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Opinión

Las responsabilidades de MORENA por Victor M. Quintana Silveira

LAS RESPONSABILIDADES DE MORENA

Por: Víctor M. Quintana S.

Fue difícil lograr la participación de tres mil 158 personas para integrar el quórum legal de la Asamblea Estatal constitutiva de MORENA en Chihuahua el sábado 26 de octubre. Pero lo que viene es aún más difícil.

No es menor el logro de MORENA en nuestro estado. Ya de por sí lo puramente cuantitativo es importante: haber reunido a tres millares de personas, procedentes de los cuatro puntos cardinales de Chihuahua, casi un millar de ellos de Ciudad Juárez. Pocas veces la izquierda electoral había llegado a este punto. Sin embargo, hay que ver sobre todo lo cualitativo: el talante de la gente al participar; el aguantar tres horas a que terminara la asamblea; la mística que hizo venir lo mismo a gente que vive muy lejos que a personas con dificultades de movilidad, o con obligaciones laborales. Hay que ver también la diversidad humana presente: muchos jóvenes, buen número de adultos mayores; algunas figuras emblemáticas de la izquierda partidaria, como el Partido Comunista, el PSUM;  ex militantes del PRD, mucha gente que nunca había militado en ningún partido; integrantes de organizaciones sociales de lucha; profesionistas, clase medieros, obreros, campesinos, amas de casa, taxistas, universitarios, sindicalistas.

Con esto MORENA Chihuahua cumple con la tarea asignada para la construcción del movimiento como partido político nacional. Y lo cumple rebasando las expectativas y los cálculos, de ahí el reconocimiento público de López Obrador en su discurso a las y los militantes de MORENA: “Me rindo ante ustedes…”

Aun con el buen sabor de esta meta cumplida para MORENA Chihuahua llega la hora de la responsabilidad. Cubierto lo formal-jurídico  el movimiento tiene frente a sí una serie de desafíos-compromisos ante la sociedad chihuahuense, que no permiten ni cruzarse de brazos ni dormirse en los laureles.

El primero de ellos es que MORENA permanezca fiel a la gente, al pueblo de Chihuahua, en primer lugar. Que su prioridad sea escuchar, empatizar con los problemas, los agravios, las demandas, los sueños de las y los chihuahuenses. Que los programas, los proyectos, las luchas de este movimiento-partido sean definidos en primera instancia por lo que aqueja, preocupa o inspira a nuestras y nuestros coterráneos, no por lo que se defina en las cúpulas partidarias centrales. No es que lo nacional-global se relegue, sino que se vea cómo lo local, lo que las personas viven en el aquí y en al ahora actualiza los procesos nacionales y planetarios. El lamentable y vergonzoso caso de las y los legisladores del PRI y de sus partidos aliados que acaban de aprobar el aumento del IVA del 11 al 16% en la frontera es ejemplo de esta defección de lo centrado en la gente a lo centrado en las cúpulas de Peña o de Videgaray. MORENA ha de comprometerse con la problemática de los derechos humanos, de los feminicidios, de los despojos de los recursos naturales y del agua; de la falta de oportunidades para niños y jóvenes, de la falta de empleos dignos, no sólo con la crítica, también con la propuesta razonada. Viable.

No menos importante es el desafío de la democracia, como objetivo,  como forma de vida y de relación cotidianas. La democracia se ha estancado en nuestro país y ha involucionado en estados como el nuestro. A esto ha contribuido lapartidocracia de manera muy clara, por eso el MORENA debe romper esta lógica y ser democrático hacia dentro y hacia fuera. Se ha dicho que en MORENA no se admiten los nepotismos, ni los amiguismos…habría que señalar además que ni los centralismos, ni los protagonismos, ni los caudillismos, ni los sexismos. El trabajo hacia el interior es, por lo tanto, muy arduo para erradicar o vedar la entrada a todos estos ismos. Hay que combinar los tres componentes básicos que Hebert de Souza Betinnho, consideraba en la democracia: igualdad, participación y diferencia. Igualdad de oportunidades, de derechos y de obligaciones; participación de todas y de todos desde las instancias de base, abierta a la crítica, al debate,  impulsora de la propuesta; reconocimiento, respeto y respaldos a la expresión de las diferencias, no invisibilización de las mismas. MORENA será creíble en su exigencia de democracia hacia los poderes constituidos en la medida en que haya un compromiso efectivo, continuo y progresivo por encarnar en sí mismo los valores democráticos.

Muy necesario es también para MORENA el desafío de la Ética pública. Los valores de honestidad, frugalidad, coherencia entre lo que se dice y lo  que se hace, sencillez, veracidad, transparencia, compromiso con los débiles, con la comunidad de seres vivos, con los derechos y la dignidad de la persona, con la no violencia,  deben traducirse en el actuar privado y público, individual y colectivo de quienes participan en MORENA.  La ciudadanía, con mucha razón, está harta de la arrogancia, soberbia, dispendio de la clase política y piensa que todos los políticos son iguales. No es con discursos como se va a convencer de lo contrario, sino con el actuar cotidiano de quienes se identifiquen con el movimiento y de éste cuando se manifieste como tal.

No es fácil, repetimos hacer todo esto. No es fácil promover la discusión, el debate, el respeto a la diferencia y a la vez ser efectivos y no dar la imagen externa de división, de alegatos sin fin. No es fácil acceder a los puestos de elección popular y a la vez seguir promoviendo los cambios necesarios desde la participación de la gente. No es fácil, conjugar la transformación cotidiana y desde la base de la sociedad, con el acceso progresivo y pacífico del poder.

MORENA Chihuahua tiene con qué hacerlo: la entrega, la mística, la superación de las diferencias internas que se mostraron en la preparación y realización de la Asamblea Constitutiva del 26 de octubre así lo atestiguan. Hay gente dispuesta, comprometida, eficiente y soñadora a la vez. Ellas y ellos son un excelente motor de arranque para la construcción de una izquierda partidaria digna, en y de Chihuahua. MORENA no puede darse el lujo de decir que va a ser un partido diferente; no hay de otra más que ser y actuar como un partido diferente.

 

 

 

 

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Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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