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Opinión

Las lecciones de la entrega de lotes en Cuauhtémoc Por Antonio Escamilla Meza

Como resultado de la lucha organizada del Movimiento Antorchista en Chihuahua, el Profesor Israel Beltrán Montes, presidente municipal, de un total de 600 lotes, entregó 186 para la construcción de vivienda popular, dotados con agua potable, luz y drenaje, para igual número de familias humildes en la colonia “Chano Duarte” de la ciudad manzanera de Cuauhtémoc, el pasado 28 de julio de los corrientes, contando con la presencia de su cuerpo edilicio, los directores municipales de Desarrollo Urbano y Desarrollo Social y de la dirigencia local y estatal del antorchismo.

Desde hace más de dos años, los solicitantes de lotes, ahora orgullosos colonos, comenzaron la lucha tomando la decisión de organizarse, de formar un grupo antorchista para reunirse cada ocho días, de cooperar económicamente para sostener su propia lucha, de difundir la existencia del grupo, de reunir la documentación básica y de crear con mucho esfuerzo una caja de ahorro para lograr el propósito de conquistar un pedazo de patria para edificar su vivienda. En un principio no había alternativas de superficies de terrenos, razón por la cual el grupo comenzó a tocar puertas en los diferentes niveles de gobierno y ante los diferentes actores políticos, logrando al final de las cuentas y dada la fuerza política de la organización el compromiso político de otorgar 600 lotes a los antorchistas por parte del entonces candidato a presidente municipal Beltrán Montes, cuando llegara a ocupar el cargo, compromiso que, como se ve, está comenzando a cumplir, honrando así la palabra empeñada con el antorchismo. Autoridades cumplidoras, que escuchan al pueblo organizado y resuelven, debería ser la regla general, pero no es así, son, como el profesor Beltrán, una rara excepción.

Este acontecimiento es una prueba irrefutable de lo que puede lograr el pueblo humilde y trabajador cuando se une, se organiza y lucha; ahora los beneficiarios saben que si se ejerce el derecho de asociación, como lo establece el artículo noveno constitucional; que si lleva a la práctica el artículo octavo de la Ley que nos rige a todos los mexicanos, el cual estipula el derecho de petición de todo ciudadano; y que si la solución a su petición llega a negarse o a obstaculizarse con cualquier pretexto burocrático-administrativo o argumentos de insuficiencia presupuestal, puede protestar libremente ejerciendo su derecho a la manifestación pública, consagrado en el artículo sexto de nuestra Carta Magna. Estos derechos constitucionales (tan violentados en la práctica por verdaderos delincuentes como los funcionarios de gobierno en San Luis Potosí, que se niegan a resolver las demandas de elemental justicia social que enarbolan los antorchistas), se destacan como las herramientas indispensables sin las cuales no se habría logrado jamás obtener este resultado tan favorable para un grupo de trabajadores, gente humilde y de progreso, que recibió su lote el pasado 28 de julio. Esta es una de las lecciones más importantes que hay que aprender de lo sucedido, esta enseñanza debe alumbrar el camino para el futuro de los compañeros hoy beneficiados; el resultado obtenido no debe convertirse en el factor para abandonar la lucha y la organización antorchistas, sino al contrario, debe servir para unificarnos más, para luchar más organizados sabedores que ese es el camino correcto que hay que andar para lograr el progreso de la colonia, pues aunque ya cuenta con agua, luz y drenaje, aun faltan muchas cosas más como buscar que se respeten las facilidades de pago que nos prometió el alcalde para que al final se obtenga la titulación de los terrenos, todavía falta la construcción de una buena vivienda, el alumbrado, banquetas, guarniciones, pavimentación de calles, parques y jardines, espacios deportivos y comunitarios, escuelas, centro de salud, servicio de limpia, transporte, etc., para lograr una verdadera vivienda digna. Pero no sólo por eso hay que seguir unidos y organizados. Además, hay que seguir así para lograr el objetivo final del antorchismo en México, que consiste en erradicar la mala e injusta distribución de la riqueza nacional que producimos todos los trabajadores del país con nuestras manos pero que es apropiada por unos cuantos multimillonarios, que dejan en la pobreza a millones y millones de seres, con todas las consecuencias que ello genera, desde la falta de empleo, de salarios con verdadero poder adquisitivo, de vivienda digna, y la abundancia de miseria, ignorancia, insalubridad, delincuencia y violencia sin final.

Otra lección importante es que con la entrega de los primeros lotes se comprueba con hechos concretos, no sólo de palabra, lo que es en verdad el Movimiento Antorchista, una organización nacional de lucha, trabajadora, seria, disciplinada, valiente, muy honrada, que no defrauda a nadie, que pese a lo difícil del camino, no se arredra y sabe cumplir con quienes le depositan su confianza. Que no es una organización de vividores que esquilman al pobre, ni de agachones ni traidores; que si de defender los intereses de sus compañeros se trata, es la primera en poner el pecho; que es una organización compuesta por activistas leales y desinteresados, dirigidos y apoyados con todo por su Dirección Nacional, que encabeza el Ingeniero Aquiles Córdova Morán, un hombre sabio, valiente y comprometido con los desposeídos del mundo con cuyos agremiados se hace, en conjunto, una sólida fortaleza que nos permite resolver problemas tan importantes como el de un lote para vivienda, pero que se propone a largo plazo ganarle la batalla a la terrible e insultante pobreza.

La entrega de estos terrenos, con todo lo que significa, también debe servir para llamar a más ciudadanos pobres a que se unan al antorchismo; a que se integren a los grupos de solicitantes de lotes que Antorcha tiene en cada Municipio, o a formar grupos antorchistas en colonias ya existentes pero que estén en condiciones de pobreza y marginación. Debe servir también para hacer un llamado a los hombres y mujeres de progreso  y sedientos de justicia, que quieran contribuir a la causa del antorchismo, para que se unan como activistas de la organización, como organizadores y educadores políticos del pueblo mexicano, nuestra patria sufrida lo está demandando.

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Opinión

El tren. Por Raúl Saucedo

Por las vías de los recuerdos y el futuro

En la actual era de la inmediatez y la conectividad a nivel mundial, donde la información
viaja a la velocidad de la luz, es fácil olvidar la importancia de las arterias que mueven el
mundo físico: las vías férreas son ejemplo de ello. Los trenes como gigantes de acero que
surcan valles y montañas, no son sólo reliquias del pasado, sino fueron clave fundamental
para el desarrollo económico y social de las naciones, y México fue la excepción.
A lo largo de la historia, el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso. Desde la Revolución
Industrial, las vías férreas han tejido lazos entre pueblos y comunidades, impulsando el
comercio, la industria, el turismo y el intercambio cultural. Países como Estados Unidos,
China y Japón son ejemplos claros de cómo una robusta red ferroviaria puede ser el motor de
un crecimiento económico sostenido.
En México, la historia del ferrocarril está ligada a la propia construcción del país. El «Caballo
de Hierro», como se le conoció en el siglo XIX, unió a una nación fragmentada por la
geografía y las diferencias sociales regionales. Sin embargo, a pesar de su glorioso pasado, el
sistema ferroviario mexicano ha sufrido un prolongado periodo de abandono y desinversión.
Hoy, en un momento en que México busca consolidarse como una potencia regional y lograr
un desarrollo más equilibrado y sustentable, es imperativo revalorizar el papel del ferrocarril.
La construcción de nuevas líneas, la modernización de la infraestructura existente y la
promoción del transporte ferroviario de carga y pasajeros son acciones estratégicas que deben
estar en el centro de la agenda nacional.
Los beneficios de un sistema ferroviario eficiente reduce los costos de transporte, facilita el
comercio interior y exterior, y promueve la inversión en diversos sectores productivos,
permite conectar zonas marginadas con los principales centros urbanos e industriales,
impulsando el desarrollo local y la creación de empleos y un sistema ferroviario eficiente
ofrece una alternativa de transporte segura, cómoda y accesible para la población.
La actual administración federal ha mostrado un interés renovado en el desarrollo ferroviario,
con proyectos emblemáticos como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de
Tehuantepec, así como las futuras líneas a Nogales, Veracruz, Nuevo Laredo, Querétaro y
Pachuca.
Con estas obras México recuperara su vocación ferroviaria y aprovechara a mi parecer el
potencial de este medio de transporte para impulsar su desarrollo hacia el futuro.
El motivo esta columna semanal viene a alusión de mis reflexiones de ventana en un vagón
de tren mientras cruzaba la península de la hermana república de Yucatán y en mi cabeza
recordaba aquella canción compuesta en una tertulias universitaria que decía…”En las Vías
de la Facultad”

@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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