La escultura metálica llamada “Fertilidad” (paradójica por su material y su nombre), de la artista de alcance mundial Águeda Lozano, encuentra un nuevo lugar –que muchos esperamos que sea el definitivo- para su exhibición en la ciudad natal de su autora, Cuauhtémoc, Chihuahua.
Dicha pieza estuvo montada a un lado de la Calzada 16 de septiembre, donde prácticamente era invisible; luego fue llevada a un lado de las vías del tren, en el Parque San Antonio, donde no sólo fue invisible, sino que sufrió un trato más que irrespetuoso por parte de borrachines, vagos y malvivientes que merodean cotidianamente la zona.
Recientemente, en un acto de rescate y buscando una locación digna para la pieza escultórica, la actual administración municipal la retiró de este último lugar y la ha llevado a la cima del Cerro del Duraznito, para anclarla a una base que se ha construido en el estacionamiento del Parque El Mirador.
Desde la década de los sesentas, Águeda Lozano ha participado en importantes exposiciones de arte en América y Europa. Estudió en Monterrey, en donde participó en importantes exposiciones, y estuvo brevemente en el Distrito Federal. Después de ello, en 1968, se fue a Europa, asentándose en la capital de Francia, en donde representó a la Generación de la Ruptura (cosmopolita y abstracto, más apolítico que nacionalista) y la tendencia plástica de lo figurativo, exponiendo individualmente en las galerías parisinas que le abrieron las puertas a bienales.
Hacia finales de los setentas, Lozano pasó de la pintura a la escultura, disciplina ésta que también le generó reconocimientos internacionales, encontrando en el acero inoxidable el material justo para la realización de sus obras. En junio de 2006, su escultura “Tierra de México en Tierra de Francia”, de más de cuatro metros, se inaugura en la Plaza de México, en las calles de París; ningún mexicano había conseguido esto.
Y en Cuauhtémoc, Chihuahua, contamos con una de sus monumentales creaciones en acero: Fertilidad, la cual ha estado en exhibición desde octubre de 1998, en los últimos días del gobierno estatal de Francisco Barrio y del gobierno municipal de José Luis Carrasco Quintana. No bien entendida por gran parte de los ciudadanos (hasta la actualidad), la pieza recibió sobrenombres como “La licuadora”, “La lata de sardinas” y “La madre”, entre otros, cosa que a la artista no parece molestarle.
Confieso que he quedado fuertemente impresionado con la sencillez de Águeda cuando, con un notable gesto que mezcla la humildad con la comprensión (porque ni se enoja ni se indigna), afirma con plena convicción lo siguiente: “Me han dicho en mi tierra (Cuauhtémoc) que no entienden, que no comprenden mi obra, pero yo digo que eso no es culpa de ellos, sino que es culpa mía, porque somos los artistas los únicos responsables de eso, y aquí estoy, para hacerme comprender”.
En fin, la escultura Fertilidad –tan incomprendida por muchos como admirada por otros tantos- ya está en su nuevo lugar, el cual se inaugura la tarde de este 19 de agosto en un evento singular que ha de reunir a la artista con sus seguidores, contando con la presencia autoridades e invitados especiales. Es el momento para recuperar el sentido de esta pieza, para insistir en una preocupación de orden estético en la formación de nuestros ciudadanos. Esta obra es una expresión de libertad, libertad creadora, libertad productiva, libertad visionaria.
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