Aimee Curry recuerda un día en el que estaba sentada en el sofá, con su espalda contraída, mientras los espasmos -consecuencias de un accidente que casi la mata en 1992- le recorrían la espalda de arriba hacia abajo.
Una amiga que la había llegado a visitar ese día se marchó, diciendo que regresaría con un medicamento. «Ella volvió con marihuana», dijo Curry, quien expresó que al principio, estaba horrorizada.
«Pensaba algo así como, ‘yo no puedo fumar eso, mi padre dijo que no'», comentó Curry, de 39 años, cuyo padre es un ministro ordenado. «No puedo hacerlo; es malo».
«Pero tenía tanto dolor, y ellos me decían ‘Aimee, esto te quitará el dolor'».
Curry ignoró la voz que le predicaba en su interior y probó la marihuana. En cuanto dominó la inhalación, dice ella, los músculos de su espalda se relajaron. Su dolor no desapareció del todo -todavía le dolía cuando finalmente se levantó del sofá- pero Curry dijo: «No me importó».
«La Biblia dice que no debemos abusar de una droga, no dice que no puedas usarla», dice Curry. «En mi opinión, el cannabis es un regalo de Dios».
Mientras algunas personas en la comunidad religiosa podrían estar en desacuerdo con la interpretación que Curry hace de la Biblia, el fundamento científico del cannabis como un tratamiento médico, especialmente en lo relativo al tratamiento del dolor, es un fundamento sólido.
El dolor es la condición más común para la que se utiliza el cannabis médico, y una de las pocas para la cual existen datos clínicos prometedores en humanos.
Según los doctores que recetan el cannabis para el dolor, la actual corriente de legalización en Estados Unidos está trayendo un efecto secundario no intencionado: una necesidad que ha sido reducida en gran parte, y en algunos casos la cesación completa de los medicamentos basados en opioides.
El Dr. Mark Rabe, un médico graduado de la Facultad de Medicina de la Universidad Northwestern, dijo que lo ve entre sus propios pacientes.
«Los pacientes a menudo vienen a mi oficina y ponen sobre mi escritorio una bolsa café grande llena de botes de medicinas y dicen: ‘Ya no tomo oxicodona; ya no tomo relajantes musculares. Ya no tomo Ambien; ya no tomo trazodona’, porque el cannabis medicinal da mejores resultados», dijo Rabe, quien dirige la clínica Centric Wellness en San Diego.
«Una y otra vez estos pacientes me dicen que el cannabis medicinal funciona mejor que las píldoras, y con menos efectos secundarios».
Los efectos secundarios del cannabis son bien conocidos para quienes lo utilizan con fines médicos y con fines recreativos -boca seca, ojos rojos y antojos insaciables- mientras los efectos secundarios de los opioides pueden incluir nausea, estreñimiento y una irónica hiper-sensibilidad al dolor.
Éste es un contraste incluso más fuerte entre los dos: desde 1999, según los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades, el número de muertes accidentales por sobredosis asociadas a los opioides (también llamados opiáceos) aumentó en aproximadamente 400%. Los investigadores del cannabis dicen que es prácticamente imposible experimentar una sobredosis de esta hierba.
«El cannabis tiene un perfil de seguridad tan bueno y es mucho menos adictivo que los opiáceos», dijo Rabe. «En mi opinión, el cannabis es un buen posible reemplazo para los opiáceos».
El Dr. Donald Abrams, un investigador principal en temas de dolor y cannabis, dijo que los datos clínicos apoyan el uso del cannabis como tratamiento contra el dolor, especialmente en pacientes que padecen de cáncer y VIH/SIDA que tienen neuropatía, una dolorosa condición que involucra daño en los nervios.
Como anécdota, dijo que ha conocido a muchos pacientes que han usado el cannabis ya sea para reducir su necesidad de opioides o eliminarla del todo.
Abrams describió un escenario reciente que involucraba a una paciente de 58 años con diabetes que padecía de dolor neuropático.
«Ella ya había perdido dos dedos del pie, y en la sala de emergencias le dijeron que no debía usar el cannabis para combatir el dolor», dijo Abrams, jefe de hematología y oncología en el Hospital General de San Francisco. «Ella me dijo: ‘Las medicinas para el dolor que me dan me hacen sentir terrible, y el cannabis funciona».
Podría funcionar, pero entre los médicos que tratan el dolor, la receptividad hacia el cannabis como una terapia viable es débil y complicada.
Uno de estos médicos dijo que el debate no es si las medicinas basadas en cannabis -como Marinol, la cual ha sido aprobada para su uso en pacientes por la Agencia de Alimentos y Medicamentos- ayudan con el dolor, especialmente en pacientes con cáncer.
Sí ayudan, dijo.
«Creo que el debate debería ser dejado de lado», dijo el Dr. Jay Joshi, director ejecutivo y director médico de National Pain Centers, agregando que los entusiastas defensores podrían estar empañando los asuntos reales que rodean al cannabis. «Veo el entusiasmo por la marihuana como el entusiasmo que teníamos por los opiáceos hace años».
«Creo que en el futuro, veremos problemas de esta liberación de la marihuana», agregó. «Hemos visto el balanceo de estos péndulos antes, y la realidad está en algún punto en el centro».
Joshi dijo que, a pesar de la forma en que está enmarcado, el cannabis no siempre es seguro.
Algunos de los cientos de químicos que se inhalan al fumar cannabis, dijo, son lipofílicos -tienen una afinidad por las células grasas- así que se adhieren a las células nerviosas y cerebrales durante meses o años. Eso podría resultar problemático a largo plazo, dijo.
Y, Joshi comentó, la marihuana que se fuma introduce cientos de químicos al cuerpo, algunos de los cuales podrían resultar perjudiciales para el cerebro con el tiempo.
No creo que el cannabis esté libre de riesgos, y que no haya posibles efectos secundarios a largo plazo», dijo Joshi, quien también es el médico principal y director de Wellness Center USA. Quienes ofrecen eso, dijo, «están bebiendo demasiado Kool-Aid. Ninguna medicina viene libre de riesgos».
La cuestión, dicen los investigadores del cannabis, es el riesgo relativo. Para reafirmar su argumento respecto al cannabis, Rabe menciona datos de seguridad del paciente.
Según la FDA, en 2011, 98.518 pacientes murieron debido a causas relacionadas con medicamentos aprobados por la agencia, mientras 573.111 tuvieron serios resultados, como hospitalización, discapacidad u otra situación que puso en riesgo sus vidas.
«Casi 100.000 personas mueren por medicamentos monitoreados por la FDA», dijo Rabe. «Si prestas atención a esas cifras y luego escuchas sobre las propiedades de los cannabinoides, tiene sentido que haya un creciente interés en algo adicional a lo que las farmacéuticas ofrecen».
Lo que la medicina ofrece en el futuro lejano puede radicar en algún punto entre lo que los doctores como Rabe y Abrams -y Joshi- actualmente le están ofreciendo a sus pacientes.
Un pequeño estudio, escrito por Abrams y publicado en 2011, encontró que utilizar el cannabis en combinación con otros opioides puede mejorar el alivio contra el dolor, reducir los efectos secundarios de los opioides y -posiblemente lo que es más importante- reducir la dosis necesaria para ambas drogas.
Otros estudios más amplios necesitan hacer eco de esos resultados -y la Agencia de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) debe cambiar la clasificación del cannabis- antes de que la mayoría de médicos que tratan el dolor se suban a bordo.
Ahora mismo, es una droga de Clase I -lo que la DEA clasifica como «drogas que actualmente no tienen un uso medicinal aceptado y un alto potencial de abuso».
«Si se cambiara la clasificación del cannabis, creo que hay muchos médicos, entre ellos me incluyo, que no solo lo reconsiderarían, sino probablemente lo recetarían», dijo Joshi. «Muchos médicos tienen miedo de recetar algo cuando la droga en sí es de Clase I».
Mientras tanto, pacientes como Curry, quienes se han convertido en devotos defensores del cannabis medicinal, están confundidos por el debate.
«No entiendo por qué el gobierno puede recomendar narcóticos, tu doctor puede recetarte Percocet u oxicontina y literalmente puedes morir si tomas demasiado», dijo Curry. «Pero si fumas demasiada marihuana simplemente… te quedarás dormido».
Ella dijo que la voz de su padre pasa de ser un susurro y un grito en su mente a medida que considera su uso futuro del cannabis medicinal.
Hoy en día, ella se inclina por honrar a su padre. Pero cuando llega el dolor, el «regalo de Dios» puede anularlo todo.
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