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Ernestina Godoy buscará el Senado de la República por Morena

La noticia fue dada a conocer por el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.

Ciudad de México.- La extitular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, competirá por la segunda fórmula al Senado de la República por el partido de Morena, según lo dio a conocer el dirigente nacional del partido, Mario Delgado.

Asimismo, Delgado señaló que celebra la decisión de Godoy, así como también afirmó que cuenta con el reconocimiento de la gente de la Ciudad de México y que es una persona que tiene mucho que aportar en la campaña.

«Me dijo: «sí me interesa», lo cual yo celebro y la vamos a incorporar a la encuesta de la Ciudad de México para definir la segunda fórmula, porque la primera fórmula ya está ocupada por Omar García Harfuch.

«Ella tiene el reconocimiento de la gente en la Ciudad de México, tiene mucho que decir en esta campaña, en caso que ella fuera candidata. Imagínense la pareja de seguridad pública y la Fiscalía», dijo Mario Delgado.

Recordemos que el pasado 08 de enero, el Congreso de la Ciudad de México votó en contra de la ratificación de Ernestina Godoy como titular de la Fiscalía General de Justicia; con 41 votos a favor y 25 en contra, los legisladores capitalinos optaron por elegir a una nueva figura que ocupe dicho banquillo.

Cabe mencionar, que ante esto, Ernestina Godoy dejó a su vocero Ulises Lara López como encargado de despacho en la Fiscalía de la Ciudad de México, pues aseguró (Godoy), que la Fiscalía seguirá con los proyectos establecidos y seguirá garantizando la seguridad a las personas.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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