente involucró a un avión regional Bombardier CRJ700 de PSA American Airlines y a un helicóptero Sikorsky H-60 del Ejército de EE.UU. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) confirmó que el choque ocurrió alrededor de las 9:00 p.m. (hora del Este) mientras el avión se aproximaba a la pista 33 del Aeropuerto Nacional Reagan.

Según información obtenida por NBC News, en el avión viajaban 60 pasajeros y cuatro tripulantes. Por su parte, el helicóptero Black Hawk del Ejército también se vio involucrado en la colisión.

Imágenes captadas por una cámara de seguridad registraron el momento del impacto. Además, una cámara de internet del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas también pareciera haber captado el accidente.

Las autoridades informaron que cuatro personas han sido trasladadas a una estación de bomberos cercana al aeropuerto, mientras los equipos de rescate continúan trabajando en la zona.

El vuelo 5342 de American Airlines, operado por PSA, había partido desde Wichita, Kansas, con destino a Washington. En un comunicado oficial, la aerolínea confirmó el incidente y aseguró que proporcionará información a medida que esté disponible.

El FBI ha comunicado que su personal de la Oficina de Campo de Washington está preparado para colaborar en la investigación, aunque hasta el momento no se han encontrado indicios de que el accidente tenga relación con actividades criminales o terroristas.

Numerosos vehículos de emergencia se han desplegado en la zona y un helicóptero sobrevuela el río Potomac, iluminando el área con su reflector. NBC News informó que no se ha detectado nada en el agua hasta el momento, aunque se han congregado personas en los alrededores para observar lo ocurrido.

Según el Departamento de Bomberos y Servicios Médicos de Washington D.C. (DCFD), la aeronave cayó al río cerca del aeropuerto. La temperatura del agua en la boya más próxima al sitio del siniestro es de 35ºF (1.6ºC), lo que complica las labores de rescate.

Las operaciones en la terminal aérea fueron suspendidas temporalmente mientras los equipos de rescate trabajan en la escena. Aún se desconocen las causas exactas del accidente.

La policía de Washington, D.C., confirmó en un mensaje publicado en la red social X que varias agencias están colaborando en la respuesta al incidente.

Desde la Casa Blanca, se informó que el presidente Donald Trump ha sido notificado sobre la colisión. La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, expresó en Fox News que la Administración Trump envía sus pensamientos y oraciones a los afectados y pidió a la ciudadanía que siga las instrucciones de las autoridades.

El vicepresidente JD Vance, el secretario de Defensa Pete Hegseth y la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem también han sido informados sobre la situación. Vance publicó en X un mensaje de solidaridad y oración por los implicados en la tragedia.

Por su parte, el senador por Texas Ted Cruz indicó que habría fatalidades, aunque el número exacto aún no se ha confirmado. «Estoy siguiendo de cerca la situación en el DCA y recibiré un informe de la FAA mañana. Aunque aún no sabemos cuántas vidas se han perdido, sabemos que hay víctimas mortales. Por favor, únanse a Heidi y a mí en oración por todos los implicados», declaró el senador en X.

Las investigaciones continúan mientras las autoridades trabajan para esclarecer los hechos y determinar las causas exactas de la colisión.

 

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