El hábito crónico de comerse las uñas (onicofagia) no es sólo tema estético sino un problema de salud. Este padecimiento afecta a toda clase de personas, se trata de un transtorno nervioso, una patología de carácter psicológico tanto en adolescentes como en adultos y como tal precisa de ayuda especializada.
La Secretaría de salud, interesada en el cuidado y atención de la población, exhorta a mantener un estricto cuidado en este tema sobre todo en niños, ya que son los más propensos en llevarse las manos a la boca provocando la transferencia de hongos, bacterias, virus o infecciones que pueden afectar tanto a la uña como llegar a la mucosa oral provocando daños a la boca y encías.
Como se menciona anteriormente esta mala costumbre daña los labios, pero también dientes, dedos y uñas, pues el mordedor compulsivo puede comer también la cutícula y la piel alrededor, provocándose heridas por donde puede sufrir infecciones por microbios y virus, así como perjudicar la adamantina sustancia frontal de los dientes, aumentando la caries en la zona.
Como caso extremo, la uña puede llegar a un punto en el que no crecerá más quedándose pequeña y el dedo ensanchado o llegar a comerla tanto que tienda a retirar su uña hasta dejar la piel al descubierto.
Siendo una de las partes del cuerpo que más suciedad contienen, es importante lavarlas constantemente y cortarse las mismas de forma adecuada.
Seis pasos para el lavado correcto de manos:
Usa jabón de preferencia líquido, si no tienes utiliza jabón de pasta en trozos pequeños.
Talla enérgicamente las palmas, el dorso y entre los dedos.
Lávalas por lo menos 20 segundos sin olvidar la muñeca
Enjuaga completamente
Seca las manos con papel desechable
Cierra la llave del agua y abre la puerta del baño con el mismo papel, después tíralo en el bote de la basura.
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