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México

Google Maps sí cambiará el nombre a Golfo de América

Google Maps cambiará el nombre del Golfo de México a Golfo de América ??una vez que se actualice oficialmente en el Sistema de Nombres Geográficos de Estados Unidos, reveló la empresa de tecnología en una publicación de la red social X.

El cambio será visible en Estados Unidos, pero seguirá siendo “Golfo de México” en México, aclaró la compañía.

Fuera de los dos países, los usuarios podrán ver ambos nombres.

El Departamento del Interior de la administración de Trump dijo el viernes pasado que había cambiado oficialmente el nombre del Golfo de México a Golfo de América, y el pico Denali de Alaska a Monte McKinley.

Google Maps hará un cambio similar con el Monte McKinley.

Donald Trump ordenó los cambios de nombre como parte de una serie de acciones ejecutivas horas después de asumir el cargo el lunes pasado, cumpliendo una promesa de campaña.

En poco tiempo, cambiaremos el nombre de Golfo de México a Golfo de América”, declaró Donald Trump en su mensaje de investidura.

El mismo día, el gobierno de Florida acató la medida y emitió un reporte meteorológico con el nuevo nombre.

Según lo ordenado por el presidente, el Golfo de México ahora será conocido oficialmente como el Golfo de América y el pico más alto de América del Norte volverá a llevar el nombre de Monte McKinley”, expresó el Departamento del Interior en un comunicado la semana pasada.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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