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Opinión

EL “VOTO ÚTIL” DE MANUEL ESPINO Y EL “TONTO INÚTIL” DE VICENTE FOX Por Luis Villegas

Sí, sí, ya lo sé, se suponía que tengo una entrega pendiente, MÉXICO, DISTRITO FEDERAL. MAYO DE 2012. 3ª DE III PARTES, y el compromiso de escribir sobre un libro, “México 2012. Desafíos de la consolidación”.1 Sí, de veras que sí lo entiendo, pero resulta que soy veleta. Y no lo soy porque yo quiera, no señor, lo soy porque como cualquier escritor que se respete, aunque nada más tenga dos o tres lectores, en mi caso no pasan de  28 -según dicen (y mi mamá no cuenta porque es fan obligada)-, el asunto es que me han emplazado, so pena de dejar de leerme (¡gulp!), a que escriba sobre el asunto del “voto útil” que promueve Manuel Espino. Me imagino que la razón es obvia, le están pidiendo a un ex-panista (yo), que opine respecto de lo que otro ex-panista, Manuel, propone, a fin de que el ciudadano promedio le dé sentido a su voto.

 

Es difícil; yo no puedo evitar sentir simpatía por Manuel Espino. Muchas cosas se decían de él previo a su arribo al CEN del PAN -muy pocas buenas, por cierto-; y en los hechos resultó que, a la hora de la hora, se descamisó porque Felipe Calderón llegara a la Presidencia de México. Yo no sé si me veo ingenuo, pero no lo creo. Yo fui testigo de cómo Manuel, y luego Fox, metieron las manos hasta los codos para que Felipe Calderón llegara a ser Presidente de la República. Así que, con todos sus “prietitos”, lo cierto es que Manuel estuvo a la altura de lo que se esperaba de él como líder del PAN nacional. Ya luego, distanciado del poder por el poder mismo -quiero decir con esto que el “poder” (quisiera pedirle al lector que reparara en la sutil metáfora que equipara al “poder”, así como sustantivo, con la Presidencia de la República)-, es decir, a partir de que Felipe Calderón distanció de sí a quien, en los hechos, fue el segundo artífice de su triunfo (el primero fue Fox), era natural el resentimiento de Manuel; y ahí hubiera quedado, pienso yo, de no ser porque el “poder” se empeño en hacer talco a su otrora benefactor a partir de que este, en legítimo ejercicio de su derecho a la libre expresión, empezó a escribir un montón de cosas respecto a los yerros y fallos del “poder”. No, pos así no.

 

Quiero decir que el “poder”, en todo momento, en vez de perseguir a sus críticos (por muy benefactores que fueran), tuvo expedita la vía de dejar de hacer tarugadas como medio de evitar el improperio, la diatriba, la mofa o el escarnio o de hacer caso omiso a sus autores. Como sea, en el caso concreto, resulta que el “poder”, como las reatas (“R e a t a s”, no “ratas”), se rompió por lo más delgado y decidió correr a Manuel Espino de las filas del PAN. Oiga, usté, el niño es risueño y le hacen cosquillas…

 

Ya puestos, yo no creo, ni por mucho, que Manuel haya sido el peor Presidente de ese instituto político. Comparado con sus sucesores, de los tres, Germán, César y Gustavo, no se hace un medio Manuel. Por eso yo no puedo evitar sentir simpatía por Manuel Espino.

 

Pero de ahí a que Manuel salga con que el “voto útil” debe ser a favor de Enrique Peña Nieto (a) “El Bombón”, media un mundo de diferencia.

 

En la jerga electoral, el llamado “voto útil” tiene distintas connotaciones; para Arturo Sarukhán -embajador de México en los Estados Unidos-, es un voto ponderado, racional, desprovisto de partidismo, por el bien de la República y de un Estado “plural, tolerante, justo, democrático y laico”; para Javier Lozano, abogado, catedrático de la Escuela Libre de Derecho e identificado con el PAN, es “el que se destina a un candidato realmente competitivo ante el desplome del que originalmente era de tu preferencia”; en tanto que el perredista Jesús Ortega nos dice sobre el voto que, lo primero, es no anularlo; y lo segundo, utilizarlo para que “gane quien garantiza cambio con democracia y prosperidad para todas y todos”;2 en tanto que la diputada priísta por el Estado de Hidalgo, Paula Hernández, nos dice de él que es el que por derecho y obligación se ejerce por algún partido. Para el especialista Imer B. Flores, en cambio, existen muchos tipos de voto útil: El de control, voto plural, voto crítico, etc.3

 

Para mí, el voto útil es el voto racional. Es el que se emite al margen de preferencias personales.

 

El llamado de Manuel Espino es una trampa; no puede ser voto útil el que se emite a favor del puntero; ese sería un voto de conveniencia; un voto como el que promueven Manuel Espino o, para el caso, Vicente Fox, es un voto convenenciero que, para colmo, se emite sobre la base de fobias personalísimas en contra de uno de los aspirantes; ninguno de los dos son personajes que puedan, en la especie, ser considerados “imparciales” u “objetivos”; los dos padecen del mismo mal: Una animadversión personal que nubla su juicio y confunde su entendimiento de tal suerte que, en este trance, no es posible tomar con seriedad su dicho.

 

El voto útil es un llamado a la inteligencia del elector para que vote por la mejor opción, a su juicio, cuando todas las demás alternativas (incluida la de sus preferencias personales) ya no son viables, como sería el caso de Josefina Vázquez Mota y de Gabriel Quadri, quienes en esta etapa del proceso ya no tienen la menor posibilidad de llegar.

 

El “voto útil” es todo lo opuesto a aquello que nos proponen ambos personajes pues, como queda dicho, es un voto que se emite atendiendo a la razón, no a la facción; al entendimiento, no a la animadversión; al cálculo, no al arrebato; a la reflexión, no a la pasión. En suma, “voto útil” es aquel que se emite por la convicción que genera la necesidad de un cambio auténtico de rumbo y no aquel que se alimenta de una animadversión cultivada durante años.

 

Difícil decisión la de los panistas de esta hora, quienes deberán debatirse entre seguir la línea institucional del Partido a favor de una candidata y una candidatura que hace aguas por todos lados, hacerse eco del llamado de estos ex–líderes blanquiazules o hacer uso de sus propias facultades intelectuales para decidir lo mejor para México. El tiempo dirá de qué están hechos.

 

 Montes.

luvimo6608@gmail.com, luvimo66_@hotmail.com

 

1 Lorenzo Córdova, Ciro Murayama y Pedro Salazar (Coords.) (2012): “México 2012. Desafíos de la consolidación”. Tirant Lo Blanch. México.

2 Visible en el sitio: http://www.votoutil.mx/definiciones/index.html

3 FLORES MENDOZA, Imer Benjamín (2011): “El problema del ‘voto nulo’ y del ‘voto en blanco’. A propósito del derecho a votar (vis-à-vis libertad de expresión) y del movimiento anulacionista” en Elecciones 2012: En busca de equidad y legalidad. Instituto de Investigaciones Jurídicas. México.

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Opinión

El tren. Por Raúl Saucedo

Por las vías de los recuerdos y el futuro

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viaja a la velocidad de la luz, es fácil olvidar la importancia de las arterias que mueven el
mundo físico: las vías férreas son ejemplo de ello. Los trenes como gigantes de acero que
surcan valles y montañas, no son sólo reliquias del pasado, sino fueron clave fundamental
para el desarrollo económico y social de las naciones, y México fue la excepción.
A lo largo de la historia, el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso. Desde la Revolución
Industrial, las vías férreas han tejido lazos entre pueblos y comunidades, impulsando el
comercio, la industria, el turismo y el intercambio cultural. Países como Estados Unidos,
China y Japón son ejemplos claros de cómo una robusta red ferroviaria puede ser el motor de
un crecimiento económico sostenido.
En México, la historia del ferrocarril está ligada a la propia construcción del país. El «Caballo
de Hierro», como se le conoció en el siglo XIX, unió a una nación fragmentada por la
geografía y las diferencias sociales regionales. Sin embargo, a pesar de su glorioso pasado, el
sistema ferroviario mexicano ha sufrido un prolongado periodo de abandono y desinversión.
Hoy, en un momento en que México busca consolidarse como una potencia regional y lograr
un desarrollo más equilibrado y sustentable, es imperativo revalorizar el papel del ferrocarril.
La construcción de nuevas líneas, la modernización de la infraestructura existente y la
promoción del transporte ferroviario de carga y pasajeros son acciones estratégicas que deben
estar en el centro de la agenda nacional.
Los beneficios de un sistema ferroviario eficiente reduce los costos de transporte, facilita el
comercio interior y exterior, y promueve la inversión en diversos sectores productivos,
permite conectar zonas marginadas con los principales centros urbanos e industriales,
impulsando el desarrollo local y la creación de empleos y un sistema ferroviario eficiente
ofrece una alternativa de transporte segura, cómoda y accesible para la población.
La actual administración federal ha mostrado un interés renovado en el desarrollo ferroviario,
con proyectos emblemáticos como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de
Tehuantepec, así como las futuras líneas a Nogales, Veracruz, Nuevo Laredo, Querétaro y
Pachuca.
Con estas obras México recuperara su vocación ferroviaria y aprovechara a mi parecer el
potencial de este medio de transporte para impulsar su desarrollo hacia el futuro.
El motivo esta columna semanal viene a alusión de mis reflexiones de ventana en un vagón
de tren mientras cruzaba la península de la hermana república de Yucatán y en mi cabeza
recordaba aquella canción compuesta en una tertulias universitaria que decía…”En las Vías
de la Facultad”

@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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