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Mata a su hijo a golpes por no memorizar el Corán

Un tribunal de Gales condenó a cadena perpetua a una mujer acusada de haber golpeado a su hijo de siete años hasta la muerte por no memorizar varios pasajes del Corán.

Sara Ege, de 33 años y residente en Cardiff (Gales), fue declarada culpable de haber matado a golpes a su hijo Yaseen y posteriormente haber quemado su cuerpo en julio de 2010.

La sentencia del Tribunal Superior de Cardiff se conoció tras cinco semanas de juicio en un caso complejo lleno de contradicciones en las declaraciones de la madre, que en un principio admitió el delito para después asegurar que fue obra de su marido.

En sus declaraciones, según fuentes judiciales, la mujer insistía en que la familia de su marido, Yousuf Ege, le había obligado a asumir la culpa del crimen pero que en realidad lo cometió él.

Aunque inicialmente los padres sostuvieron que Yaseen murió en un incendio, un examen forense determinó que había fallecido horas antes, algo que la mujer admitió frente a la policía.

El pequeño había sido inscrito en la mezquita local para convertirse en «Hafiz» -un experto en islám que memoriza el Corán- siguiendo así los pasos de su madre, que siendo niña participó en concursos donde demostró su conocimiento del libro religioso recitando pasajes enteros de memoria.

Sin embargo, según reconoció ante el tribunal, la dificultad que Yaseen mostraba para recordar varios fragmentos la «frustraba cada vez más» y, movida por la cólera, golpeó al pequeño hasta que éste se derrumbó mientras murmuraba extractos del Corán.

Cuando regresó a ver al niño diez minutos después, éste estaba temblando en el suelo, donde murió a causa de las heridas internas que sufrió en la zona abdominal.

La mujer, que recibió conmocionada la sentencia, aseguró ser una «madre brillante» y tuvo que ser ayudada a salir de la sala.

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Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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