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Resto del mundo

Invasión de los hipopótamos de Pablo Escobar pone en jaque a gobierno de Colombia

Un tribunal de Cundinamarca estudia una acción popular que reclama una solución definitiva para la invasión que representan los hipopótamos importados por el narcotraficante Pablo Escobar, una amenaza para la fauna y la flora autóctonas en el valle de Magdalena Medio, en el centro de Colombia.

Escobar importó en 1981 tres hipopótamos machos y una hembra que, casi tres décadas después, se han convertido en unos 70 ejemplares. Los animales quedaron libres en Antioquia tras la muerte del narcotraficante en 1993 y, pese a los esfuerzos de los ambientalistas, la situación sigue empeorando con el paso del tiempo.

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca admitió una acción popular presentada por el abogado Luis Domingo Gómez Maldonado y en las que se llama a la intervención de la Justicia. En declaraciones al diario El Espectador Gómez lamentó que por ahora “solo se han logrado hacer algunas esterilizaciones” y, mientras se debaten opciones, “la población crece“.

No obstante, el abogado advirtió de que la solución “no puede ser la eutanasia ni autorizar la caza de control por ser especie invasora”. La acción solicitaba una medida cautelar para pedir que se prohibiese el sacrificio, pero el juez la ha desestimado por considerar que no hay ninguna prueba de que haya labores de caza.

Entre las especies amenazadas por los hipopótamos de Escobar está el manatí, en riesgo de extinción, así como algunos peces de la zona que no sobreviven a la reducción de los niveles de oxígeno derivada de las heces de los ejemplares exóticos. También se han dado casos de ataques a personas.

Resto del mundo

Restauración de la Virgen Macarena en Sevilla desata polémica por cambios en su imagen

Sevilla — La emblemática Virgen de la Macarena, venerada en la basílica del mismo nombre en Sevilla, generó una fuerte controversia tras una reciente restauración que modificó su apariencia. Conocida por su devoción popular y por ser una figura central en la Semana Santa sevillana, la estatua de madera del siglo XVII fue retirada en junio por los miembros de la Hermandad de la Macarena, responsables de su cuidado desde hace siglos, para recibir algunos retoques.

Lo que debía ser una restauración discreta terminó transformando su rostro. La figura regresó con cambios notables: pestañas más largas, un efecto ahumado en la mirada y alteraciones en la piel y la forma de la nariz. Estas modificaciones provocaron indignación entre los sevillanos, quienes consideran que la Macarena no debía “maquillarse” ni alterar su imagen tradicional.

El descontento se hizo visible en bares de tapas y espacios públicos, donde es común ver pósters de la Virgen y medallas o pulseras con su imagen. La polémica se extendió entre los locales que siguen religiosamente las transmisiones de la procesión de la Macarena previas a la Semana Santa, transmitidas en bucle por televisión.

La restauración buscaba preservar y embellecer la estatua, pero para muchos fieles la intervención rompió con la esencia histórica y espiritual de la Virgen, generando un debate sobre los límites de la conservación artística frente a la tradición religiosa.

Este episodio resalta la profunda conexión cultural y emocional que Sevilla mantiene con la Macarena, recordando que cualquier cambio en la imagen venerada puede provocar reacciones intensas entre quienes la consideran un símbolo inalterable de fe y patrimonio histórico.

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